Una de las primeras victimas de la crisis socialista provocada por el golpe palaciego de los barones, puede ser la relación PSC-PSOE, que ha funcionado de manera eficaz desde la transición democrática.
El hecho de que en Catalunya exista el PSC, situación que no ocurre en otras nacionalidades históricas, se debe a circunstancias relacionadas con la existencia en Cataluña antes de 1978 de diversas organizaciones socialistas, incluida la federación catalana del PSOE que se fusionaron en un partido único, el PSC, y suscribieron un protocolo de colaboración permanente con el PSOE, por el que en Catalunya el PSC tiene total autonomía mientras que a efectos federales, funciona como cualquier otra federación socialista.
Esta peculiaridad hace que los parlamentarios catalanes tengan dos dependencias del mismo nivel jerárquico, el Comité Federal del PSOE y su Consell Nacional, a diferencia de los parlamentarios de otras nacionalidades o regiones que dependen de un Comité Regional que depende jerarquicamente del C.F.
Si las discrepancias sobre al voto negativo se hubieran negociado como se propuso, acordando la abstención técnica de once diputados o el voto en conciencia, se podría haber respetado la decisión de la abstención decidida por el C.F., sin violentar la autonomía del PSC, pero eso habría permitido que P. Sánchez hubiera podido mantener su acta de diputado, lo que no interesaba a los "barones demediados" que quieren rematar su golpe hasta el final.
Tendría lógica que los posibles conflictos entre el PSC y el PSOE surgieran como consecuencia de temas derivados de la situación en Catalunya, como pasó hace pocos años con la votación parlamentaria sobre el derecho a decidir, como ocurre también en otros territorios, hace poco tiempo, los parlamentarios aragoneses votaron diferente en un tema, muy sensible para Aragón, como es la gestión de las aguas del río Ebro. En algunas ocasiones se producen contradicciones entre la opinión general del partido y los intereses regionales o nacionales de algunas federaciones en algunos temas especifico, que nunca son fáciles de resolver.
Esta vez no ha sido así, las discrepancias han venido de la votación sobre la investidura y el PSC, como otros diputados de otros distritos, ha votado NO, no por ser catalanes sino por ser coherentes con lo que pensamos la inmensa mayoría de los socialistas y con lo que decía nuestro programa electoral.
Utilizar este tema para cargarse el protocolo PSC-PSOE, y destruir un esquema federal que debiera ser un ejemplo de organización a trasladar a otros ámbitos, por unos intereses personales de corto alcance, es un barbaridad política de imprevisibles consecuencias que hay que evitar por todos los medios.
Afortunadamente la primera reunión entre M. Iceta y J. Fernández ha terminado en tablas, aplazando el asunto para el dictamen de una comisión "ad calendas grecas"
Es cada vez más urgente la convocatoria inmediata de un Congreso, que elija una nueva dirección apoyada por toda la militancia socialistas, PSC incluido.
Esta peculiaridad hace que los parlamentarios catalanes tengan dos dependencias del mismo nivel jerárquico, el Comité Federal del PSOE y su Consell Nacional, a diferencia de los parlamentarios de otras nacionalidades o regiones que dependen de un Comité Regional que depende jerarquicamente del C.F.
Si las discrepancias sobre al voto negativo se hubieran negociado como se propuso, acordando la abstención técnica de once diputados o el voto en conciencia, se podría haber respetado la decisión de la abstención decidida por el C.F., sin violentar la autonomía del PSC, pero eso habría permitido que P. Sánchez hubiera podido mantener su acta de diputado, lo que no interesaba a los "barones demediados" que quieren rematar su golpe hasta el final.
Tendría lógica que los posibles conflictos entre el PSC y el PSOE surgieran como consecuencia de temas derivados de la situación en Catalunya, como pasó hace pocos años con la votación parlamentaria sobre el derecho a decidir, como ocurre también en otros territorios, hace poco tiempo, los parlamentarios aragoneses votaron diferente en un tema, muy sensible para Aragón, como es la gestión de las aguas del río Ebro. En algunas ocasiones se producen contradicciones entre la opinión general del partido y los intereses regionales o nacionales de algunas federaciones en algunos temas especifico, que nunca son fáciles de resolver.
Esta vez no ha sido así, las discrepancias han venido de la votación sobre la investidura y el PSC, como otros diputados de otros distritos, ha votado NO, no por ser catalanes sino por ser coherentes con lo que pensamos la inmensa mayoría de los socialistas y con lo que decía nuestro programa electoral.
Utilizar este tema para cargarse el protocolo PSC-PSOE, y destruir un esquema federal que debiera ser un ejemplo de organización a trasladar a otros ámbitos, por unos intereses personales de corto alcance, es un barbaridad política de imprevisibles consecuencias que hay que evitar por todos los medios.
Afortunadamente la primera reunión entre M. Iceta y J. Fernández ha terminado en tablas, aplazando el asunto para el dictamen de una comisión "ad calendas grecas"
Es cada vez más urgente la convocatoria inmediata de un Congreso, que elija una nueva dirección apoyada por toda la militancia socialistas, PSC incluido.