Recientemente el diario El País publicó un articulo titulado "Teoría de la Clase Política", cuyo autor tiene un curriculum de gestor de hedge funds, fondos de inversión especulativos de alto riesgo, y anteriormente de Director de Gestión de Merrill Lynch.
El propósito del artículo es "argumentar la necesidad imperiosa y urgente de cambiar nuestro sistema electoral para adoptar un sistema mayoritario."
Este cambio es necesario, según él, debido al alto grado de corrupción de la clase política española que se ha convertido en lo que llama, "élite extractiva", concepto definido en un contexto muy diferente como justificaré más adelante.
Las premisas de partida, sobre las que se basa su argumentación, son muy discutibles pues para empezar, habría que demostrar que se entiende por "Clase Política".
Las clases sociales se caracterizan fundamentalmente por compartir un estatus, y por tanto unos intereses, de carácter socioeconómico, situación que no se da entre los miembros de los partidos políticos que tienen estatus muy diferentes unos de otros.
En cuanto a la calificación de "elite extractiva", toma la definición del reciente libro “Por qué fracasan las naciones,” de los economistas Acemoglu y Robinson que consideran que estas élites disponen de un sistema de captura de rentas que permite, sin crear riqueza nueva, detraer rentas de la mayoría de la población en beneficio propio". Esta definición se refiere a las élites dominantes en los Estados Fallidos, compuesta habitualmente por grupos étnicos o religiosos de carácter tribal, que absorben en su propio beneficio la inmensa mayoría de los recursos disponibles. Comparar España con países como Afganistán, Sudán o Somalia es una enorme exageración por muchos que sean los problemas económicos existentes en nuestro país.
En un alarde adicional de demagogia, el autor se hace a si mismo una serie de preguntas capciosas, incluyendo la respuesta negativa a las mismas.
Preguntas del tipo:
¿Cómo es posible que, tras cinco años de iniciada la crisis, ningún partido político tenga un diagnóstico coherente de lo que le está pasando a España?
Lógicamente cada partido tiene su diagnostico, que sea o no coherente y que nos parezca más o menos acertada es opinable. Otra cosa es que ni en España, ni en otros países, se haya encontrado una salida a la crisis. A lo mejor es que no es fácil.
Las restantes preguntas son del mismo estilo. Parece que, como un moderno D. Quijote, se dedica a lancear molinos, confundiéndolos con terribles gigantes.
Después de acabar con los molinos afirma: Los políticos españoles son los principales responsables de la burbuja inmobiliaria, del colapso de las cajas de ahorro, de la burbuja de las energías renovables y de la burbuja de las infraestructuras innecesarias. Estos procesos han llevado a España a los rescates europeos, resistidos de forma numantina por nuestra clase política porque obligan a hacer reformas que erosionan su interés particular.
El análisis de las cuatro "burbujas" que cita, es cuando menos parcial e incompleto. Para empezar esas cuatro supuestas burbujas no tienen todas la misma entidad ni pueden por tanto compartir el mismo análisis. Se puede admitir que la máxima responsabilidad en el colapso de las Cajas de Ahorro corresponde a los gobiernos de las CC.AA. que, de una u otra forma, nombraron a sus gestores, pero obviar en la burbuja inmobiliaria las responsabilidades de promotores y constructores y bancos parece excesivo.
Creo que es la primera vez que veo el concepto de burbuja de energías renovables. El apoyo institucional a estas energías esta justificada por el exceso de contaminación ambiental y la escasez de hidrocarburos. Que haya podido haber errores en la gestión de estas subvenciones no justifica hablar de burbuja en el mismo sentido anterior.
La construcción injustificada de algunos aeropuertos a mayor gloria autonómica, y de algunas autopistas de peaje que han resultado una ruina son evidentes errores de las CC.AA. pero parece exagerado llamarlas burbujas en el mismo sentido que la burbuja inmobiliaria.
La conclusión es sesgada y demagógica. El rescate es bueno para los ciudadanos pero el interés de los políticos no lo permite. Si en España la situación es mala, en los países rescatados es mucho peor, por ello tanto los ciudadanos como los políticos de la oposición o del gobierno hacen todo lo posible por evitarlo. ¿Está defendiendo el autor la bondad de un rescate económico a nuestro país?. Es posible que el rescate se realice finalmente pero en el mejor caso sería un mal inevitable no un deseo ferviente como parece pretender el autor.
Sigue el articulo con algunas consideraciones, algunas de ellas muy sesgadas, que no voy a detallar, para no correr el riesgo de ser tan largo como el articulo de referencia, sobre la transición española, los partidos, o las autonomías, obviando, por ejemplo, en este último caso la existencia de nacionalidades históricas en España, que había que considerar más allá de los trapicheos políticos que el autor ve por todas partes.
Con estos mimbres se saca de la manga una curiosa teoría: La clase política española no sólo se ha constituido en un grupo de interés particular, como los controladores aéreos, por poner un ejemplo, sino que ha dado un paso más, consolidándose como una élite extractiva. Vamos que nuestra "clase política" es similar a los jefes de las tribus de Somalia o Afganistán. ¡¡De Aurora Boreal!!
En el siguiente epígrafe se hacen negras profecías sobre la inevitabilidad de la salida de España del Euro, pues según este personaje hay sectores de los partidos mayoritarios presionando en este sentido, por su propio beneficio
Acaba el artículo haciendo una triple pirueta dialéctica con tirabuzón al proponer, como salida el cambio del sistema electoral proporcional a un sistema mayoritario, que generase una clase política diferente, más adecuada a las necesidades de España.
Afirmación que es totalmente gratuita pues no se sustenta en nada.
Reconoce que esto no es el bálsamo de Fierabrás y que los partidos pequeños desaparecerían con este sistema, pero no parece darle demasiada importancia a estos hechos.
El artículo me parece demagógico y falto de rigor como creo haber justificado en los pocos aspectos que he tocado, y contribuye a aun más a degradar de forma exagerada la imagen de nuestra democracia y de nuestras instituciones ante la opinión pública.
Hay que reconocer, y eso probablemente sea lo más peligroso, el éxito con que ha sido recibido por muchos ciudadanos, tal vez porque da una justificación teórica a una imagen negativa de nuestra sociedad que se está extendiendo por toda la ciudadanía, seguramente a causa de la crisis, la corrupción existente y su tratamiento mediático, orientado a descalificar a todos los políticos agrupándolos en una supuesta clase.
Creo que este articulo forma parte de esos ataques de intoxicación política
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