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03 septiembre 2014

La octava estación de Canfranc


Un antiguo folleto turístico describía a Canfranc como un lugar con siete estaciones: las cuatro meteorológicas, las dos  estaciones de invierno, Candanchú y Astun y la estación internacional de ferrocarril.

A estas siete estaciones cabe ahora añadir una octava: El LSC, (Laboratorio Subterráneo de Canfranc). El LSC, según se describe en su propia pagina web,  "es una instalación dedicada a la Ciencia Subterránea, gestionada por un Consorcio publico formado por el Ministerio de Economía y Competitividad, el Gobierno de Aragón y la Universidad de Zaragoza."

Situado bajo el monte Tobazo, está protegido de los rayos cósmicos por 850 metros de roca y ofrece un entorno de bajo fondo radiactivo ideal para la próxima generación de experimentos que explorarán las fronteras de la física de partículas y astropartículas.

La historia del LSC es una iniciativa de éxito con características muy hispanas y muy aragonesas por la bendita tozudez que consiguió que se culminara este proyecto. En 1985, el Grupo de Investigación de Física Nuclear y de Astropartículas de la Universidad de Zaragoza, dirigido por el profesor Ángel Morales, estableció el Laboratorio Subterráneo de Canfranc en la vertiente española de los pirineos centrales. Este laboratorio tenia una galería principal de alrededor de 120 m² y otras dos galerías de unos 18 m².

En los primeros tiempos los medios eran todavía mucho mas precarios, un vagón con el equipamiento científico necesario era remolcado por la antigua vía del Canfranero, utilizando un Renault 4L  adaptado con ruedas de ferrocarril, hasta un apartadero de 6m2, situado en el interior del antiguo túnel ferroviario, cedido por RENFE.

Más recientemente, la construcción del túnel de carretera entre España y Francia, paralelo al abandonado túnel ferroviario, proporcionó una oportunidad única. El profesor Morales, con la seguridad del éxito de dos décadas de investigación, convenció a las autoridades españolas para construir un nuevo laboratorio de 2.400 m2, con todos los servicios subterráneos necesarios. 

Durante estos años se han realizado importantes programas científicos en los que han participado más de 50 investigadores pertenecientes a 12 instituciones de 8 países diferentes.

Actualmente las tareas del LSC se centran en tres campos de investigación científica: dos orientados a la vocación inicial del centro, materia oscura y neutrinos y uno diferente, la geociencia, que aprovecha que el LSC está ubicado en una de las zonas sísmicas más activas del Oeste de Europa y por ello resulta particularmente interesante para albergar una estación de monitorización geodinámica avanzada.

El LSC es una de las pocas ICTS, Instalaciones Cientificas y Singulares, poco mas de una treintena, que tenemos en España, que se caracterizan por ser grandes instalaciones, únicas en su género,  que están dedicadas a la ciencia de frontera.

Los laboratorios subterráneos son la herramienta que tiene la comunidad científica para estudiar los fenómenos más evasivos del Universo.

Los rayos cósmicos bombardean la Tierra de forma permanente. Unos quince millones de partículas subatómicas por metro cuadrado impactan cada día cada en la superficie de nuestro planeta, su origen es el sol, las explosiones de supernovas, o los agujeros negros de millones de masas solares en el centro de galaxias lejanas.

Bajo centenares de metros de roca, sólo unas pocas partículas subatómicas son capaces de penetrar, permitiendo a los científicos estudiar sin interferencias las propiedades de partículas con interacciones tan débiles que podrían atravesar millones de kilómetros de roca sin verse afectados, como los neutrinos, o estudiar la materia oscura, ya que al parecer todo lo que podemos ver en el Universo representa sólo el 4% de su masa total.

El LSC forma parte de la  red mundial de laboratorios subterraneos  en total una docena, existentes en el todo el planeta para estudiar esos fenómenos. Por eso el LSC reune todos los méritos necesarios para ser considerada como la octava estación de Canfranc.

Algunas de las otras tres estaciones, excluyendo las meteorológicas, no pasan por su mejor momento, la estación de esquí de Candanchu pasa por una situación de crisis económica y necesita una urgente modernización mientras que la estación internacional de ferrocarril, aunque fue  protegida con un cambio de cubierta en la época del ultimo gobierno socialista, necesitaría una rehabilitación total y ser asignada a una función publica acorde con sus características. La necesaria reapertura del Canfranero seria sin duda un factor imprescindible para su recuperación.

Por ultimo, hay que felicitarse porque a pesar de la crisis y los recortes económicos que han afectado con especial virulencia a los presupuestos de investigación, una instalación como el LSC sobreviva gracias en buena parte al entusiasmo del personal adscrito al centro.

1 comentario:

  1. este artículo expresa muy claramente el valor de esta instalación científica, Ójala contribuya a que sea más conocida la actividad científica que en ella se desarrolla.

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