El próximo 21 de Octubre Euskadi y Galicia tienen convocadas elecciones autonómicas anticipadas.
El responsable final de la convocatoria es el Partido Popular. En Euskadi, la retirada del PP del apoyo al gobierno de Patxi López, no dejó más alternativa que adelantar las elecciones. En Galicia la convocatoria la ha hecho directamente el actual presidente del PP, previa indicación de la dirección nacional ya que su proyecto inicial era "trampear" la Ley Electoral Gallega para, con el pretexto de reducir gastos reduciendo el número de diputados, dar más peso electoral a las provincias de Lugo y Orense, donde los caciques populares tienen mayor influencia.
Las razones del PP para adelantar las elecciones no se han explicado, pero cabe sospechar que, aunque las circunstancias actuales, con las encuestas en caída libre, no son las más favorables para el PP, es muy posible que prevean que las nuevas reformas y recortes que tienen previsto introducir en 2013, les ponga en una situación todavía más negativa.
Euskadi
La entrada de ETA en fase terminal, fruto de las políticas coordinadas del gobierno de Euskadi y del Ministerio del Interior, dirigido por A. Pérez Rubalcaba, y la legalización de la izquierda abertzale, hace que la situación en Euskadi sea muy diferente a la que existía en los anteriores comicios.
El período legislativo que termina ha sido muy positivo para Euskadi. El gobierno de Patxi López ha conseguido instaurar la normalidad institucional tras el largo período confuso y demagógico que protagonizó el anterior lehendakari, Juan José Ibarretxe, caracterizado por propuestas de planes imposibles que sembraron la confusión en Euskadi y en el resto de España sin ningún fruto positivo.
También hay que valorar positivamente el papel de estabilidad que ha dado el pacto de legislatura con el PP, por el que muchos, entre los que me incluyo, no dábamos un euro. Sin embargo, hasta que Madrid no dio la orden de romper, por razones de política del Estado, el pacto ha sido un factor muy positivo.
Las posibilidades que tiene el PSE de mantener la lehendakaritza son remotas por los buenos resultados que, sin ninguna duda, sacará la izquierda abertzale, pero hay que esperar que su buena gestión de gobierno le permita alcanzar un buen resultado.
El resultado final de las elecciones tiene dos posibles resultados: Gobierno de carácter nacionalista o Gobierno de carácter transversal sumando los escaños del PNV y del PSE. Otra posible “mayoría aritmética” podría ser la de derechas, PNV-PP, pero parece difícil que el PNV se arriesgue a una operación con un PP que está gestionando la crisis española a base de recortes y supresión de derechos sociales y que todavía no ha digerido la legalización de la izquierda abertzale. Teoricamente sería también posible un gobierno en minoría del PNV, buscando apoyos en diferentes grupos en según que momentos. Un gobierno de estas características tendría seguramente una inestabilidad muy alta.
La opción de mayor estabilidad sería la coalición "clásica" PNV-PSOE que dio muy buenos resultados hace unos años. Un gobierno que incluya a la izquierda abertzale sería una fuente de conflictos aunque el aterrizaje de Amaiur en los Ayuntamientos y Diputaciones Forales y en el Congreso de los Diputados no ha provocado ninguna situación especialmente compleja.
En este nuevo escenario, los partidos pequeños, UPyD, EB, IU, etc. tendrán serias dificultades para obtener representación en el Parlamento Vasco
Galicia
La convocatoria en Galicia, donde el PP tiene un gobierno con mayoría mínima pero suficiente para agotar la legislatura, se debe con toda probabilidad a planteamientos tácticos de política nacional impuestos por el gobierno central.
En el escenario gallego han aparecido últimamente algunos factores nuevos.
En primer lugar, el BNG ha sufrido una escisión, Anova, encabezada por X. M. Beiras, que provocará la división de los votos y una menor rentabilidad de los mismos en escaños. Además las escisiones casi siempre provocan la bajada del número global de votantes que tenía anteriormente la formación original.
Por otro lado parece que se consolida una suerte de "Syriza Galega" que incluirá a Anova, EU y puede que EQUO. Coalición por Galicia (CxG) intentó incorporarse pero finalmente se quedó fuera.
Una "Syriza gallega" puede tener la ventaja de capitalizar en forma útil los votos de los partidos minoritarios que de otra forma se perderían, el inconveniente está en las dificultades que existen para llegar a acuerdos en un "conglomerado de conglomerados" de estas características para pactar posteriormente con BNG y PSG si hubiera opciones de formar gobierno.
Una "Syriza gallega" puede tener la ventaja de capitalizar en forma útil los votos de los partidos minoritarios que de otra forma se perderían, el inconveniente está en las dificultades que existen para llegar a acuerdos en un "conglomerado de conglomerados" de estas características para pactar posteriormente con BNG y PSG si hubiera opciones de formar gobierno.
Por el lado de la derecha, las aguas tampoco bajan tranquilas debido a la amenaza de Mario Conde de presentarse en Galicia con su nuevo partido Sociedad Civil y Democracia (SCD). El banquero, procesado por el caso Banesto y condenado a seis años de prisión por apropiación indebida y falsedad documental, parece tener, aunque parezca increíble, alguna posibilidad electoral reforzada por su amistad con los caciques gallegos del PP. Si SCD se presenta puede que consiga o no representación en el parlamento gallego, pero sin duda le restará algunos votos al PP.
El último ingrediente es el previsible incremento de la abstención en una Comunidad en la que ya es habitualmente alta.
En esta situación, la probabilidad de que en Galicia termine formándose un gobierno progresista basado en una coalición PSG - BNG, debería ser alta.
Sin embargo, la división de los nacionalistas gallegos y la aparición del conglomerado de fuerzas de izquierdas antes citado, puede dificultar la formación de un gobierno.
Sin embargo, la división de los nacionalistas gallegos y la aparición del conglomerado de fuerzas de izquierdas antes citado, puede dificultar la formación de un gobierno.