El 20 de diciembre de 1973 como, posteriormente, el 23 de febrero de 1981, son fechas clave de nuestra historia reciente que no hay que olvidar.
Hace cuarenta años, el 20 de diciembre de 1973, estaba convocada la vista del proceso 1.001 por el que diez dirigentes de CC.OO. iban a ser juzgados por el TOP, acusados de asociación ilícita con peticiones que sumaban 162 años de cárcel, encabezados por los 20 pedidos para Marcelino Camacho.
Ser sindicalista en aquellos años no salía barato.
Los miembros de CC.OO. de la factoría de Ramirez del Prado de Standard Electrica, como muchos otros sindicalistas de muchas otras empresas, estábamos reunidos en un pasillo solitario de la última planta del edifico preparando las movilizaciones que estaban convocadas para ese día como actos de protesta por el proceso 1001.
Al recibir la noticia del atentado que acabó con la vida del almirante Carrero Blanco, se cortó de raiz cualquier intentó de movilización. Llegaron indicaciones de evitar provocaciones y la prudencia se impuso.
La muerte de Carrero Blanco marcó el inicio de la transición con el dictador aún con vida, ya que la desaparición del hombre fuerte del Régimen, el que controlaba todos sus resortes, fue sin duda un factor que quito algunas dificultades a la transición.
Con Carrero Blanco, la transición política hubiera sido mucho más difícil que con Arias Navarro.
El gobierno de Arias Navarro, con Franco en estado casi terminal, fue un gobierno políticamente débil con políticas contradictorias, algunas "aperturistas," como aquel espiritu del 12 de febrero, otras crueles en coherencia con la dictadura, como los fusilamientos de tres miembros del FRAP y dos etarras en Septiembre de 1975 y finalmente cobardes como el abandono de los saharauis en la marcha verde con el dictador agonizando.
Conviene recordar estas cosas que se han vivido en España hace todavía muy pocos años y que forman parte del precio pagado por la democracia que ahora se minusvalora con excesiva frecuencia.
Hace cuarenta años, el 20 de diciembre de 1973, estaba convocada la vista del proceso 1.001 por el que diez dirigentes de CC.OO. iban a ser juzgados por el TOP, acusados de asociación ilícita con peticiones que sumaban 162 años de cárcel, encabezados por los 20 pedidos para Marcelino Camacho.
Ser sindicalista en aquellos años no salía barato.
Los miembros de CC.OO. de la factoría de Ramirez del Prado de Standard Electrica, como muchos otros sindicalistas de muchas otras empresas, estábamos reunidos en un pasillo solitario de la última planta del edifico preparando las movilizaciones que estaban convocadas para ese día como actos de protesta por el proceso 1001.
Al recibir la noticia del atentado que acabó con la vida del almirante Carrero Blanco, se cortó de raiz cualquier intentó de movilización. Llegaron indicaciones de evitar provocaciones y la prudencia se impuso.
La muerte de Carrero Blanco marcó el inicio de la transición con el dictador aún con vida, ya que la desaparición del hombre fuerte del Régimen, el que controlaba todos sus resortes, fue sin duda un factor que quito algunas dificultades a la transición.
Con Carrero Blanco, la transición política hubiera sido mucho más difícil que con Arias Navarro.
El gobierno de Arias Navarro, con Franco en estado casi terminal, fue un gobierno políticamente débil con políticas contradictorias, algunas "aperturistas," como aquel espiritu del 12 de febrero, otras crueles en coherencia con la dictadura, como los fusilamientos de tres miembros del FRAP y dos etarras en Septiembre de 1975 y finalmente cobardes como el abandono de los saharauis en la marcha verde con el dictador agonizando.
Conviene recordar estas cosas que se han vivido en España hace todavía muy pocos años y que forman parte del precio pagado por la democracia que ahora se minusvalora con excesiva frecuencia.