Aunque Compromis ha presentado una oferta de acuerdo de mínimos para constituir un gobierno de izquierdas en el último minuto, esta oferta solo ha sido valorada por el PSOE mientras que Cs y Podemos la han ignorado. En consecuencia, el Rey ha comunicado a Patxi López que no hay candidato para la presidencia del gobierno y estamos en vísperas electorales.
El 22D dejó, excluyendo a los nacionalistas por razones bien conocidas, cuatro posibles configuraciones de gobierno:
- Gran Coalición PP-PSOE (con o sin Cs), que tendría mayoría absoluta.
- Coalición de derechas PSOE -Ciudadanos que suma 163 diputados y le faltan 13 para la mayoría.
- Coalición de izquierdas PSOE - Podemos - IU, que suma 161 diputados y le faltan 15 para la mayoría.
- Coalición transversal, PSOE- Cs -CC, que suma 131 diputados y le faltan 45 para la mayoría.
Hasta aquí la historia que termina el 2 de Mayo.
En primera aproximación, el escenario del 26 J puede tener una composición parecida y llegar al mismo bloqueo actual, como suelen pronosticar los analistas de lo obvio, que además pronostican mayor abstención porque la ciudadanía está cansada de juegos políticos.
Pero la historia puede escribirse también de otra manera. En primer lugar podría haber mayor participación porque la ciudadanía, viendo un resultado más apretado, puede mostrar mayor interés y la participación aumente. La campaña electoral puede jugar un papel importante.
En cuanto a los posibles resultados, los sondeos de opinión, a pesar de su excesivo cocinamiento interesado que les hace poco fiables, apuntan algunas tendencias:
Mantenimiento o subida moderada de PP y PSOE, descenso significativo de Podemos, subida, igualmente significativa de CS y ascenso, relativamente importante de IU. Tendencias un tanto contradictorias pues parecerían indicar un trasvase de votos significativo de Podemos a Cs que no es muy coherente.
Teniendo en cuenta está contradicción y el pie del que cojean los cocineros demoscópicos, podría estimarse una tendencia real diferente para los dos grandes partidos: Descenso moderado para el PP, subida moderada del PSOE.
Con ello se valorarían en positivo, las actitudes negociadoras de PSOE y Cs y, en negativo, los bloqueos sistemáticos de Podemos y PP, con pinza incluida.
Estas variaciones podrían modificar el peso de los bloques indicados acercando a unos y alejando a otros de la mayoría suficiente.
Hay más factores que pueden influir, el factor Rajoy, que ha demostrado ser un líder acabado que dirige un partido minado por la corrupción, lo que dificulta el acercamiento de Cs al PP.
El segundo factor relevante es el futuro de las alianzas de Podemos y de IU. Podemos se presentó en diciembre con una corte celestial en forma de confluencias, que es una especie de coalición con forma jurídica difusa y a la que ahora pretende sumar a IU para aumentar aun más el barullo. La renovación de estas coaliciones no está clara y la posible incorporación de IU a la "corte del faraón", tropieza con dificultades serias en IU y en el mismo Podemos.
Las llamadas confluencias, hallazgo semántico para definir una forma de acuerdo político un tanto peculiar, no han tenido excesivas ventajas para sus componentes, pues no han conseguido visibilidad en el parlamento con grupo propio y salvo Compromis, que se desmarcó al grupo mixto, han tenido un protagonismo político muy escaso frente a un superlider lo acapara todo.
Si finalmente no hubiera un acuerdo IU-Podemos que satisfaga a todas las tendencias de IU, podrían ocurrir algunas cosas que dieran al traste con tan precario acuerdo.
La primera que no hubiera acuerdo, con lo que IU, además de presentarse por su cuenta, intentaría recuperar la autonomía de sus organizaciones en Galicia y Catalunya, lo que haría tambalear a las conflencias.
La segunda que Alberto Garzón aceptara ser abducido por Podemos, como hizo en las Autonomicas de Madrid con la operación Tania que nos costó el gobierno a la izquierda, lo que podría dar lugar a una escisión de IU de nefastas consecuencias para Podemos, IU y toda la izquierda.
Por su parte Compromis ha manifestado, yéndose al grupo mixto en el primer envite de esta legislatura, ser un espíritu libre, no un subdito del faraón. En coherencia lo lógico sería que presentase su propia candidatura que le daría más votos aunque pudiese perder algún representante.
Si Izquierda Unida mantiene su independencia y las confluencias recuperan su libertad, pueden tener un protagonismo post electoral que les permita participar directamente en la configuración del futuro gobierno y favorecer la ruptura del bloqueo político hacia uno u otro lado.
Las elecciones del 26J darán como resultado tres posibles bloques como los actuales, seguramente más equilibrados en tamaño y muy posiblemente sin mayoría absoluta en ninguno de ellos.
En legislaturas anteriores, cuando el ganador de las elecciones, fuera el PP o el PSOE, no tenía mayoría absoluta, se completaba la mayoría recurriendo a los partidos nacionalistas. El precio de este apoyo se pagaba casi siempre con concesiones relativas a incrementar sus competencias autonómicas. En esta ocasión, las peticiones autonómicas de los nacionalistas catalanes son inasumibles pues implican facilitarles su proceso de independencia, en este contexto el PNV, aunque las tensiones independentistas actuales de Euskadi sean mucho menores, no puede quedarse como avalista del "centralismo" por lo que su apoyo también es difícil. Solo la irresponsabilidad que en este tema ha demostrando Podemos, que todavía dice aspirar a la centralidad política, considera factible un apoyo catalán a la investidura del gobierno de España.
En estas circunstancias el apoyo complementario necesario podría venir de IU y delas antiguas confluencias de Podemos, pero necesitarian tener libertad para hacerlo y no estar unidas en santo matrimonio canónico con el partido de Pablo M. iglesias