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05 agosto 2013

Tesoreros independientes



En su intervención en el Congreso de los Diputados del pasado 1 de agosto, para dar “su versión” de las cuentas del caso Bárcenas, el Presidente del Gobierno hizo algunas afirmaciones bastante sorprendentes.

La primera fue deja caer, como si fuera normal, que la administración de las cuentas del PP es cosa exclusiva de su tesorero que, abusando de la confianza en él depositada, hizo de su capa un sayo con ellas y las gestionó a su favor.

En cualquier partido político o en cualquier otro tipo de organización, la administración de las cuentas las hace el tesorero o figura equivalente, pero el presidente o el secretario general en su caso, ejerce un control directo sobre ellas y el órgano de dirección tiene conocimiento puntual de las mismas. Las cuentas nunca son responsabilidad exclusiva de un tesorero

Ninguna operación económica importante puede hacerse en ninguna organización, desde la simple Agrupación de base hasta los órganos de dirección, con la sola firma del tesorero, siempre existe un mecanismo de seguridad que garantiza la validez de la operación.

Sorprende que esta práctica tan elemental no se utilice en el Partido Popular, pues la falta de control de las cuentas, si fuera cierta, sería también de una irresponsabilidad política monumental.

Quizá mi sorpresa sea excesiva pues esta forma de llevar las cuentas no parece ser exclusiva del PP. Coincidiendo en el tiempo, por lo que ha pasado bastante desapercibido, el presidente de CDC, Artur Mas, ha justificado de forma parecida sus problemas de falta de claridad en las cuentas: exceso de confianza en el tesorero, esa coincidencia puede explicar también la sorprendente benevolencia que tuvo Duran Lleida con el Presidente del Gobierno en el debate parlamentario del 1 de Agosto.

Es posible que los socialistas seamos unos antiguos y todavía controlemos las cuentas, desde la última Agrupación de base, con procedimientos sencillos pero eficaces, por ejemplo la doble firma, que ponen fuertes trabas a las consecuencias de los “excesos de confianza” que puedan tener los tesoreros.

Relacionado con el punto anterior, hay un segundo elemento también sorprendente, el Presidente del Gobierno y del PP, desconoce cual es la situación financiera de su partido y no parece disponer de ninguna información sobre la forma en que su tesorero ha podido acumular más de 48 millones de Euros, equivalentes a 8.000.000.000 de las antiguas pesetas, procedentes presuntamente de las arcas del Partido Popular.

Se podría admitir que cualquier tesorero, y más uno con tan amplios poderes como parecía tener Luis Bárcenas, podría tener ocasión, siempre que fuera suficientemente golfo para ello, de desviar una parte de los fondos que gestiona hacia su propio patrimonio, se supone que con el suficiente cuidado para que semejante operación pasase inadvertida.

Si consideramos la hipótesis de que los fondos descubiertos en Suiza son realmente capital privado de Luis Bárcenas, producto de las “sisas” que le hizo a su partido durante veinte años.

¿Qué dimensión tiene que tener el patrimonio del PP para que el escamoteo de 48 M€ haya podido pasar inadvertido durante mucho tiempo?

¿Dónde se oculta entonces el grueso de este patrimonio?


La segunda hipótesis, seguramente la más probable, es que los fondos descubiertos en Suiza a nombre de Barcenas o sociedades patrimoniales suyas, sean de hecho la Caja B, o parte de ella, del PP.

Todo parece indicar que el modo de operar del “tesorero independiente” consistía en recoger las donaciones de los empresarios favorecidos por los concursos públicos, blanquear una parte mediante fraccionamientos o cualquier otro procedimiento, pagar en negro las facturas y sobresueldos que considerase conveniente e ingresar el resto del dinero negro en alguna de sus cuentas suizas o de cualquier otro paraíso fiscal.

¿Podía confesar Rajoy algo parecido en su comparecencia sin tener que dimitir a continuación? Seguramente no, por eso se ha limitado a reconocer algunos de los hechos “menos graves”, como su ingenuidad al confiar tanto tiempo en él, me he equivocado dijo parafraseando al Rey, aunque este reconocimiento le haga parecer un tanto bobo.

El segundo reconocimiento fue la admisión del cobro de sobresueldos por altos dirigentes del PP, como si esto fuera una práctica normal en los partidos políticos y obviando especificar si los pagos eran en blanco o en negro, dejándolo a la voluntad de la declaración fiscal a cada receptor, obviando que la obligación del pagador, en este caso el PP, es efectuar la retención fiscal correspondiente.

En los partidos de izquierdas los cargos públicos no cobran sobresueldos, pagan habitualmente una cuota adicional a la ordinaria.

Es prácticamente imposible que el asunto Bárcenas haya quedado cerrado con esta comparecencia y a la vuelta de vacaciones, si no antes, volverá de nuevo a aparecer en el escenario político.


Después de esta comparecencia se ratifica mucho más la debilidad de Rajoy y las dificultades que va a tener para acabar la legislatura como Presidente del Gobierno.

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