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25 abril 2017

El hundimiento del PSF


Poco nuevo se puede añadir a los análisis globales publicados sobre la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas. El dato fundamental, el paso a la segunda vuelta de Macron y Le Pen estaba ya descontado por las encuestas, que esta vez si estuvieron acertadas. El primer puesto de Macron supone  en todo caso un alivio moral, aunque no deja de ser preocupante el resultado obtenido por la ultraderecha con mas del 21%, que confirma que el "huevo de la serpiente se sigue incubando" aunque todavía no haya eclosionado". Es un segundo aviso después de las elecciones legislativas en Holanda.

Sorprende el buen resultado de Fillon, que, de no ser por su escándalo de corrupción podría haber disputado la presidencia a Le Pen con lo que tendríamos otra vez una segunda vuelta entre derecha y ultraderecha, el centrismo liberal de Macron, de alguna manera asimilable a nuestro Albert Rivera, supone un cierto alivio al menos temporal, hasta que la socialdemocracia vuelva a levantar cabeza.

El apoyo cerrado a Macron en la segunda vuelta, que esperemos acabe incluyendo también a los "podemitas franceses" de Mélenchon, garantiza que Le Pen no sea presidenta y el problema de la gobernanza se aplace para las legislativas de Junio

La mala noticia para los socialistas es el hundimiento del candidato del PSF sobre el que solo se han hecho análisis de "brocha gorda" y en buena parte interesados.

El candidato socialista Benoit Hamon, ganó con autoridad as primarias al candidato oficial del PSF, el primer ministro Valls, con unos planteamientos mucho más a la izquierda que los que había practicado el presidente Hollande, que renunció a presentarse a la reelección por sus escasas perspectivas.

Por tanto Hamon, aunque no le gustase, salía con la hipoteca de asumir los errores y fracasos del último presidente socialista.

En segundo lugar el stablishment socialista francés no le prestó ningún apoyo. El primer ministro Valls, por ejemplo, apoyó expresamente al candidato Macron, antes de la votación en primera vuelta.

En tercer lugar la división puesta de manifiesto en el PSF no es un factor que tranquilice a los electores.

En cuarto lugar, está la fuerza demostrada por Melenchon, que seguramente atrajo mucho voto socialista y la necesidad de parar a Le Pen.

Por último Hamon debió cometer algunos errores en la campaña, pues después de los debates, sus opciones cayeron con fuerza.

La tentación de proyectar los resultados del PSF a la situación española parece imposible de rechazar para algunos compañeros/as, que haciendo un análisis superficial e interesado, culpabilizan al programa de izquierda de Hamon el mal resultado obtenido, sin tener en cuenta otras consideraciones.

En primer lugar, aunque existan algunas semejanzas, la situación española no es la misma. Ciertamente Hamon al igual que Pedro Sanchez presenta un programa mucho más a la izquierda que el de su dirección y eso no gusta al stablishment dirigente ni aquí ni allí, pero aquí se acaban las semejanzas.

P. Sanchez se presenta a unas primarias como S.G. y los que votan son los militantes y, además, la hipoteca del apoyo a la investidura de Rajoy no la tiene que pagar él sino todo lo contrario, P.S, es el máximo exponente de la oposición a estas practicas de apoyar la investidura del presidente de un partido al que cada vez salen más casos de corrupción, sin que ninguno de los defensores de la abstención socialista haya mostrado ningún síntoma de rectificación.


1 comentario:

  1. Otra de las diferencias que hay que tener en cuenta es que los sistemas son distintos. En España no sería imaginable ver a Elena Salgado como vicepresidenta de Zapatero y a varios ministros haciendo campaña por Rosa Díez o por Albert Rivera en lugar de por Rubalcaba. En Francia el aparato del partido apoyó a un ex ministro socialista que se presentó por otro partido, pero en Francia se permite la doble militancia.

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