La crisis económica que padecemos, los más de cinco millones de parados y los desmanes del gobierno popular que dirige el país, tienen forzosamente que generar un estado de pesimismo en la sociedad española.
En una situación de estas características es de agradecer cualquier buena noticia que pueda aparecer que compense mínimamente los datos del día a día.
Muy al contrario, muchos medios de comunicación, en esa loca carrera que parece que han emprendido para ver quien es más sensacionalista y, de paso, menos riguroso, se afanan en bombardearnos con las peores noticias que encuentran, interpretándolas, además, de la peor manera posible.
Los telediarios nos informan profusamente todos los días de accidentes, catástrofes o crímenes ocurridos en cualquier lugar lejano del mundo. Las emisoras de radio repiten machaconamente la misma mala noticia en periodos muy cortos de tiempo de forma que en vez de enterarte de que ha habido un crimen de violencia doméstica, por ejemplo, parece que ha habido una docena. Los titulares de muchos periódicos se esfuerzan por destacar en letras grandes la interpretación más negativa de cualquier hecho, que luego leyendo el contenido resulta no ser para tanto, pero los que leen solo titular, se quedan con la interpretación más negativa. Es lo que he llamado la atracción del lado oscuro, parafraseando el argumento de la película de G. Lucas.
Y si la noticia no tiene lado oscuro, se inventa. Me entero por la radio (cadena SER) de que se ha publicado el índice de Transparencia Internacional (TI) correspondiente a 2012, índice que sigo desde hace unos años y que se refiere al grado de corrupción de todos los países del mundo basados en una serie de encuestas internacionales de reconocido prestigio.
La "ilustrada" redactora pregunta a uno de los responsables de TI, enfatizando el tono con sorpresa, que como es posible que España ocupe el número 30, empatada con Botswana.
Si analizamos los datos con cierta profundidad, tampoco hace falta demasiada, encontramos:
1. España está en el puesto habitual de siempre, en la parte final de los países con menor índice de corrupción, por delante de los países del este de la UE. y de Portugal, Grecia e Italia y por detrás de los países de la Europa central y nórdica. Y de otros países desarrollados
2. La puntuación de España 2012 ha mejorado respecto a los años anteriores: 2011 puesto 31 con 62 puntos, 2010 puesto 60 con 61 puntos etc.
3. Botswana también está en su puesto habitual: 2012 puesto 30 con 65 puntos, 2011 puesto 32 con 61, 2010 puesto 33 con 58, etc.
Por tanto lo sorprendente, en todo caso, es la posición de Botswana, con un índice de corrupción muy inferior al de los países africanos de su entorno, mientras que España mantiene su posición en el ranking incluso subiendo nota.
Esta interpretación de los informes internacionales, que muchas veces se hace de forma sistemática, y con una superficialidad y falta de rigor notable, consigue en ocasiones crear una opinión bastante más negativa de la realidad.
El informe PISA, que se publica cada tres años, puede servir de ejemplo. Después de años de información sistemáticamente sesgada, hecha desde "el lado oscuro", ha convencido a una buena parte de la población de que la educación en España tiene un nivel lamentable. Aunque instituciones serias, profesionales y solventes, como el Colectivo Luzuriaga, han publicado interpretaciones distintas PISA, que aunque también tienen un cierto contenido crítico, está contextualizado en la evolución histórica y la situación socioeconómica de España. El análisis que se incluye en el documento "El fracaso escolar en el estado de las autonomías", publicado en Junio de 2012, ha tenido una incidencia escasa o nula en la opinión pública, en buena parte por que los medios de comunicación prefieren el escandalo de una interpretación negativa que informar de forma seria y objetiva.
La atracción por el lado oscuro no la practican solo los medios de comunicación, tiene también incidencia importante en muchos ciudadanos que bien influidos por los medios o de "motu propio", parecen encantados en hacerse eco de cualquier noticia negativa de cualquier dificultad que indique que las cosas están peor de lo que están y son proclives a tragarse y transmitir cualquier intoxicación, rumor, bulo, etc. siempre que sea suficientemente negativo.
Además del ya citado informe PISA hay muchas otras informaciones que impactan negativamente en muchos ciudadanos, por ejemplo los culebrones que circulan por la red, en foros de internet o en forma de correos electrónicos, en los que mezclando medias verdades con auténticos inventos, se desprestigia a cualquier personaje público que venga a cuento, especialmente si se trata de políticos, que son las piezas más codiciada.
Esta visión tan negativa de la sociedad hace que algunos ciudadanos, no necesariamente cínicos sino personas con sentimientos positivos que demuestran todos los días en diversas circunstancias, defienden una visión social generalizada desde el lado oscuro que niega la existencia de sentimientos nobles y desinteresados y tiende a considerar que todo se hace por razones de estricto interés personal o sentimientos 100% egoístas.
Aunque la crisis está sacando también a la luz algunos de los mejores sentimientos sociales, como lo demuestra el notable incremento de aportaciones de productos a los bancos de alimentos, hechas muchas veces por ciudadanos de escasos recursos, o la movilización de capas sociales y profesionales que tradicionalmente estaban al margen de cualquier movimiento. El hecho de que médicos por un lado y jueces y fiscales por otro, estén reivindicando una sanidad pública y una justicia gratuita, supone un cambio cualitativo importante, que anteriormente habían empezado a dar otros sectores como los docentes.
Sin embargo los "capturados por el lado oscuro" del razonamiento llegan incluso a cuestionar estas actitudes positivas y las califican de máscaras de sus autenticas intenciones que no son otras que la obtención de ventajas personales o corporativas. Es indudable que en todos estos movimientos hay mezcla de reivindicaciones sociales y corporativas pero la novedad positiva, es que los aspectos sociales priman cada día más sobre los personales o corporativos.
Sería provechoso que esta contradicción social entre actitudes positivas y valoraciones negativas, se decantara hacia el lado positivo y a pesar de las dificultades existentes tengamos al menos una opinión positiva de nosotros mismos.
Los medios de comunicación deberían también abandonar la información espectáculo negativo y recuperar mayor profundidad y rigor.