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17 octubre 2012

Malala



Parafraseando a Gabriel Celaya: La educación, como la poesía, es un arma cargada de futuro.
Que la educación es la base más firme que pueden tener los jóvenes para tener un  futuro mejor lo saben tanto los que luchan en favor de la educación como los que se oponen a ella con todas sus fuerzas.
El pasado lunes 8 de octubre, en el lejano Pakistán, se produjo un hecho que ha dejado huella en todo el planeta y que ha merecido la más profunda reprobación en todas las personas con un mínimo de sensibilidad, sean de donde sean y pertenezcan a la civilización que pertenezcan.
Los talibanes pakistaníes atentaron contra Malala Yousafzai, una estudiante de 14 años, cuando iba a coger el autobús de regreso a su casa a la salida de su escuela de Mingora. Un barbudo preguntó por ella y tras identificarla, le disparó un tiro en la cabeza.
Los médicos del  hospital militar de Peshawar lograron extraerle la bala, posteriormente fue ingresada en un hospital de Birminghan, donde se encuentra en fase de recuperación, que ojalá sea posible y no le deje  secuelas.
El delito de Malala que ofendió tan gravemente a los talibanes, fue estudiar y defender el derecho de las niñas paquistaníes a recibir una educación también en su comarca, el valle del Swat, al noroeste del país.
Todo se remonta a 2009, cuando la BBC empezó a publicar en urdu, lengua nacional de Pakistán, el diario que escribía Malala bajo el pseudónimo de Gul Makai (Flor de Maíz).
El blog reflejaba, con los ojos de una niña de 11 años, el horror que había supuesto para su comarca el progresivo control que los talibanes ejercían sobre ella desde 2007.
La lucha de Malala no es muy diferente, aunque se realiza en condiciones mucho más difíciles, a la que se hace en favor de la educación pública, gratuita y de calidad en muchas partes del mundo.
En nuestro país, salvando todas las distancias que no son pocas, se había logrado alcanzar un nivel bastante elevado, no exento de limitaciones, en la educación pública, al conseguir hace ya muchos años que los niños y las niñas asistieran a las mismas aulas y hace algunos menos,  que la educación fuera obligatoria para toda la población hasta los 16 años.
Estos avances, que tanto tiempo y esfuerzo ha costado alcanzar, los está dilapidando rapidamente el gobierno actual. Bajo la dirección del que seguramente sea el peor ministro de educación de la democracia, se favorece la educación separada de niños y niñas, siguiendo la doctrina de los cristianos más integristas, auténticos talibanes ideológicos, los Legionarios de Cristo, se baja el limite de edad de la enseñanza obligatoria hasta los quince años, se sube la ratio de alumnos por aula, se quitan profesores, se suprimen becas, etc.
El ministro Wert seguramente tiene muy claro que la educación es un arma de futuro y por eso quiere dejarla reducida a la mínima expresión.
Mi solidaridad con Amala y con todos los que defienden en España y en todo el mundo la mejora de la enseñanza en condiciones de igualdad para niños y niñas.

2 comentarios:

  1. ¡Cómo se puede escribir tan bien!
    ¡Qué periodista nos estamos perdiendo! Aunque no sé muy bien en qué medio podrías ejercer ese oficio tan necesitado de profesionales comprometidos.
    Estoy de acuerdo contigo: la lucha por una educación de calidad, como condición para el progreso individual y social, es la misma en todas partes, aunque se realice desde puntos de partida diferentes.
    Muchas gracias, Alfonso.
    Pondré un enlace sobre esta entrada en mi blog.

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  2. Me ha gustado la defensa que haces de la educación pública en cualquier contexto. El ejemplo de Malala expresa claramente lo que supone la educación para crecer como persona, capaz de reclamar ese derecho para todos sus iguales.

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