Después de un largo y complicado proceso, Salvador Illa ha sido elegido presidente de la Generalitat catalana, con los 68 votos de la izquierda (PSC, ERC y Comunes) y la oposición de las derechas española y catalana y de los nacinalistas de JUNTS y la CUP.
La elección de S.Illa es mucho mas que la renovación de un presidente autonómico pues supone el principio del fin de un largo y conflictivo período protagonizado en 2017, por el intento fallido de una DUI que puso en riesgo la integridad del Estado.
La mayoria que apoya al gobierno es frágil, pues tanto ERC como los comunes tienen algunas dudas con el PSC y van a quedarse fuera del gobierno
La oposición de derecha y ultraderecha, tanto españolista como catalanista, no va dar ninguna tregua y tampoco hay que esperarla de la CUP.
JUNTS es la formación política con una situación mas compleja, pues, después de quedarse fuera del gobierno, tiene una difícil posición política que pretende resolver en un próximo congreso.
JUNTS tiene abiertos dos importantes frentes políticos en el Parlament y en el Congreso de los diputados y tiene que definir el papel de su lider, buscar una salida a la amnistía que los jueces siguen torpedeando y definir su estrategia política en la nueva situación..
En el parlament encabeza la oposición después de haber perdido las elecciones, a pesar de los intentos, algunos de ellos bastante pintorescos, para conseguir la presidencia.
En el Congreso forma parte, aunque con una posición crítica, de la mayoría de la investidura, donde ya ha portagonizado algunas actuaciones que pueden interpretarse como avisos por la evolución negativa para ellos del proceso de investidura.
La aparición de Puigdemont en Barcelona el mismo día de la investidura dejó algunos mensajes significativos, mas allá de la fuga por una calle lateral con o sin ayuda de los mossos, que ha acaparado todos los comentarios.
En primer lugar demuestra una vez mas su desconfianza con los jueces y su temor a que su detención acabara en prisión provisional lo que, además de las consecuencias personales, añadiría un plus de conflictividad que retrasaría el proceso de normalización catalana.
En segundo lugar supone la aceptación de la nueva situación derivada del nuevo gobierno pues el encarcelamiento de Puigdemont habría dificultado la investidura del gobierno socialista.
Estas dos circunstancias son indicadores positivos sobre la actitud que puede adoptar JUNTS en un futuro próximo.
Como complemento a la investidura es necesario hacer un al comentario al pacto ERC.PSC que ha provocado tantos rios de tinta incluso antes de conocerse su contenido.
El pacto tiene como antecedentes lejanos la suspensión en 2010 por el TC de la reforma del estatut y, mas recientemete, el intento de independenciade 2017.
El pacto Incluye los acuerdos de investidura por los que el gobierno se compromete a aprobar la Ley de amnistía, el reconocimiento nacional de Cataluña, la necesidad de mejorar los recursos económicos y el refrendo popular de los acuerdos que se adopten.
En cuanto a la gestión singular que, tanta preocupación ha generado a la derecha, y también a algunos sectores de la izquierda, el texto publicado solo se refiere a la mejora de financición de competencias ya transferidas a la comunidad catalana, como policía autonómica, organos judiciales, servicios penitenciarios, I+D, y becas o en fase de transferencia como rodalías.
Todos estos contenidos son generalizables a otras CC.AA. teniendo en cuenta las singlularidades de cada una de ellas sin que, en principio, pueda concluirse que son discriminatorias.
Como en ocasiones anteriores estos acuerdos con Cataluña pueden ser un avance de lo que será el nuevo modelo de financaición autonómica pendiente de revisar en un futuro inmediato, si el PP por una vez adopta una postura positiva.