Hace algunos días, en una conversación entre miembros del PSOE, surgió un comentario sobre un antiguo compañero que se había dado de baja recientemente. Aunque alguno de los presentes criticó su conducta, la mayoría nos mostramos comprensivos pues, en la situación actual, es inevitable que se produzcan bajas en las organizaciones políticas. Finalmente, una de las compañeras presentes hizo la siguiente pregunta retórica: "Lo que habría que preguntarse es porque nosotros seguimos siendo militantes del PSOE". Esta cuestión me ha estado persiguiendo durante los últimos días.
La decisión de afiliarse al PSOE, o a cualquier otro partido de izquierdas, se adopta por un principio ético, al tomar conciencia de que vivimos en una sociedad injusta e insolidaria y queremos contribuir a cambiarla, lo que implica asociarse con otros ciudadanos que tienen un propósito similar.
En este sentido, los partidos políticos de izquierdas solo son herramientas para el cambio y como toda herramienta, a veces se estropean, envejecen o se quedan sin combustible por lo que es necesario repararlas, modificarlas o sustituirlas por otras más modernas y mejor adaptadas a los nuevos tiempos.
Desde que el 12 de Mayo de 2010 el presidente Zapatero anunció las medidas económicas de urgencia para acelerar la reducción del déficit y, como consecuencia, el PSOE empezó a perder la confianza de la sociedad española, han pasado más de cuatro años y medio sin que esa confianza se haya recuperado.
Dimitió Zapatero, le sustituyo A.P. Rubalcaba, se obtuvo un mal resultado en las elecciones generales y, posteriormente, en las europeas, se hizo una convención política general, se eligió nuevo S.G. por votación directa de todos los afiliados, se convocaron y realizaron elecciones primarias para seleccionar los cabezas de lista de las próximas elecciones municipales ya autonómicas, y después de todo esto, el PSOE se encuentra con unas expectativas de voto inferiores a las de las últimas generales.
Tenemos un líder y un equipo de dirección federal nuevos, pero todavía están muy verdes, pues cometen muchos errores de principiantes y no han logrado consolidarse en el conjunto de la sociedad.
En estas condiciones el PSOE está, como herramienta para cambiar la sociedad, bastante deteriorado y este deterioro, explica las bajas que se están produciendo en el partido.
Vuelvo a a la pregunta inicial ¿Por que seguimos siendo socialistas y afiliados al PSOE?
No puedo responder por las motivaciones de otros compañeros, solamente por las mías y con una seguridad relativa.
Sigo en el PSOE porque, a pesar de sus limitaciones, sigue siendo la única herramienta útil para frenar al neoliberalismo que, cada vez más, domina nuestra sociedad.
Las nuevas organizaciones políticas surgidas a raíz de la crisis económica, que ningún gobierno, incluido el nuestro, ha podido enfrentar de forma satisfactoria, han sido capaces de movilizar a un buen numero de ciudadanos descontentos, pero aunque en buena parte hayan podido acertar en el diagnostico, no han sido capaces de ofrecer soluciones factibles más allá de una crítica sistemática a todo el sistema democrático adobada con una buena dosis de demagogia y adanismo.
El PSOE ha iniciado un proceso de cambio interno, con la convocatoria de elecciones primarias y la elección directa del S.G. Aunque estos procesos tienen todavía muchas limitaciones pues han permitido que en sitios claves como Madrid un candidato como Tomás Gómez, con muy pocas probabilidades de ganar las elecciones autonómicas a pesar del desprestigio acumulado por el PP en los últimos años, haya conseguido evitarlas; son imparables y en el futuro deberán dar paso a un partido más abierto y democrático.
No nos queda mucho tiempo para consolidar estos cambios pues, de no hacerse rápidamente, pueden llevar al PSOE a convertirse en una organización marginal.
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