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22 marzo 2020

ALARMA ¡VIRUS!

Hace poco más de dos meses llegaban de China unas imágenes espectaculares: calles  vacías, desinfecciones completas de las ciudades y noticias del confinamiento en sus casas de millones de ciudadanos. Hoy esas imágenes se están reproduciendo en España y se van a ver más todavía después de decretarse el Estado de Alarma en todo el país.

Si ahora China está empezando a salir de la epidemia, significa que las duras medidas que se tomaron han acabado por tener un efecto positivo y eso justifica su aplicación en España, Italia y seguramente, en muchos más países. No voy a entrar en el debate de si se ha actuado en el momento oportuno o habría que haberlo hecho antes, no creo que sea oportuno. El gobierno ha actuado siempre siguiendo las indicaciones de los médicos expertos y es muy difícil acertar con el momento exacto, aunque siempre habrá "sabios de barra de bar" que lo hubieran hecho mejor, lamentablemente hay que contar entre estos sabios al lider de la oposición, cada vez con un discurso más demagógico y, sobre todo, más intrascendente.

La declaración del Estado de Alarma tiene dos elementos claves:
  • Limita al máximo la libertad de circulación de los ciudadanos, permitiendo solo los desplazamientos imprescindibles. Para ello delega en los ministerios competentes, Movilidad, Interior y Defensa, estos dos últimos para garantizar la aplicación de las medidas.
  • Otorga  la gestión y el control de todos los recursos sanitarios del país, sean públicos o privados, civiles o militares al ministro de sanidad  para que la batalla contra el virus se libre con todos los medios disponibles en España.
En definitiva, confinamiento de la ciudadanía para cortar la propagación de la infección y  unificación  de todos los medios disponibles para vencer a la epidemia.

La pandemia del coronavirus ha revelado algunas insuficiencias graves de carácter estructural que habrá que corregir cuando termine la crisis.

Una de ellas es la escasez de recursos humanos y materiales de nuestro sistema sanitario, compensados por la enorme dedicación y entrega de sus profesionales. La falta de personal sanitario está siendo completada reclutando sanitarios jubilados, médicos y ATS sin el MIR, médicos de otros países en tramite de homologación de sus títulos y hasta estudiantes de medicina de los últimos cursos. Hay pocos datos sobre el papel que está jugando la sanidad privada que el gobierno ha obligado a movilizar, esperemos que su incorporación sea rápida y eficaz.

Otra insuficiencia grave está siendo la gestión de las residencias de la tercera edad en las que no se han tomado las medidas de protección necesarias para un colectivo que es, sin duda, el más vulnerable.
En los últimos tiempos, antes de la epidemia, ha habido denuncias frecuentes de la mala gestión de muchas de estas residencias y, ahora con la epidemia del coronavirus, se han puesto en primer plano. La privatización y la adjudicación de la gestión de las residencias públicas con precios muy bajos a potentes grupos empresariales que solo buscan el mayor rendimiento económico, está detrás de estas insuficiencias.

En cuanto a la escasez de recursos materiales, empieza a ser grave la falta de UCIs y respiradores que puede obligar a tener que seleccionar la forma en que los enfermos vayan a ser atendidos, y la escasez de kit de detección de PCR (proteína C reactiva) que indican si se está o no infectado.

Se están movilizando los recursos de la sanidad militar y de los  sistemas de emergencia y se están buscando en otros países, especialmente China, cuya solidaridad está siendo digna de todo agradecimiento.

Más sorprendente es la falta de mascarillas y EPIS, equipos de protección individual, por ser elementos que no tienen ninguna complejidad tecnológica, pues son simplemente sencillas prendas textiles. Sin embargo, la globalización ha hecho que todos estos elementos se importen desde China y otros países orientales y no tengamos capacidad de sustituirlos facilmente en una situación de necesidad como la actual. En este caso la globalización se ha llevado a limites inadmisibles que no nos está permitiendo tener un suministro autónomo de estos productos tan necesarios en estas circunstancias.

Hay que poner en valor la colaboración inestimable de la UME, y otras unidades militares, que no solo están haciendo funciones de  apoyo al orden público sino también se ocupan de labores de desinfección y de colaboración sanitaria, como la instalación de un gran hospital de campaña en IFEMA (Madrid), complementando las limitaciones de la sanidad madrileña.

Valorar también la actitud positiva de la inmensa mayoría de la población que está aceptando las medidas de confinamiento con paciencia, resignación, solidaridad y hasta buen humor. La actitud incívica de algunas personas, excesivamente publicitada por los medios, no debe ocultar el buen comportamiento de la inmensa mayoría. Los árboles deben permitirnos ver el bosque.

Aunque el gobierno esté haciendo una gestión de la crisis correcta, la curva de infectados no deja de crecer, una de las causas está sin duda en los contagios que puedan producir personas que tienen una infección asintomática. Para reducir estas infecciones es imprescindible que se hagan muchos más test PCR a toda la población que tenga algún síntoma, para aumentar el grado de confinamiento. No hay que descartar que sea necesario a corto plazo la prohibición de toda actividad económica no esencial, con lo que la circulación de personas se reducirá al mínimo.


#quedatencasa


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