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23 diciembre 2017

Catalunya: Nuevo Parlament

Tras una larga campaña excesivamente reiterativa, llena de tópicos y con mucha brocha gorda, se ha elegido el nuevo Parlament Catalán con una composición muy parecida al disuelto por el articulo 155.

La campaña ha puesto de manifiesto una vez más, que Catalunya está profundamente dividida  social y políticamente en dos mitades tan irreconciliables, que el entendimiento entre ellas parece imposible. La participación ha superado todos los limites, distribuyéndose equitativamente entre partidarios y contrarios a la independencia, lo que muestra también el alto grado de división.

El nuevo parlament tiene mayoría independentista pero con un margen todavía más escaso que el anterior: 70 frente a 65 diputados. Entrando en detalles, en el bloque constitucional, Ciudadanos ha capitalizado la inmensa mayoría de los apoyos, mientras que el PP se ha hundido, quedándose en mínimos históricos. Los partidos que presentaban opciones mas transversales han obtenido un resultado discreto:  El PSC ha mantenido su posición con ligera subida y los Comunes han sufrido una bajada significativa.

Simétricamente, en el bloque independentista se ha hundido la CUP mientras que ERC y Junts per Catalunya obtenian un resultado equilibrado aunque, contrariamente a lo que indicaban los sondeos, con ventaja final para la candidatura de Puigdemont. 

Visto desde fuera de Catalunya, sorprende que una gestión tan nefasta como la del último govern, con una división total de la sociedad, una perdida elevada de prestigio y de potencial económico y una falta total de apoyo internacional, haya mantenido un nivel de voto tan alto. El nacionalismo tiene una componente místico-religiosa que, hasta el momento, ha hecho que otros factores, bastante evidentes para observadores externos, no hayan sido suficientes para revertir la situación.

A pesar de las prisiones provisionales y los dirigentes huidos al extranjero, todo indica que el próximo gobierno catalán será casi identico al destituido  por el articulo 155.

Para ser investido, Puigdemont tendrá que regresar de Bruselas y con toda seguridad, será detenido y puesto a disposición judicial. Será una nueva ocasión para que monte el teatrillo de presidente mártir, cual nuevo Tarradellas del siglo XXI, aunque finalmente serán los jueces quienes decidirán su futuro inmediato y si puede o no asistir a la investidura.

Hay que esperar que los jueces actúen con prudencia y que la investidura pueda finalmente desarrollarse con relativa normalidad pero, después ¿que?

Tendremos en Cataluña un govern acusado, prácticamente al completo, de graves delitos de sedición y rebelión, en libertad bajo fianza con el compromiso formal de no reiterar actos delictivos. Va seguir este gobierno con planteamientos de República Catalana como han planteado de forma más o menos indirecta en su campaña. Al principio de la campaña se plantearon algunos elementos de rectificación en el sentido de ralentizar el proceso de independencia porque no se contaba con apoyo suficiente o porque no estaban todos los medios preparados, pero según ha ido avanzando, la propia competencia entre ERC y PDCAT les ha llevado a volver a los planteamientos, declarados especificamente ilegales, de la República ya proclamada.

El independentismo ha ganado esta batalla por la mínima y son ellos quien tienen la responsabilidad de desarrollarla, bien volviendo a los planteamientos anteriores, bien buscando nuevas sendas que faciliten la reconciliación y la convivencia. Si optan por seguir la via del 1 de Octubre, seguramente les espere de nuevo el 155.

Esperemos que el fundamentalismo nacionalista se quede a un lado y se busquen nuevas formulas por todos o una parte significativa de las fuerzas nacionalistas, aunque eso suponga que estallen sus contradicciones.


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