La "operación púnica", que se ha desarrollado en varias localidades de Madrid, León, Valencia y Murcia, es el último episodio de corrupción política descubierto en España. Ha supuesto la imputación de 51 persona y el ingreso en prisión de 35 implicados, entre ellos 6 alcaldes de Madrid, el antiguo S.G. del PP de Madrid y el presidente de la diputación de León.
Esta operación se ha llevado a cabo poco tiempo después del descubrimiento de la trama de las tarjetas opacas de Cajamadrid, y a semejanza de ella, está encabezada por antiguos dirigentes del PP, y los implicados son en su mayoría también miembros de este partido, aunque tambien haya algún militante del PSOE y de IU (ambos en Parla), y algunos empresarios corruptores.
Esta vez no se trata de una trama antigua relacionada con el ladrillo, sino de una muy reciente aunque utilizando técnicas parecidas, la adjudicación fraudulenta de concursos. Los datos disponibles parecen indicar que esta vez no se trata de financiación ilegal de partidos sino, solamente, de golfería personal.
Por buscar algún elemento positivo, esta trama se ha descubierto cuando llevaba "solamente" dos años de actividad cuando otras como, Gurtel, o Barcenas, tuvieron un recorrido mucho más largo antes de ser descubiertas. Esta relativa rapidez de actuación podría indicar que las autoridades judiciales y policiales están ahora más en guardia.
Las reacciones de los partidos políticos también han sido mas rápidas, pues nada más conocerse la operación todos los afiliados han sido suspendidos de militancia.
Hay que empezar a tener la esperanza de que la corrupción política haya tocado fondo y que estos últimos escándalos sean el principio de su final.
Para conseguirlo realmente, es necesario dejar de marear la perdiz y empezar a tomar medidas consensuadas y eficaces a corto, medio y largo plazo, pues casi todos los partidos estamos implicados.
En primer lugar hay que definir un instrumento de trabajo sin buscar ventajas políticas.
La propuesta del PP de un pacto PP-PSOE favorece a los populares pues puede interpretarse como un intento del PP de tapar sus vergüenzas, que son mayores que las de todos los demás, con el mínimo coste, además de dar argumentos a los que no se cansan de proclamar la necesidad de un pacto PP-PSOE para un futuro próximo; pero la propuesta de un pleno del Congreso visualizaría un todos contra el PP, o una generalización del "y tu más" que el PP no puede aceptar y que supondría seguramente un paso más hacia el desprestigio de nuestro sistema democrático.
Es necesario hacer una propuesta neutral que no dé ventajas a nadie. La iniciativa de Rubalcaba de 2013 de invitar a participar a un grupo de hombres y mujeres de reconocido prestigio e independientes que sean aceptado por todos, podría ser una opción; pero sea esta formula o cualquier otra, tiene que ponerse en marcha inmediatamente. No se puede a seguir mirando al tendido
Entre las medidas que hay que tomar de forma imprescindible, está la de dotar de mas medios a la Administración de Justicia y simplificar sus procedimientos administrativos. Los procesos de corrupción se eternizan y se mezclan los mas antiguos que ya tenían que estar cerrados, con los nuevos que van surgiendo. Dentro de poco volverán a aparecer, como si se tratara del Guadiana, los casos de Urdangarin, Barcenas o Gurtel.
Según muchos juristas es necesario cambiar también algunos aspectos del código penal, que parece que se ha quedado anticuado. Estos cambios, que en cualquier caso hay que abordar cuanto antes, solo tendrán eficacia de cara a prevenir el futuro pues a los que están en tramite, o a los que aparezcan próximamente, no se les podrá aplicar.
Por ultimo es imprescindible tomar medidas políticas en el interior de todos los partidos, por un lado de cara al futuro, cuidando la selección de los candidatos, para eso las primarias son un buen instrumento aunque no sea el único, y por otro investigando a fondo las responsabilidades que pueda haber en el seno de los partidos.
