La corrupción, uno de los problemas sociales que los ciudadanos consideran actualmente más preocupantes, es un delito grave que, afortunadamente, está ya en manos de, que actúan con más lentitud de lo que a muchos nos gustaría.
En un nivel inferior, pero no menos grave por estar mucho más generalizado, existen una serie de malas practicas, irregularidades o como se las quiera llamar, que todavía son moneda común en España por el largo tiempo que se llevan practicando.
Algunas de estas malas prácticas sociales han acabado convirtiéndose en delito, debido en buena parte a la presión popular. El uso de las tarjetas opacas de Cajamadrid es una de estas practicas que han sido consideradas delito con la imputación en la Audiencia Nacional de los 78 consejeros implicados y no solo, como se hizo inicialmente, de los tres inventores del fraude.
Aunque algunas de estas malas practicas como el enchufismo, el amiguismo, el aprovechamiento de la falta de normas para hacer viajes privados por cuenta del presupuesto, u otros temas similares, tienen que ser erradicadas, están tan extendidas desde hace tanto tiempo, que su eliminación no resulta tarea fácil.
En este contexto, sorprende mucho, o quizá no tanto, que algunos de los principales profetas de la honestidad total, hasta llegar en algún caso a un puritanismo casi agobiante, caigan con facilidad en los vicios que tan furibundamente critican.
Empezando por el presidente de Extremadura, J. A. Monago que nada más auto-proclamarse como el gran paladín de la honestidad del PP, alguien, seguramente de sus mismas filas, filtra los viajes que hizo a Canarias por cuenta del senado para una función de gran interés público: visitar a su novia.
El siguiente caso lo protagoniza la gran regeneradora de IU en Madrid, que en el Ayuntamiento de Rivas, junto con su padre también concejal de IU, votó a favor de la adjudicación de un concurso del que era responsable su hermano, sin ausentarse de la votación ni manifestar, como obliga la Ley, el parentesco con el responsable de la oferta. La comisión de investigación formada en Rivas ha detectado algún otro asunto similar.
Otros profetas de la pureza del comportamiento, los dirigentes de Podemos I. Errejón y J.C. Monedero, tampoco predicaron con el ejemplo, el primero enchufándose con un compañero de partido, jefe de un departamento universitario, para hacer un trabajo presencial sin que se le viera aparecer por la Universidad de Málaga, mientras que estaba continuamente en los medios de comunicación protagonizando la fundación de su partido Podemos.
Monedero, con dedicación exclusiva en la U. Complutense de Madrid, haciendo proyectos para Venezuela y otros países caribeños sin solicitar el preceptivo permiso ni abonar el porcentaje señalado por los estatutos universitarios y facturando por medio de una empresa instrumental, creada posteriormente, con objeto de reducir la carga fiscal.
Las justificaciones de ignorancia o errores administrativos que se dieron en todos estos casos son dignas de la infanta Cristina o de la ex ministra Ana Mato: totalmente increíbles e inaceptables.
Que en España, que sigue siendo el país de con IVA o sin IVA, pasen estas cosas, es público y notorio, pero que las protagonicen los supuestos adalides de la honestidad, es una muestra de cinismo que resulta incomprensible e intolerable.
Estos responsables políticos deberían disculparse públicamente por sus actitudes y asumir las consecuencias que de ellas se deriven.
Como dice el refranero español:Una cosa es predicar y otra dar trigo.
ENCUESTA SOBRE POSIBLES PACTOS DE GOBIERNO EN EL LATERAL DERECHO DE ESTE BLOG.
Aunque algunas de estas malas practicas como el enchufismo, el amiguismo, el aprovechamiento de la falta de normas para hacer viajes privados por cuenta del presupuesto, u otros temas similares, tienen que ser erradicadas, están tan extendidas desde hace tanto tiempo, que su eliminación no resulta tarea fácil.
En este contexto, sorprende mucho, o quizá no tanto, que algunos de los principales profetas de la honestidad total, hasta llegar en algún caso a un puritanismo casi agobiante, caigan con facilidad en los vicios que tan furibundamente critican.
Empezando por el presidente de Extremadura, J. A. Monago que nada más auto-proclamarse como el gran paladín de la honestidad del PP, alguien, seguramente de sus mismas filas, filtra los viajes que hizo a Canarias por cuenta del senado para una función de gran interés público: visitar a su novia.
El siguiente caso lo protagoniza la gran regeneradora de IU en Madrid, que en el Ayuntamiento de Rivas, junto con su padre también concejal de IU, votó a favor de la adjudicación de un concurso del que era responsable su hermano, sin ausentarse de la votación ni manifestar, como obliga la Ley, el parentesco con el responsable de la oferta. La comisión de investigación formada en Rivas ha detectado algún otro asunto similar.
Otros profetas de la pureza del comportamiento, los dirigentes de Podemos I. Errejón y J.C. Monedero, tampoco predicaron con el ejemplo, el primero enchufándose con un compañero de partido, jefe de un departamento universitario, para hacer un trabajo presencial sin que se le viera aparecer por la Universidad de Málaga, mientras que estaba continuamente en los medios de comunicación protagonizando la fundación de su partido Podemos.
Monedero, con dedicación exclusiva en la U. Complutense de Madrid, haciendo proyectos para Venezuela y otros países caribeños sin solicitar el preceptivo permiso ni abonar el porcentaje señalado por los estatutos universitarios y facturando por medio de una empresa instrumental, creada posteriormente, con objeto de reducir la carga fiscal.
Las justificaciones de ignorancia o errores administrativos que se dieron en todos estos casos son dignas de la infanta Cristina o de la ex ministra Ana Mato: totalmente increíbles e inaceptables.
Que en España, que sigue siendo el país de con IVA o sin IVA, pasen estas cosas, es público y notorio, pero que las protagonicen los supuestos adalides de la honestidad, es una muestra de cinismo que resulta incomprensible e intolerable.
Estos responsables políticos deberían disculparse públicamente por sus actitudes y asumir las consecuencias que de ellas se deriven.
Como dice el refranero español:Una cosa es predicar y otra dar trigo.
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