La crisis que afecta al PSOE desde las elecciones generales del 20N, incluso desde antes si tenemos en cuenta que ya se produjo una primera y, significativa caída, en las elecciones Autonómicas y Municipales, se esdtá focalizando en nuestro Secretario General (SG) Alfredo Pérez Rubalcaba.(APR)
Cada vez que ocurre algún suceso conflictivo relacionado con el PSOE se le imputa inmediatamente a Alfredo y se aprovecha para pedir su dimisión y su sustitución por otro compañero, que nadie sabe quién puede ser. En las últimas semanas han ocurrido algunos hechos relevantes de distinta naturaleza, que deben tener, por tanto, tratamientos distintos. Se trata del conflicto entre el PSC y el PSOE, la decisión unilateral del PSdG de elegir directamente a su S.G. y la moción de censura de Ponferrada, apoyándose en un ex-alcalde condenado poa r acoso sexual.
El conflicto con el PSC responde a la distinta situación política y social que se vive en Catalunya y que condiciona los planteamientos del PSC de un modo diferente a los del resto del PSOE. Se trata de un conflicto de carácter político, que se podría haber planteado de un modo parecido fuera quien fuera el S.G.
La decisión unilateral del PSdG está relacionada con la elección del S.G. gallego por un procedimiento, que aunque es defendido por muchos compañeros, no forma parte de los estatutos. Ningún S.G. Federal puede ni debe admitir estos desafíos.
La moción de censura de Ponferrada responde a un doble error de cálculo, por un lado del G.S. de Ponferrada por la forma de plantearla y por otro del Secretario de Organización O. López por darla luz verde. Rubalcaba rectificó a posteriori, cuando ya solo quedaban soluciones menos malas, pues el mal ya se había hecho.
Sin embargo todo vale para atacar ferozmente a APR, no solo la derecha política y mediática que encuentra en ello una válvula de escape para tapar sus miserias y desgastar, de paso, al enemigo más temido, sino también muchos medios supuestamente progresistas algunos intelectuales y un cierto número de compañeros socialistas.
Saber en qué medida las fuertes críticas que está sufriendo APR, son debidas a la mala imagen del PSOE, como consecuencia del resultado final del gobierno de Zapatero o a su propia actuación personal, es un ejercicio imposible. En otras palabras
¿Qué imagen tendría otro dirigente distinto que hubiera asumido o pudiera asumir la SG del partido?
¿Es el momento de plantearse la sustitución de Alfredo Pérez Rubalcaba y sustituirlo por otro compañero?
Para responder estas preguntas hay que comprender el momento en que estamos, y tener claro que el papel tiene que tener ahora el PSOE.
Después del 20N, el Partido Socialista se encuentra en plena travesía del desierto, en la que, además, tiene que actuar simultáneamente con responsabilidad, como única alternativa posible en España, y firmeza ante las barbaridades que está cometiendo un Partido Popular cada vez más escorado a la derecha y más prisionero de sus propios desmanes, y, como los ciclistas profesionales después de una caída, tiene que curarse sus heridas internas en plena carrera.
El Congreso de Sevilla eligió a Alfredo Pérez Rubalcaba como Secretario General, hace poco más de un año y está cumpliendo de forma fundamentalmente satisfactoria con la misión que le hemos encomendado que no es fácil y que difícilmente puede ser brillante. No deberíamos ponérselo más difícil los propios militantes del partido con críticas destructivas cada vez que se mueve. Hay que pasar página y asumir los resultados de Sevilla.
Hay que entender también en que momento no estamos: No estamos en vísperas de unas elecciones y por tanto no necesitamos todavía un candidato que encabece nuestras listas .Dejemos que el tiempo pase hasta que llegue el momento de las primarias, previsiblemente a mediados del año 2014.
¿Podría ser Rubalcaba el candidato socialista a las elecciones del 2015?
No es el momento de elegir candidato pero parece indudable que el S.G. es candidato intrínseco a las primarias, otra cosa sería que, como Zapatero hizo en el 2011, renunciase a serlo. En cualquier caso sería una temeridad presentarlo como cabeza de cartel con unos índices de popularidad tan bajo como los que tiene ahora.
Puede ser cierto que Rubalcaba está contra las cuerdas, como también lo está el Partido Socialista, pero tiene fuerza, capacidad y solidez para salir de esa situación y sacar de ella al PSOE, pero se necesita tiempo para conseguirlo por lo que no se le puede descartar como candidato y si, no se recuperase suficientemente, al menos habría evitado el desgaste de la travesía del desierto a quien finalmente sea nuestro candidato.
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