En los últimos días de noviembre mas de 400 militares retirados, pertenecientes a la XIX promoción de la Academia General del Aire, a la XXIII de la Academia General Militar y a otros grupos, han enviado un total de cuatro cartas al Jefe del Estado manifestando su preocupación por la gestión, según ellos inconstitucional y favorable al separatismo nacionalista, del gobierno de España
La última carta, después de hacer el correspondiente análisis sesgado y catastrofista, acaba con el siguiente texto:
Por último, al firmar esta declaración y comprometer nuestra contribución para revertir la peligrosa deriva en que se ha situado a nuestra Patria, no podemos dejar de renovar una vez más nuestra absoluta lealtad a nuestro Rey y Mando Supremo de las Fuerzas Armadas con el mismo entusiasmo con que lo hicimos al despedirnos de la Bandera finalizado nuestro Servicio activo.
¡VIVA ESPAÑA!
En su chat de WhatsApp, los militares retirados de la XIX promoción incluían propuestas tan demenciales como la de bombardear la sede de la ANC o fusilar a 26 millones de ciudadanos para acabar con esa situación.
El complot de los "sables oxidados" tiene algunas similitudes con la operación Galaxia orquestada por Tejero en 1978, pocos días antes del referéndum constitucional. Aunque el espíritu es el mismo, acabar con la democracia en España, las diferencias son considerables, los conspiradores de 1978 eran militares en activo y no se limitaban a enviar cartas al Rey, sino que pretendían secuestrar al gobierno y boicotear la aprobación de la Constitución.
El contexto social también era muy diferente, frente a la crispación actual, un tanto artificial, de las derechas, originada por los pactos presupuestarios del gobierno, la operación Galaxia se gestó durante los llamados años del plomo, en los que la actividad de ETA estaba en pleno apogeo. En 1978 ETA ocasionó 65 victimas mortales, muchas de ellas militares, unos años después se producía el intento golpista del 23F.
Aunque las circunstancias sociales no sean las mismas y resulte difícil concebir un golpe de estado en un país europeo en pleno siglo XXI, no parece sensato considerar como una simple pataleta de los manifiestos y los comentarios de estos militares, pues podría interpretarse también que, aunque los militares retirados no tienen mando operativo, si pueden tener una fuerte influencia con otros mandos en activo que en algún momento estuvieron bajo su mando. En este sentido se podría interpretar como un aviso hecho por la "vieja guardia", que tiene libertad de expresión, como vanguardia de los que están en activo, que no la tienen. En consecuencia, es necesario que el gobierno tome las amenazas en consideración y adopte las medidas legales y políticas oportunas.
El gobierno ha puesto en manos de la fiscalía los contenidos del chat, lo que probablemente tenga poco recorrido si se considera, como en otras ocasiones, conversaciones privadas, pero no ha hecho lo propio con las cartas que pudieran interpretarse, los juristas tendrían que analizarlo, como una invitación al Rey a intervenir al margen de la constitución y aunque menos espectacular si podría tener una calificación penal de intento de sedición.
Un indicador importante de esta situación son las reacciones que han tenido los distintos actores políticos y sociales. El gobierno ha reaccionado positivamente por medio de la ministra de Defensa y el JEMAD, los partidos de izquierdas también han manifestado con contundencia su rechazo a estas actitudes. Sin embargo las derechas han reaccionado de forma tibia, en el caso de Casado y lamentable en el caso de su actual ariete político, Isabel Diaz Ayuso, que ha justificado los hechos. La ultraderecha poco menos que ha apoyado el manifiesto y los de Ciudadanos, no saben no contestan. Lamentablemente tampoco han opinado los "jarrones chinos" del PSOE y del PP, ni los barones autonómicos socialistas, que siempre tienen el verbo muy fácil para criticar al gobierno.
La reacción de los medios de comunicación también ha sido contradictoria y muchos de ellos, en su constante afán de equidistar, no han dudado en comparar las barbaridades dichas en el chat con algunas presuntas actitudes ilegales, reales o inventadas pero en todo caso no comparables, de algunos dirigentes de la izquierda.
Hay que mencionar también el silencio del Rey y de la Casa Real. Aunque el Rey no sea responsable de las cartas que recibe, ante una clara invitación a intervenir fuera de la constitución, sería conveniente que se desmarcará de los firmantes y manifestara su apoyo al gobierno democráticamente elegido. Una declaración del Rey sería, además, una buena oportunidad para recuperar la imagen de la monarquía, muy tocada por los negocios y la posterior huida del Rey emérito.
La derecha (C's, PP y VOX) no ve mal que los militares hagan una advertencia a los socialistas, comunistas y separatistas para que no se desmanden. La respuesta debe ser continuar con las medidas sociales que mejoran la vida de la población.
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