La carta que el Presidente del Gobierno (PG) español, Pedro Sanchez, envió al Rey de Marruecos el pasado 14 de marzo, ha levantado todo tipo de críticas tanto desde los partidos de la oposición como desde los que habitualmente apoyan al gobierno.
Los partidos de derechas se limitan al habitual de que se "habla que me opongo" y critican las formas con que se ha enviado la carta por no haber sido consultados, como si el gobierno tuviera que consultar cualquier gestión que hace.
Los grupos de apoyo al gobierno también critican las formas, con mas razón Unidas Podemos que forma parte del gobierno aunque, dado los excesos verbales de algunos de sus ministros, hay que entender la prudencia de no habérselo comunicado antes.
En cuanto al fondo del asunto, la derecha calla mientras que la izquierda expresa su desacuerdo con el supuesto cambio de posición del gobierno, que históricamente ha defendido la necesidad de un referéndum de autodeterminación.
El cambio de posición del gobierno es relativo pues, por un lado, la carta del PG responde a una propuesta previa de Marruecos del año 2007, que había sido bien recibida por el Consejo de Seguridad de NN.UU., por el gobierno de R. Zapatero y luego aceptada por el de M. Rajoy en dos ocasiones. Por otra parte, la carta solo acepta empezar a negociar sobre la base de la propuesta de autonomía, no admitir las propuestas de Marruecos, por último esta respuesta se produce después de varios contactos con el representante de NN.UU., con la Unión Europea y con el Secretario de Estado de EE.UU. y poniendo de manifiesto el respeto absoluto a las decisiones del Consejo de Seguridad de NN.UU.
La respuesta del PG no supone la aceptación sin más de la propuesta de Marruecos sino, solamente, la aceptación de la Autonomía como base de discusión siempre que se respeten los acuerdos del Consejo de Seguridad de la ONU y se llegue a un acuerdo con la población saharaui, es por tanto el principio de un nuevo proceso de negociación y no una posición final sobre el resultado de la misma en la que, por otra parte, tendrán que intervenir otros actores: Marruecos, Argelia, El Pueblo saharaui y NN.UU.
Limitarse, como hace la izquierda parlamentaria, a la mera proclamación sistemática del derecho de autodeterminación del Sahara después de transcurrido casi medio siglo de la marcha verde, no deja de ser una postura simbólica con muy poco valor real pues 140.000 saharauis siguen viviendo de la solidaridad internacional en campamentos del desierto y cada vez es mas urgente que puedan tener un futuro acorde con el de cualquier otro ciudadano del mundo.
La propuesta de Marruecos ha sido aceptada como base de negociación además de por España, por otros países de la U.E por EE.UU y por la propia ONU y rechazada por Argelia, que ha retirado temporalmente a su embajador en España, y por el Frente Polisario, aunque hay que indicar que otras organizaciones saharauis criticas con el Polisario, como el Movimiento de Saharauis por la Paz (MSP) ven con esperanza la propuesta de autonomía del sahara como un primer paso que "sienta las bases para negociar y poder terminar con este conflicto" Para el MSP "la etapa final es el desarrollo de una autonomía o confederación, que es una solución aceptable y aplicable para los países involucrados en el conflicto." y piden la mediación de España para hacer posible esta negociación.
Como indicaba el PG en su comparecencia en el parlamento, el momento de abordar este tema es totalmente oportuno, en primer lugar por el nombramiento, después de varios años, de un nuevo enviado del S.G. de NN.UU. que ha sido aceptado por todas las parte implicadas y que ya ha tenido varis contactos con el gobierno español. Por otro lado las relaciones España Marruecos llevan rotas desde hace un año y es necesario restaurarlas para abordar los múltiples asuntos de interés mutuo sin que la situación del Sahara tenga que ser moneda de cambio para resolverlos. Por último hay razones geopolíticas, que la guerra de Ucrania ha puesto sobre la mesa, de interés de todas las partes, como el gas argelino y los oleoductos con Argelia, que además de ser necesarios para reducir la dependencia europea del gas ruso puede ser una infraestructura importante para la futura canalización del hidrogeno verde que Marruecos esta en posición favorable para producir.
Es por tanto un momento oportuno para volver a abordar una negociación difícil, que tiene muchas aristas que limar debido a las discrepancias históricas entre Marruecos y Argelia y el Polisario y que ya han hecho naufragar las negociaciones en muchas ocasiones durante estos casi cincuenta años de ocupación. Hay que hay que esperar que las gestiones que haya hecho el enviado especial de la ONU y otros actores internacionales permitan acercar posturas entre las partes implicadas.
El cambio de posición del gobierno de España tiene seguramente algunas claves que todavía no han salido a la luz que esperemos puedan empezar a desvelarse con la próxima visita a Marruecos del PG y con el deseable comienzo de un proceso negociador.
En todo caso son casi cinco décadas de conflicto y merece la pena aprovechar la ocasión para dar, al menos, un paso adelante en su resolución. Limitarse a proclamar de forma solemnes los derechos de autodeterminación del pueblo saharaui, no conduce a ninguna parte.