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29 abril 2014

El bipartidismo, una leyenda úrbana

La capacidad de muchas organizaciones políticas de crear debates absurdos y de los brillantes medios de comunicación que tenemos en España de hacerse eco de ellos y repetirlos como un mantra, no parece tener limites.

Uno de estos mantras que de tanto repetirlo los partidos pequeños y colectivos "tan representativos" como el 15M, se han convertido en una leyenda urbana y parece de una evidencia absoluta, es el del bipartidismo.

En los países que tienen un sistema electoral de tipo mayoritario, las barreras de entrada para terceros partidos son muy fuertes, pero, cuando el sistema  electoral, como en el caso de España, es de tipo proporcional, las barreras no son infranqueables.

En las elecciones generales, el pequeño tamaño de algunas provincias hace que en ellas sea muy difícil que el  tercer partido obtenga representación, pero no ocurre así en municipales, autonómicas y mucho menos en las Europeas y sin embargo, la proporción entre partidos mayoritarios y partidos pequeños, es muy parecida. Incluso ahora, que lo que  llaman bipartidismo dicen que está en crisis, las diferencias siguen siendo muy importantes.

Los electores pueden no estar satisfechos con la actuación política de uno o de los dos partidos mayoritarios, que son los que han tenido ocasión de gobernar, y decidir apoyar a un tercer partido, que se supone aspira a poder gobernar o, lo que es equivalente, formar parte de un nuevo bipartidismo, por ejemplo el sorpasso que predicaba Julio Anguita hace unos años.

Por mucho que un eslogan que ha tenido éxito, parece que lo que prima son los eslóganes simples en vez de las posiciones políticas más elaboradas, diga que el PP y el PSOE son lo mismo, no hace falta argumentar que se trata de una simpleza propagandística que no se sostiene y que los dirigentes serios deberían evitar utilizar, aunque no lo harán porque la tentación de recurrir a la consigna fácil y demagogia debe ser irresistible.

Pasar de ser un partido pequeño a formar parte de los partidos dominantes no es tarea fácil, pero tampoco imposible, en España  el PP pasó a ocupar el lugar que tenía UCD al inicio de la transición y en otros países de nuestro entorno, como Italia, el PD, anteriormente PCI, pasó a ocupar el puesto dominante de la izquierda italiana después de muchos años de dominio del PSI.

En democracia, lo deseable es que los ciudadanos voten en positivo por el partido que más los convenza, a veces se vota en negativo, para evitar que gane el adversario pero, lo que propone esta boutade de eslogan es votar en supernegativo, no votar ni a un partido ni a su contrario sino a otro distinto sea el que sea. Esta posición lleva casi inevitablemente, a llamar a la abstención, que es lo que tristemente acaban haciendo muchos ciudadanos.

Si los partidos mayoritarios tenemos muchas dificultades para levantar cabeza pues los electores han perdido la confianza en el PP y no se fían de que los socialistas hayamos rectificado los errores que nos llevaron a perder el gobierno hace tres años, y los partidos nuevos emergentes y los pequeños de siempre se limitan  a postularse por exclusión.

 ¿Que opciones les quedan a los ciudadanos?

En las próximas elecciones europeas nos jugamos mucho, pues nuestra vida diaria depende cada vez más de lo que pase en Bruselas. Desde el punto de vista progresista sería necesario que se eligiese un presidente de la Comisión progresista, que dada la correlación de fuerzas existente en Europa tendría que ser el socialdemócrata Martin Schultz, aunque necesitaría contar con el apoyo de los Verdes y la Izquierda Unitaria.

Parece difícil que se vaya a votar con entusiasmo el próximo 25 de Mayo, pero los ciudadanos progresistas tendrían que votar con la cabeza pues otra comisión gobernada por la derecha practicando el austericidio sería nefasta para Europa.

Soy consciente de que, a pesar de mis argumentos anteriores, estoy propugnado un voto negativo como mal menor, pero, así están las cosas.

1 comentario:

  1. Siempre el mismo tema, la derecha vota unida desde sus extremos, extrema derecha -centro. Y la izquierda dispersamos nuestro voto en distintas opciones, todas ellas respetables. Otra vez el voto útil. ¿No habría la posibilidad de votar diferente y llegar a acuerdos para gobernar desde la izquierda?

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