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12 junio 2017

Moción de censura en Madrid

Podemos-Madrid ha decidido seguir en la Comunidad la misma estrategia de órdago que Pablo Iglesias, sin tener cartas para ello y sin contar con los posibles compañeros de juego, y ha presentado una moción de censura en la Asamblea de Madrid.

Era evidente que las posibilidades que tenían de ganar la moción eran nulas pues no disponían más que de sus 27 votos y no habían hecho el más mínimo esfuerzo para ampliar sus apoyos. No obstante, son posibles otros motivos para presentar una moción de censura, como puede ser poner de manifiesto las deficiencias del gobierno de la comunidad o poner en valor su propio programa.

Sin discutir el derecho que tiene cada partido de desarrollar las estrategias que  considere oportunas, es tambien licito analizarlas y valorarlas desde el punto de vista político.

Aunque desde una posición de izquierdas siempre hay motivos para  criticar a un gobierno de derechas, no siempre está justificada una moción de censura, si no se dan, además,  otras circunstancias de medios y oportunidad.

En primer lugar, la situación de la Comunidad de Madrid es diferente a la del parlamento nacional. En Madrid la derecha (PP+Cs) obtuvo la mayoría de la cámara y se ganó el derecho a gobernar mientras que en el Congreso, el PP está en minoría.

En segundo lugar, el gobierno de Cristina Cifuentes no está salpicado por los escándalos del mismo modo que el de Mariano Rajoy. Actuaciones como las del ministro de justicia y la fiscalía o las amnistías fiscales, entre otros, no tienen parangón en Madrid y en cuanto a la corrupción, en el caso de Madrid, C. Cifuentes,  a trompicones y bajo la presión de Ciudadanos, ha trazado una "linea roja" que de momento, y sin que se pueda garantizar nada para el futuro, parece que ha frenado los casos de corrupción.

Además de inoportuna, el desarrollo de la moción fue lamentable, un circo como decía Cristina Cifuentes, pero con dos pistas: la de Podemos y la del Partido Popular.

Podemos enfocó su estrategia a denunciar de forma total la corrrupción sistemica del PP de Madrid que les inhabilita para gobernar, el detalle de todos los casos de corrupción mencionados solo tiene un fallo, pero fundamental, que se refieren a la época de I. Gonzalez y E. Aguirre, ignorando los propósitos de regeneración insistentemente manifestados por Cifuentes. Hay que reconocer que se han hecho algunos avances y, sin que haya que echar las campanas al vuelo, la etapa de Cifuentes no es comparable con la de Gonzalez. Es necesario reconocer algunos avances en Madrid y no limitarse a rebozarse en el fango del "cuanto peor mejor"

La respuesta del PP fue en el mismo tono demagógico, sacando todos los argumentos bolivarianos, poniendo al mismo nivel que los millonarios robos de Granados y Gonzalez, las corruptelas del piso de Ramon Espinar, o el fraude a la seguridad social de Pablo Echenique, y descalificando sin venir a cuento la gestión de M. Carmena en el Ayuntamiento de Madrid. El circo popular acabó con el abandono del hemiciclo de todo el PP que se rasgó la vestidura por lo que consideraron un insulto de R. Espinar.

Hubo un momento ridículo en que los consejeros del gobierno, que salieron en tromba a defender sus logros, utilizando una aplicación muy discutible del reglamento que les permitía intervenir en cualquier momento, estuvieron debatiendo entre si y con el portavoz del PP ante la pasividad de los portavoces de Ciudadanos y del PSOE, que tuvieron el buen sentido de intervenir lo mínimo indispensable, evitando así formar parte del espectáculo, como era lógico Cs votó contra la Moción y el PSOE se abstuvo. 

En definitiva un debate para olvidar que recordaba los lamentables enfrentamientos semanales de la legislatura anterior en los que T. Gomez e Ignacio Gonzalez se intercambiaban insultos y descalificaciones todos los jueves para desesperación de los madrileños.

El debate no ha favorecido a nadie, ha sido una nueva demostración de lo que no hay que hacer. En la situación actual una moción de censura necesita la implicación del PSOE y de Cs si no está condenada al fracaso. Un ejemplo claro lo tuvimos en Murcia, donde estuvo a punto de triunfar la moción presentada por el PSOE al ser imputado por corrupción el presidente murciano. El PP resistió todo lo que pudo pero, finalmente, tuvo que ceder y entregar la dimisión del presidente.

Si está moción era un ensayo previo a  la que se discutirá en el congreso dentro de pocos días, habrá que esperar, sin mucha confianza, que se rectifiquen los planteamientos.


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