Este anuncio se produjo en el marco de los continuos insultos y descalificaciones que está sufriendo y que han llegado a afectar a su vida privada y a la de su familia.
La sorpresa se debe tanto al contenido de la carta como al formato de la comunicación.
El formato, en forma de carta publicada en la red X, ha molestado principalmente a los medios de comunicación, seguramente por sentirse apartados de su tradicional función de intermediarios en la transmisión de la información. Las razones del presidente para utilizar este peculiar método de comunicación directa con la ciudadanía no han sido explicadas, pero es posible que expresen su preferencia, en este caso, por un procedimiento de comunicación directa que limite, aunque sea imposible de evitar, las peculiares interpretaciones de los "todólogos" habituales: la carta es pública y cualquiera puede leerla directamente, sin necesidad de intermediarios.
La carta de Pedro revela las dudas de un presidente largamente acosado por infamias y mentiras hasta convertirlo, a juicio de las derechas y de una parte de la ciudadanía, en un ser diabólico que, como el infierno, es el "conjunto de todos los males sin mezcla de bien alguno".
El ataque a su esposa, Begoña Gómez, no es ni el mas grave ni el mas peligroso que ha recibido, pero constituye la ultima gota que acaba de llenar el vaso.
Es fácil identificar la estrategia y la finalidad que hay en este ataque: una asociación de ultraderecha, Manos Limpias, presenta una demanda judicial basada en recortes de prensa ante un juez elegido por su sensibilidad para admitir este tipo de demandas, que además se olvida de dar cuenta a la fiscalía. Con esta operación los inductores, PP y Vox, ya tienen un pretexto sólido para citar a Begoña puesto que hay una demanda judicial que lo justifica, aunque la tenga muy poco recorrido, la prensa afín va a publicitarla, creando un clima propicio para la citación.
La derecha pretende estar convencida de que se trata de una estrategia propagandista, pero, una lectura detallada de la carta demuestra que el presidente ha decidido compartir sus sentimientos. Es una operación arriesgada en la que muestra su lado humano, aunque políticamente le debilite.
La carta tiene un giro sorprendente al final, en vez de plantear su dimisión directamente se define un plazo de cinco días para tomar una decisión, lo que puede explicarse de dos formas. La primera es que una dimisión directa, sin contar ni con el gobierno ni con el partido, hubiera sido una irresponsabilidad que habría desencadenado un cataclismo mucho mayor que el provocado por la carta actual; la segunda tiene un componente táctico pues podría pretender observar la reacción de la dirección de partido, el gobierno, los aliados del gobierno y los militantes ante una posible dimisión, el hecho de que haya sido una reacción masiva y unánime ha sido, como el mismo presidente ha reconocido, un factor determinante en su decisión final. Pedro Sanchez sabe ahora que no esta solo y que somos muchos los que le apoyamos activamente en su tarea.
Para intentar salir del fango provocado por los ataques continuos y desaforados de las derecha, la carta del presidente anuncia un cambio de actitud en las relaciones políticas.
hasta las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo de 2023, la actitud del gobierno fue de del tipo de "poner la otra mejilla", el PP atacaba sistemáticamente y el gobierno contestaba en contadas ocasiones, esta actitud poco beligerante fue seguramente determinante para el mal resultado que obtuvo el PSOE en estas elecciones, pues una buena parte de la ciudadanía pudo sacar la conclusión del refranero:"el que calla otorga" y favorecer con su voto a los partidos de derechas. La rápida reacción del gobierno de convocar rápidamente elecciones generales consiguió parar el golpe y conseguir un triunfo, ajustado y complicado para la izquierda, pero triunfo al fin y al cabo.
A partir de la constitución del nuevo gobierno, después la la pantomima del PP intentando supuestamente formar el suyo, el PSOE cambio el perfil de algunos ministros y empezó a hacer frente de forma mas activa a las continuas provocaciones del PP. El resultado no ha sido bueno pues ha contribuido a la creación de un modelo de relaciones en el que aparentemente todos somos iguales y, dada la gran proliferación de medios de comunicación que controla la derecha, se extiende la opinión contraria y la izquierda aparece incluso como mas culpable.
La decisión del presidente de "aguantar el chaparrón" y seguir adelante parece que irá acompañada de un conjunto de medidas políticas que puedan modificar la situación.
La primera medida tiene que ser la renovación del CGPJ cambiando el procedimiento de elección de sus miembros si en la próxima sesión con la Comisión Europea no se consigue un acuerdo.
La segunda medida tendría que ir enfocada a regular las subvenciones a la prensa desde las instituciones oficiales suprimiendo las otorgadas a los medios que propagan sistemáticamente bulos e infundios.
Una tercera medida estaría orientada a ejercer un mayor control en la redes sociales.
Otras medidas, mas difíciles de poner en marcha pero que habría que plantear, serían las de proponer un pacto entre partidos para limitar las descalificaciones sistemáticas.
Para poner en marcha estas prácticas es necesario que el gobierno predique con el ejemplo y evite al máximo respuestas agresivas a los ataques de la derecha. Sería interesante también que los medios de comunicación contribuyeran a la tarea y evitasen la propagación de bulos y falsedades.
Solo si la opinión pública valora esta actitud y penaliza a los que se mantengan en la descalificación continúa, el panorama político podrá volver a normalizarse.
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