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26 enero 2013

Las puertas giratorias



La práctica de la puerta giratoria, trasvase de personajes relevantes desde la función pública al sector privado y viceversa, está siendo objeto últimamente de algunas críticas.
Esta práctica no es en si misma censurable, cuando se trata de aprovechar los valores y el talento de dirigentes valiosos que previamente han tenido una actuación relevante en uno u otro ámbito.

El paso de líderes empresariales, catedráticos universitarios, profesionales relevantes, etc., a ocupar cargos políticos suele verse de forma positiva, contraponiéndolo a la práctica, últimamente excesivamente extendida, de los profesionales de la política que acceden a puestos de responsabilidad desde muy jóvenes y sin pasar antes por una experiencia profesional.

El paso de políticos relevantes, entendiendo por tales a los Presidentes del Gobierno, Ministros, Presidentes de CC.AA, Consejeros de Gobierno Autónomo y algún caso más, a la actividad privada es juzgado en cambio con mucha severidad. El famoso problema de que hacer con los jarrones chinos que planteaba Felipe González no parece tener solución, según los supercríticos, por esta vía.

Por otro lado es bastante evidente que cuando se llama a un ex-alto cargo a formar parte de alguna gran empresa no se hace solo por su valía y experiencia, sino también por sus contactos y su capacidad de influencia. Distinguir que parte de cada elemento predomina en cada caso es una tarea casi imposible.

Por último indicar que no todo ex es un jarrón chino en el sentido que decía Felipe González, algunos ex son realmente poco valiosos y parecen botijos más que jarrones chinos, si se colocan en un puesto de representación es casi solo por su capacidad de influencia.

Hay que intentar analizar esta situación evitando la demagogia fácil, pues, como en tantas otras ocasiones, se corre el riesgo de tirar al niño junto con el agua sucia.

Empezando por los tres ex-presidentes del gobierno que tenemos actualmente, encontramos que Felipe González, que dejo el cargo en 1996, ha desempeñado diversas responsabilidades de carácter institucional en España y Unión Europea, actividades que compatibiliza actualmente con un puesto en el Consejo de Administración de Gas Natural.

J. M. Aznar mantiene su actividad política pontificando desde su fundación política, la FAES, no tiene casi ninguna proyección internacional, seguramente porque casi nadie cuenta con él. A nivel de empresas lo contrataron casi inmediatamente en el grupo Murdoch, uno de los mayores grupos mundiales de medios de comunicación, con orientación, como puede imaginarse, muy conservadora y tiene también un puesto de asesor en Endesa.

J.L. Rodríguez Zapatero se mantiene en un discreto segundo plano político ocupando el puesto que le corresponde en el Consejo de Estado.

Otros ex-ministros han seguido sendas parecidas y ocupan cargos de representación en las grandes empresas nacionales, que hasta hace poco fueron públicas, mientras que muchos otros se han retirado sin más a su vida privada.

El hecho de que ex cargos públicos ocupen puestos en los Consejos de Administración o de asesores en las grandes empresas españolas, que hasta hace poco eran públicas, es una tradición antigua y no necesariamente negativa, pues, si se hace de manera discreta, puede ser beneficiosa para las empresas españolas además de contribuir a resolver con cierta eficacia el problema de los jarrones chinos que planteaba Felipe González.

No creo por tanto que haya que rasgarse las vestiduras con la práctica de la puerta giratoria siempre que se respeten unos criterios mínimos, que no siempre se cumplen con el rigor suficiente, como el escrupuloso respeto a los dos años de espera antes de ocupar un puesto relacionado de una forma o de otra con el cargo ocupado, circunstancia que últimamente se ha incumplido en algún caso.

Debería revisarse también la compatibilidad de la pensión que reciben los ex presidentes con otros ingresos derivados de los cargos para los que son nombrados posteriormente.

Relacionados con esta práctica están algunos casos, de alguna manera similares pero no idénticos.

El nombramiento de Rodrigo Rato como asesor de Telefónica podría ser un caso habitual de puerta giratoria si no fuera por su imputación penal en el caso Bankia, por ello creo que Telefónica ha fichado más que a un ex vicepresidente del gobierno, a un ciudadano imputado por graves irregularidades financieras. Deberían haber aprendido de su experiencia con el Duque de Palma.

Otro caso reciente es el de J.J. Güemes que paso a ocupar un puesto en el Consejo de Administración de una Empresa a la que él mismo había concedido una buena parte de los servicios sanitarios privatizados durante su gestión. Sin duda habían transcurrido más de los dos años preceptivos pero la colisión de intereses era tan patente que la rápida dimisión era casi la única salida.

Debido a que aparentemente se están realizando algunos abusos en la utilización de estas practicas, la reacción inmediata de una sociedad cada vez más afectada por la crisis, y por los casos de corrupción que están aflorando en los últimos tiempos y la incapacidad de los gobiernos para salir de ella y acabar con la corrupción, es de indignación y de critica feroz y finalmente de intento de prohibición, que seguramente es imposible.

No se puede encerrar a los ex-presidentes y ex-ministros en un convento.

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