Una de las primeras
decisiones del gobierno de Partido Popular fue la aprobación de la Reforma
Laboral (RL) que supuso una reducción drástica de los derechos de los
trabajadores y un importante incremento de las atribuciones de los empresarios.
En una España en crisis
donde los Expedientes de Regulación de Empleo se multiplican al amparo de esta
reforma, todos los asalariados españoles estamos afectados por ella de una u
otra forma, todos, excepto a los empleados del PP, que deben tener
unos derechos diferentes al resto de los ciudadanos.
Lejos están los años del
Tamallazo en los que el entonces Secretario General (SG) del PP en Madrid tuvo
que buscarse un apaño, un tanto casero, en una copistería para mantener el alta
en la Seguridad Social, que había perdido al dimitir como alcalde de
Majadahonda para poder mantenerse como consejero de Cajamadrid. Aquella chapuza
fue seguramente la puntilla de su carrera política.
Ahora parece que los
tiempos han cambiado, de la miseria de tener que buscar un amiguete para que le
pague la Seguridad Social al SG de Madrid, el PP ha pasado a tener una
relación laboral espléndida con sus trabajadores más cualificados.
Su presidente y los
miembros de la cúpula del Partido tuvieron subidas salariales
espectaculares, cercanas al 30%, en una época en la que los
trabajadores con más suerte teníamos el salario congelado, mientras que los
menos favorecidos veían desparecer sus puestos de trabajo.
Pero la seguridad
en el empleo alcanza en el PP valores estratosféricos, mientras la RL
ha modificado sensiblemente las causas de despido, permitiendo a la patronal
despedir casi por cualquier cosa, el PP protege los derechos de sus
trabajadores de una forma absoluta.
Jesús Sepúlveda, alcalde
de Pozuelo hasta que tuvo que dimitir, lo mismo que los alcaldes
populares de Majadahonda, Boadilla del Monte y Arganda, en Marzo de 2009 por
su imputación en la trama Gurtel, volvió a su puesto de trabajo en la
calle Génova, donde parece que el choriceo no es falta laboral. Allí ha
ocupado un puesto de asesor en no se sabe qué, que ejercía cómodamente
desde su casa, hasta hace pocos días en que se descubrió el pastel y
fue despedido, no se sabe si de forma procedente o procedente, si con
seguridad social incluida o sin ella. Cuatro años cobrando de la nómina del PP
por que, según Carlos Floriano vicesecretario general, ¡¡había que
respetar sus derechos laborales!!.
El tesorero Bárcenas
también ha recibido un trato muy favorable. Supuestamente, pues aparecen ahora
informaciones contradictorias, fue despedido hace dos años con dos anualidades
(400.000€) y el pago de la Seguridad Social, lo que parece apuntar a un despido
improcedente y con ¡¡seguridad social!! figura desconocida en el
derecho laboral, que hace surgir las dudas de si ha sido realmente despedido o
ha seguido en nómina hasta finales de 2012. Curiosamente sus apuntes se empiezan
a filtrar poco después de dejar de cobrar.
El tratamiento tan
favorable que tienen los empleados de Génova se extiende también a otros
"empleados" del PP colocados en las instituciones que controlan.
Un caso reciente, es el del joven espía popular condenado en Cuba a cinco
años de prisión por la muerte por imprudencia del disidente cubano, al
que iba supuestamente a apoyar. Entre las gestiones hechas en favor de este
personaje, que ha conseguido la extradición y el tercer grado penitenciario en
un espacio de tiempo tan corto que podría figurar en el libro Guiness de los
records, está la reserva de su puesto de trabajo de asesorar en no se
sabe qué, la misma categoría laboral que Sepúlveda, en una junta de
distrito del ayuntamiento de Madrid.
La forma en la que el PP
trata a sus altos empleados, aunque estén imputados en asuntos, por decirlo
suavemente, poco claros, choca con la RL que permite despidos por lo que llaman
causas objetivas con la máxima facilidad. Ya quisiéramos los trabajadores
españoles disfrutar de unos derechos laborales como los que
disfrutan estos empleados del PP. Ya les gustaría a muchas empresa, también muy
afectadas por la crisis, poder hacer unas subida salariales como las que
hace el PP.
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