Las campañas electorales son una buena fuente de inspiración para hacer comentarios críticos.
Los candidatos de los distintos partidos pasan varias semanas dando mitines y haciendo debates y declaraciones y eso da lugar a equivocaciones, anécdotas y situaciones ridículas. No es mi intención hacer bromas fáciles con ello, pues no quiero contribuir a la burla generalizada de los representantes políticos, que está tan de moda.
Mi comentario va en el sentido de poner de manifiesto el puritanismo exagerado que se está apoderando del debate político que llega, en algunos casos, a extremos ridículos. Ciertamente ese puritanismo nace de la indignación que ha producido la corrupción y el enchufismo que se ha puesto de manifiesto en los últimos tiempos, pero en algunas ocasiones ese intento por tirar el agua sucia, puede implicar también arrojar por la borda herramientas importantes para el ejercicio democrático.
Aunque no sean los únicos, los principales protagonistas de esta ola puritana son los partidos emergentes, Ciudadanos y Podemos. Algunos ejemplos oídos estos días, son más que anécdotas pues representan posiciones puritanas de fondo.
El reparto de los sillones
En la elección de la presidenta de Andalucía en la que todos los partidos de la oposición a Susana Diaz están haciendo todo un papelón, surgió el asunto del reparto de los sillones, también podían haber dicho poltronas que suena peor, de la mesa de la Asamblea.
La portavoz de Podemos declaró con gesto despectivo, que ellos no están en política para repartirse los sillones, que eso era cosa de la vieja política.
Sorprende que un partido político, por novato que sea, no sea consciente de la importancia que tiene la mesa de un parlamento y minimice el derecho que tiene a estar presente en ella con la representación que le corresponda. El PP y el PSOE ejercieron legítimamente su derecho y su obligación, a defender la representación que creían que les correspondía y eso NO es trafico de sillones, es ejercer la representación que les ha otorgado las elecciones.
Los bancos y la financiación
El concepto moderno de la banca como entidad de financiación, se inicia en la edad media y hoy, en pleno siglo XXI, es inconcebible pensar que la sociedad pueda funcionar sin bancos. Ciertamente los abusos de la banca han sido muy importantes en los últimos años y el coste de su rescate para la sociedad enorme, aunque todavía cabe la la esperanza de que los próximos gobiernos busquen los mecanismos para recuperar lo que se ha invertido en el rescate de los bancos.
Pero que un partido político de nuevo cuño satanice a la banca en su conjunto y como concepto y busque su financiación por mecanismos atipicos y no controlables, como el crowfunding de dudosa legalidad para la financiación política y criminalice a la ciudadanía que utiliza la banca en su vida diaria, no deja de ser una vuelta atrás, a los tiempos del trueque.
La banca necesita sin duda un control mucho mayor y la necesidad de crear una banca pública con los fondos del rescate es una idea que se va abriendo paso, pero de ahí, a prescindir de la banca como fuente de financiación hay un largo camino que Podemos parece dispuesto a transitar.
Los cargos de confianza y el enchufismo
Entre las obligaciones del gobernante no está solamente la de cumplir el programa con el que se ha presentado, está también la de elegir a las personas más adecuadas para realizarlo y eso incluye a ministros, consejeros y equipos de gobierno municipal y también, a altos cargos que pueden ser o no funcionarios. La ley tiene tasado en que casos los altos cargos tienen que ser forzosamente funcionarios, en la AGE hasta Subdirector General, mientras que los Directores Generales pueden serlo o no. Otra cosa son los asesores, los componentes de los gabinetes y los responsables de empresas públicas u organismos autónomos que suelen ser cargos de libre designación. Que en muchos casos ha habido abusos de nombramientos a dedo y enchufes, es bastante evidente y por ello son necesarios controles más rigurosos, pero obligar a que todos los altos cargos sean siempre funcionarios como se ha llegado a proponer, es una auténtica barbaridad que priva a los gestores de algunas herramientas necesarias para hacer un buen trabajo.
Los pactos
Los pactos son consustanciales a la actividad política, y mucho más cuando se perfilas un escenario político multipartidista. Que en estas condiciones A. Rivera, presidente del partido emergente C´S, proclame a los cuatro vientos que solo pactará donde gane ¿Que quiere decir?
- Que no va hacer pactos menores, de investidura, con otros partidos, repitiendo la lamentable posición que están teniendo en Andalucía.
- Que no va a participar en ningún gobierno que encabece otro partido.
- Que no va a permitir acuerdos con otros partidos cuando tenga mayoría relativa.
- Que solo va a gobernar cuando obtenga mayoría absoluta, situación casi imposible en el panorama actual.
- Que no va a gobernar nunca.
Si esto es así más le valdría a Albert Rivera haber organizado una orden monástica en vez de un partido político.
La sobreactuación en estos temas puede llevar a tirar el agua sucia con el niño dentro y así no es posible hacer política.