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24 junio 2016

El 26J hay que recuperar todo el voto progresista

Después de cuatro años de gobierno del Partido Popular, en los que España se ha empobrecido hasta limites impensables, los derechos laborales se han reducido a la mínima expresión y el Estado de Bienestar ha sufrido recortes considerables, es necesario que el próximo gobierno tenga un carácter progresista.

Los ciudadanos progresistas no pueden permitirse el lujo de quedarse en su casa, tienen que salir a votar para impedir que el PP pueda volver a gobernar.

Durante muchos años, en España se ha producido una alternancia de gobiernos entre la derecha del PP y la izquierda personalizada en el PSOE, sin embargo, la crisis económica y los errores del gobierno de Zapatero, tanto en la gestión de la crisis como en las formas de resolverla y de comunicarlo a la ciudadanía, han pasado una factura que sigue vigente seis años después, y hace que muchos ciudadanos de izquierdas sigan desconfiando del PSOE.

Al calor de la crisis han surgido nuevos partidos en la derecha y en la izquierda, que pretenden ofrecer nuevas alternativas de gobierno. Por centro derecha ha aparecido un partido de moderado de orientación liberal que ha hecho bandera de la honestidad y la regeneración. Espero sinceramente que Cs sea capaz de conseguir el mejor resultado posible y reste muchos representantes al PP en el sector conservador de la sociedad.

Pero la preocupación está también en el sector progresista. La aparición de un partido de corte populista y programa contradictorio, al que los sondeos auguran unos buenos resultados, pone en riesgo las posibilidades de tener un gobierno solvente que recupere el terreno perdido y que no  haga políticas disparatadas que pongan más en riesgo todavía la estabilidad política y social de nuestro país.

Por ejemplo, la propuesta de referendums a la carta en diversas CC.AA. abre un melón difícil de cerrar ya que los aliados regionales de Podemos en Cataluña, Galicia, Valencia y Euskadi, difícilmente van a admitir que no se cumpla ese punto y eso condiciona cualquier posible pacto. Las desmesuras económicas o las frivolidades europeas sobre salida del euro o de la propia Unión, en un momento crítico en que se acaba de producir el Brexit, son otros puntos complicados de resolver.

Pero lo más inquietante de Podemos son sus continuas contradicciones, la facilidad con que de un dia para otro y de un lugar a otro, cambia de opinión, y su falta de lealtad genética que hacen que sea un aliado poco deseable en el que no se puede confiar.

Una victoria en la izquierda de Un-Po daría a Pablo Manuel I el derecho a intentar formar gobierno, si Rajoy, como ha declarado, renuncia a intentarlo. Esa posibilidad abre un riesgo de casi las mismas proporciones que un gobierno del PP.

Por eso, todos los progresistas que todavía tienen dudas, que pueden estar pensando en abstenerse, votar en blanco o a cualquier opción simbólica sin posibilidades reales, deberían considerar seriamente, aunque sea con poco entusiasmo, la opción de confiar en el Partido Socialista.


Esta reflexión va dirigida especialmente a antiguos votantes del PSOE, que se vieron deslumbrados en diciembre por los fuegos artificiales de Podemos, pero también a los votantes de otros partidos como IU que fueron traicionados por un pacto que les va a quitar protagonismo político y a poner en riesgo su propia continuidad. Un pacto realizado por quien no puede menos que ser considerado un submarino de Podemos. Deberían recordar los votantes de IU los años largos y fructíferos años de de pactos municipales con el PSOE por un lado y por otro  el papelón que hizo Tania Sánchez, apoyada por A. Garzón,  en las elecciones autonómicas de Madrid, que dejó a IU sin representación regional y al gobierno madrileño en manos de Cristina Cifuentes. 

El acuerdo de IU con Podemos va a dejar a IU con un número de representantes similar al que tendría si se hubieran presentados solos, pero en un papel de comparsa, sin grupo parlamentario propio. Seguramente escucharemos después del 26J, los llantos y las acusaciones de conspiración cuando IU, Las mareas o en Comú, vuelvan a ser una parte marginal del grupo parlamentario podemita.

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