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02 marzo 2013

PSC-PSOE



La propuesta de resolución de los partidos nacionalistas catalanes y de Izquierda Plural, en favor de pedir al gobierno un referéndum para plantear el derecho de libre determinación de Catalunya, ha vuelto a enfrentar a los dos partidos socialistas españoles PSC y PSOE.

La polémica alimentada, como era previsible, por el animo catastrofista de los medios de comunicación que aprovechan cualquier oportunidad para disparar contra los partidos y para, lejos de hacer un análisis de una cierta profundidad, limitarse a la demagogia fácil y a los lugares comunes, y, lo que es más graves a no distinguir unas cosas de otras y, al grito de en todas partes cuecen habas, no tener empacho en comparar la crisis política del PP, debida al cobro de comisiones ilegales y su reparto entre los máximos dirigentes del partido, con lo que no es más que una discusión política, que refleja los diferentes sentimientos que sobre el independentismo tienen muchos catalanes frente a una postura muy diferente que, en términos globales, existe en otras partes del Estado Español. Estas diferencias se reflejan inevitablemente en las posiciones políticas del PSC y del PSOE.

Las posiciones políticas de fondo entre el PSC y el PSOE son plenamente coincidentes en el sentido de que ambos partidos proponen que Catalunya forme parte del Estado Español en el marco de un Estado Federal.

Otra coincidencia importante es que cualquier acción que se pueda tomar tiene que ser en el marco de la Ley, no saltándosela ni haciendo interpretaciones retorcidas.

Las diferencias están en los procedimientos, el PSC defiende lo que se ha dado en llamar derecho de decisión, en la práctica, un eufemismo del derecho de autodeterminación, mientras que el PSOE considera que, de acuerdo con la actual Constitución Española, el derecho de decisión corresponde a todo el pueblo español, no solo a una parte del mismo.

En situaciones como esta cada organización toma sus posiciones muy condicionada por su entorno social, que es muy diferente para cada una de ellas.

En Catalunya hay un fuerte movimiento, probablemente no mayoritario, en favor de la independencia y los partidos, que apoyan al gobierno de la Generalitat, CiU y ERC han emprendido una huida hacia adelante en favor de un referéndum de autodeterminación. Ello obliga a todas las fuerzas políticas catalanas a tomar posición al menos a favor del referéndum.

En la mayor parte de España, el entorno social es más favorable a la unidad y muy contraria al separatismo nacionalista, con un PP que azuza fuertemente el nacionalismo patriótico.

La síntesis puede estar en poner el énfasis más en lo que nos une, la concepción de Catalunya como parte del Estado Español, que en lo que nos separa, la oportunidad de convocar un referéndum de autodeterminación en el 2014.

El argumento de que el derecho de autodeterminación no está incluido en la constitución, es un argumento jurídicamente potente pero políticamente débil, pues las leyes, Constitución incluida, se pueden cambiar, no son La Biblia.

De hecho el PSOE ha propuesto cambiar la Constitución para darle una orientación federal.

¿No cabe en una Constitución Federal la regulación del derecho de Autodeterminación?

Sin duda es coherente regular este derecho como parte de la propuesta de cambio constitucional que el PSOE está elaborando y puede ser totalmente compatible con la protección de la unidad de España, considerándola como un valor de especial protección, poniendo para ello barreras altas a la ejecución de este derecho, que garanticen que al menos el 50% de los electores, NO de los votantes, quieren explícitamente la independencia de un territorio.

No sería suficiente un referéndum como el planteado en la propuesta de Ley recientemente presentada por el Grupo Mixto del Congreso, en el que bastaba una participación de un 50% y mayoría simple, es decir un 25% del censo podría decidir la segregación de un territorio.

La iniciativa de recomponer las relaciones políticas, modificando los acuerdos de forma que se regule la forma como los diputados del PSC, o de otras nacionalidades, pueden discrepar, en momentos y circunstancias puntuales, de la posición acordada por el grupo socialista, es la única posible, de hecho y existen experiencias en este sentido, por ejemplo en el Senado, donde los senadores del PSC están integrados con senadores de otros grupos progresistas catalanes en una, candidatura unitaria, la Entesa pel progrés de Catalunya.

La peor opción, tanto para el PSOE como para el PSC, es la separación y sería muy conveniente que algunos barones socialistas se callaran un poco y dejasen actuar a Rubalcaba y a Pere Navarro que seguramente encontraran la formula adecuada.

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