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11 junio 2013

Multinacionales españolas en Bangladesh



Aunque la deslocalización de la fabricación de ropa y otros productos en países asiáticos como Bangladesh, buscando mano de obra más barata, sea una tendencia inevitable en nuestra sociedad, debe tener unos límites claros que pasan, desde luego, por que no haya condiciones de esclavitud, ni en los salarios, ni en los horarios, ni tampoco en las condiciones de seguridad e higiene de los lugares de trabajo.

Hace unas pocas semanas, aunque ya haya desaparecido de la actualidad diaria, se derrumbó una fábrica de ropa en la Rana Plaza de Dacca, Bangladesh, que causó la muerte de más de 1.000 trabajadores. Este accidente, el más grave en la historia de Bangladesh, venía después de un incendio que destruyó otra fábrica textil en Tazreen, y causó la muerte de 112 trabajadores en Noviembre del año pasado.

En los meses siguientes al incendio de Tazreen, se produjeron otros "incendios menores" en otras fábricas textiles de este país, uno de los más pobres del mundo, que obtiene el 17% de su PIB y el 70% de sus exportaciones de la confección de ropa para multinacionales occidentales, entre ellas las Españolas Mango, Inditex y El Corte Inglés.

El descubrimiento de la complicidad de estas empresas en la tragedia de Bangladesh, produce una cierta sensación de culpabilidad, pues cualquiera puede estar utilizando ropa confeccionada en unas condiciones laborales tan lamentables, y manchada por la sangre de estos trabajadores.

La primera reacción es boicotear estas marcas pero, aparte de las dificultades prácticas que tiene, de tener éxito, hundiría más en la miseria a Bangldesh y otros países emergentes.

En ese sentido hay que felicitarse por el Acuerdo Marco Mundial suscrito por sindicatos internacionales, ONGs como Ropa Limpia, y por 39 compañías internacionales de distribución de moda de todo el mundo, incluidas, afortunadamente, las tres españolas citadas, para mejorar la seguridad de los edificios y aumentar la seguridad en la industria textil de Bangladesh. Lamentablemente algunas compañías norteamericanas se han quedado al margen.

El acuerdo reconoce la necesidad de que el gobierno de Bangladesh, el sector de la confección «Ready-Made Garment» (RMG) de Bangladesh, los propietarios de marcas y minoristas y los trabajadores trabajen juntos para crear un entorno laboral seguro y sostenible para la industria de RMG de Bangladesh.

El acuerdo establece un plan de dos años que será dirigido por una comisión multisectorial con el fin de establecer un programa de capacitación en las fábricas; facilitar la creación de comités de salud y seguridad en las fábricas; revisar los reglamentos y su cumplimiento; las condiciones de los edificios existentes; desarrollar un procedimiento para las denuncias de los trabajadores y el mecanismo para que puedan informar de los riesgos de seguridad y para la salud; y asesorar a un inspector jefe.


La OIT ha estimado unas indemnizaciones de 77M$ USA para cubrir las indemnizaciones de los damnificados. Aunque hay compromisos del gobierno bengalí, de algunos gobiernos europeos y de algunas multinacionales no se han cubierto todavía los fondos necesarios.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ya ha empezado a presionar a los gobiernos de Camboya e Indonesia para que también mejoren la seguridad de sus fábricas y elaboren medidas antiincendios.

Si estas medidas se abren camino, el efecto de externalizar la producción en países emergentes puede contribuir de forma positiva a su desarrollo. Si se les sigue tratando como esclavos perderemos la actividad en los países occidentales y, a cambio, no se producirá desarrollo social en ninguna parte.

En la memoria de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) del año 2009 de El Corte Inglés, única disponible, hay un compromiso de conseguir que en el año 2012 todos sus proveedores extranjeros de China, India, Turquía, Tailandia y Bangladesh cumplan con las obligaciones del código de conducta BSCI, .

Inditex plantea cosas parecidas en su memoria y el grupo Mago presenta incluso un código de conducta social y laboral para fabricantes y talleres de producción, basado en los criterios de la OIT

Estos compromisos, a la vista de los sucesos de Rana Plaza, no se han cumplido en absoluto. Son pura propaganda sin ningún valor real.

Las empresas españolas que externalizan su producción, no pueden conformarse con proclamas teóricas de RSC, tienen que cumplir sus compromisos y propiciar unas condiciones laborales a sus trabajadores extranjeros, justas y seguras

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