En el caso de las tarjetas negras, que han estado utilizándose durante más de diez años, no es creíble que ningún dirigente de los que nombraron a estos consejeros y tenían la obligación de controlar su actuación, sea responsable de nada. En Cajamadrid el abuso y la falta de diligencia de los controladores ha costado no solo los 16M€ defraudados sino tambien los 22.000 que ha habido que aportar para el rescate de la Caja, debido a la lamentable gestión que se hizo en ella.
Un buen ejecutivo que consigue brillantes resultados, debe estar bien pagado, pero en la Caja se pagó espléndidamente a unos gestores mediocres que la llevaron a la ruina cuando hasta hace unos años era una entidad muy sólida. La gestión de Mario Conde en Banesto parece ahora una broma comparado con la que se hizo en Cajamadrid.
Hay que confiar en que realmente se tomen las medidas para que empiece acabarse con la corrupción política, los ciudadanos están indignados con toda razón y los socialistas lo estamos con más razón todavía, pues una buena parte de la corrupción la teníamos en nuestra propia casa.
Esta vez no se trata de una trama antigua relacionada con el ladrillo, sino de una muy reciente aunque utilizando técnicas parecidas, la adjudicación fraudulenta de concursos. Los datos disponibles parecen indicar que esta vez no se trata de financiación ilegal de partidos sino, solamente, de golfería personal.
Hay que empezar a tener la esperanza de que la corrupción política haya tocado fondo y que estos últimos escándalos sean el principio de su final.
Para conseguirlo realmente, es necesario dejar de marear la perdiz y empezar a tomar medidas consensuadas y eficaces a corto, medio y largo plazo, pues casi todos los partidos estamos implicados.
En primer lugar hay que definir un instrumento de trabajo sin buscar ventajas políticas.
La propuesta del PP de un pacto PP-PSOE favorece a los populares pues puede interpretarse como un intento del PP de tapar sus vergüenzas, que son mayores que las de todos los demás, con el mínimo coste, además de dar argumentos a los que no se cansan de proclamar la necesidad de un pacto PP-PSOE para un futuro próximo; pero la propuesta de un pleno del Congreso visualizaría un todos contra el PP, o una generalización del "y tu más" que el PP no puede aceptar y que supondría seguramente un paso más hacia el desprestigio de nuestro sistema democrático.
Es necesario hacer una propuesta neutral que no dé ventajas a nadie. La iniciativa de Rubalcaba de 2013 de invitar a participar a un grupo de hombres y mujeres de reconocido prestigio e independientes que sean aceptado por todos, podría ser una opción; pero sea esta formula o cualquier otra, tiene que ponerse en marcha inmediatamente. No se puede a seguir mirando al tendido
Entre las medidas que hay que tomar de forma imprescindible, está la de dotar de mas medios a la Administración de Justicia y simplificar sus procedimientos administrativos. Los procesos de corrupción se eternizan y se mezclan los mas antiguos que ya tenían que estar cerrados, con los nuevos que van surgiendo. Dentro de poco volverán a aparecer, como si se tratara del Guadiana, los casos de Urdangarin, Barcenas o Gurtel.
Según muchos juristas es necesario cambiar también algunos aspectos del código penal, que parece que se ha quedado anticuado. Estos cambios, que en cualquier caso hay que abordar cuanto antes, solo tendrán eficacia de cara a prevenir el futuro pues a los que están en tramite, o a los que aparezcan próximamente, no se les podrá aplicar.
En el caso de las tarjetas negras, que han estado utilizándose durante más de diez años, no es creíble que ningún dirigente de los que nombraron a estos consejeros y tenían la obligación de controlar su actuación, sea responsable de nada. En Cajamadrid el abuso y la falta de diligencia de los controladores ha costado no solo los 16M€ defraudados sino tambien los 22.000 que ha habido que aportar para el rescate de la Caja, debido a la lamentable gestión que se hizo en ella.
Un buen ejecutivo que consigue brillantes resultados, debe estar bien pagado, pero en la Caja se pagó espléndidamente a unos gestores mediocres que la llevaron a la ruina cuando hasta hace unos años era una entidad muy sólida. La gestión de Mario Conde en Banesto parece ahora una broma comparado con la que se hizo en Cajamadrid.