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19 septiembre 2012

Ofensiva para debilitar nuestra democracia


La democracia en España, con todas sus limitaciones, es un logro que ha costado mucho alcanzar después de una guerra civil y 40 años de dictadura.
No haría falta mencionar una obviedad de estas características si no fuera porque últimamente se están produciendo algunos movimientos que, de prosperar, pueden acabar debilitándola.
Las causas de estos ataques están en el alto grado de desprestigio que tiene en España lo que, de forma despectiva denominan "la clase política", debido, fundamentalmente, a su responsabilidad por el alto nivel de corrupción existente, según ellos inasumible.
Corrupción, según Transparencia Internacional (TI) es “el mal uso del poder encomendado para obtener beneficios privados. Esto incluye no solamente una ganancia financiera sino también ventajas no financieras”.
De acuerdo con esta definición, hay que admitir que, en los últimos años, ha habido en España muchos casos de corrupción y malas prácticas políticas. La corrupción afecta a varios partidos, aunque no a todos por igual, ni tampoco solo a representantes políticos, sino también a otro tipo de ciudadanos: banqueros, constructores, promotores urbanísticos, jueces,......y hasta a miembros de la Casa Real. En definitiva la corrupción afecta potencialmente a los que están en el poder o en su círculo cercano, y es imprescindible adoptar medidas políticas y sociales para combatirla.
Frente a estas actitudes deplorables hay que contraponer los miles de representantes políticos  de todos los partidos, que cumplen su función honestamente en todos los rincones de España, muchas veces sin ninguna retribución.
La corrupción no es solo propia de un país ni de una época, todos los países han tenido un cierto grado de corrupción a lo largo de su historia. En fuentes tan conocidas como wikipedia, existe una amplia referencia de la corrupción en España, que es bastante ilustrativa.
La pregunta a responder sería:
¿Es la España actual un país corrupto dentro del contexto mundial y europeo?
Para intentar responder a esta pregunta, recurro al Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) que elabora para casi todos los países del mundo la Organización Transparencia Internacional. Este índice se basa en encuestas internacionales de reconocida solvencia y evalúa el IPC entre 0, corrupción absoluta y 10, inexistencia práctica de corrupción.
En el informe de 2011, España ocupa el puesto 31 de los 183 países analizados con un IPC de 6,2, que corresponde al puesto 14, dentro de los países de la Unión. La puntuación de España coincide, casi exactamente, con la media de la UE.
El análisis por países nos sitúa por delante de Portugal, Grecia e Italia y de los países procedentes de la antigua Europa del Este.
Si analizamos la evolución temporal del IPC hemos evolucionado, desde una puntuación de 7,3 en 2006 hasta el valor actual de 6,2. Una pérdida de más de un punto en 5 años que coincide con el estallido de la crisis económica.
Las conclusiones más relevantes del informe de TI son:
·         Más de dos tercios de los países analizados tienen una valoración inferior a 5.
·         La primera posición corresponde a Nueva Zelanda, (IPC= 9,5) seguida por Finlandia y Dinamarca (IPC =9,4)
·         En el último lugar se ubican Somalia y Corea del Norte (IPC = 1)
·         Casi todos los países de la primavera árabe están en la mitad inferior del Índice, con una puntuación inferior a 4.
·         Los países europeos más afectados por la crisis obtuvieron puntuaciones más bajas que en años anteriores.
Con estos datos la conclusión que se obtiene automáticamente es: España está situada en la zona de menor nivel de corrupción del planeta, y tiene un IPC que coincide con el valor medio de dicha zona.
Evidentemente esta conclusión no nos lleva a defender en España no hay corrupción o que está no es importante. El más mínimo atisbo de corrupción ya es mucho y es imprescindible adoptar medidas para mejorar nuestros índices y acercarnos a los países más avanzados de Europa y del mundo. Pero, por otra parte, tampoco hay que rasgarse demasiado las vestiduras pues, en definitiva: España está en el nivel de corrupción que cabría esperar.
Esta conclusión plantea una segunda pregunta:
¿Quién y por qué está realizando una potente ofensiva contra nuestro sistema político que contribuye a generar una visión muy negativa de nuestro país?
Los ataques a la democracia vienen de diversas fuentes:

·         Desde supuestas posiciones de izquierdas, el movimiento 15M y otros grupos similares, proclaman consignas del tipo "No nos representan", defienden posiciones de democracia directa, más propias del anarquismo del siglo XIX que de una sociedad avanzada del siglo XXI o proponen movilizaciones como el bloqueo del Congreso.
·         Desde la ultraderecha mediática, (La Gaceta, Intereconomía), propagan incesantemente  informaciones sesgadas y tremendamente exageradas, sobre los políticos, la corrupción, etc.
·         Desde el PP, que propone en varias CC.AA. (Madrid, Galicia, Castilla La Mancha) la reducción del número de representantes en los parlamentos regionales, en algunos casos como Galicia, modificando la Ley para favorecer los distritos donde son mayoría.
·         Desde el Gobierno Central, que propone, como supuesta medida de ahorro, la drástica reducción del número de concejales de los Ayuntamientos y llegó a plantear poco antes de las elecciones generales, reducir a 300, el mínimo legal, el número de diputados en el Congreso.
Que desde posiciones de ultraizquierda o ultraderecha se adopten posiciones antidemocráticas puede considerarse que forma parte del guion, pero que desde el Partido Popular, que es con diferencia el Partido más implicado por la corrupción, se defiendan este tipo de medidas, es mucho más sorprendente.
Lo más lamentable de esta ofensiva es que el descontento creciente de los ciudadanos crea un clima propicio para la propagación de estas actitudes mucho más allá de los círculos interesados que las provocan.
Empiezan a aparecer "profetas sociales" que teorizan, con muy poco rigor sobre estos temas, uno de ellos acaba de publicar un artículo en el diario El Pais: "Una teoría de la clase política. El contenido de este trabajo es parcial, poco riguroso e interesado y no soy capaz de entender como un medio serio como El País lo publica a toda página, en domingo y con la entradilla en la portada. En una próxima entrada me ocuparé de este artículo.

1 comentario:

  1. Me ha gustado el análisis que se hace en este artículo. Es preocupante que desde ambas orillas se dude de la democracia y sobre todo se ataque a los políticos, que en general son personas comprometidas con la ociedad, aunque haya algunos que se aprovechen de su situación, pero son los menos. Eso lo sabe cualquiera que haya estado alguna vez coprometido.

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