Los dos forman parte, también, de mi historia personal y su muerte me recuerda que con 68 años tengo ya más pasado que futuro y, aunque no por ello tengo intención de pasar a la reserva, si conviene de vez en cuando recordar que mi época está pasando a la historia y toca, al menos de vez en cuando, recordar el pasado. El fallecimiento de estos compañeros, que fueron significativos en mi vida es una ocasión propicia de hacerlo y para rendirles homenaje.
Conocí a Manuel Valbuena en Standard Eléctrica donde empecé a trabajar en 1970. En poco tiempo me incorporé a CC.OO y al PCE donde coincidí con él, ya dirigente sindical de la factoría de Villaverde. Durante aquellos años participamos activamente en todas las luchas sindicales y políticas de la transición en las que Standard Eléctrica, junto con otras fabricas del metal, tuvo un importante protagonismo.
Coincidí política y sindicalmente con Valbuena en muchas ocasiones y discrepé en muchas otras, debido seguramente a nuestro distinto origen que nos hacía ver algunas cosas de forma diferente, Manolo era un obrero metalúrgico de pura cepa mientras que yo, junto con otros compañeros, formábamos parte de un conjunto de universitarios de clase media que veníamos de la universidad y teníamos otra cultura, lo que no fue obstaculo para que en muchas ocasiones esa mezcla diera frutos muy positivos. A pesar de las frecuentes discrepancias, nunca consideré a Valbuena como estalinista creo que era, como la inmensas mayoría del PCE de Standard, partidario de Santiago Carrillo, de hecho cuando se produjo la crisis del PCE de 1982, Manuel Valbuena formó parte de los que siguieron a Santiago.
La posterior deriva de Manolo hacia el deporte del culturismo, aunque sorprendente, no choca con su caracter voluntarioso de conseguir, como buen sindicalista, todo lo que se proponía a base de esfuerzo y paciencia.
Coincidí política y sindicalmente con Valbuena en muchas ocasiones y discrepé en muchas otras, debido seguramente a nuestro distinto origen que nos hacía ver algunas cosas de forma diferente, Manolo era un obrero metalúrgico de pura cepa mientras que yo, junto con otros compañeros, formábamos parte de un conjunto de universitarios de clase media que veníamos de la universidad y teníamos otra cultura, lo que no fue obstaculo para que en muchas ocasiones esa mezcla diera frutos muy positivos. A pesar de las frecuentes discrepancias, nunca consideré a Valbuena como estalinista creo que era, como la inmensas mayoría del PCE de Standard, partidario de Santiago Carrillo, de hecho cuando se produjo la crisis del PCE de 1982, Manuel Valbuena formó parte de los que siguieron a Santiago.
La posterior deriva de Manolo hacia el deporte del culturismo, aunque sorprendente, no choca con su caracter voluntarioso de conseguir, como buen sindicalista, todo lo que se proponía a base de esfuerzo y paciencia.
En aquella época del PCE los "carrillistas", aunque mayoritarios, no eramos un conjunto uniforme pues también allí había un sector más duro, entre los que se contaba Valbuena y un sector más blando y posibilista en el que estábamos los compañeros del sector técnico. Desconocía el hecho de que Valbuena hubiera tenido el nombre de guerra de José, por Stalin, pues en la época en que yo me incorporé ya no había nombres de guerra.
Mi relación con María Jara es posterior a mi salida de Standard, cuando empecé a militar en la Agrupación de Majadahonda ya en los ochenta, coincidiendo con los inicios de la democracia.
María junto con su marido, Elias, Remigio Berlanas y otros compañeros formaba parte de la generación de la postguerra, María murió con 95 años, que a pesar de haber sufrido la represión franquista en toda su intensidad, seguía colaborando con todo su corazón en todas las actividades del partido.
Después de mi salida del PCE he visto pocas veces a María y cuando he coincidido con ella siempre me ha reprochado mi salida del PCE, aunque siempre lo ha hecho con respeto y manteniendo todo su cariño.
Que la tierra os sea leve, compañeros.
Donde estoy seguro de que no coincidiste con Manolo es en el gimnasio
ResponderEliminarToda una vida de lucha compartida, de debate y colaboración, de defensa de los derechos ciudadanos; de ejercer la vida sindical y política. Esa política que ahora se denigra sin diferenciar a unos de otros. ¡Cómo se nota que muchos (medios de comunicación incluídos) no han participado de la acción política, ni han dedicado, al menos un tercio de sus vidas a la defensa de los demás, como han hecho estos compañeros.
ResponderEliminarLos años 70 fueron interesantes, pero muy duros y de mucho sufrimiento por la represión y las luchas hacia la democracia.
ResponderEliminarPersonas como los fallecidos y Alfonso consiguieron una España mucho mejor.
Entonces la esperanza de vida era de 70 años y ahora es de más de 80 años.
Por eso tod@s confiamos en que Alfonso viva aún muchos años - hace mucha falta en este mundo - y le pedimos que se cuide. Ejercicio físico (pasear, a ser posible con un perro), dieta mediterránea y ecológica (la leche de vaca hormonada está totalmente prohibida)y vigilarse la tensión arterial.
Y, sobre todo, sentirse muy querido que es la clave para una vida larga y feliz.