Empezar una negociación de cualquier tipo marcando lineas rojas, es una mala práctica que suele conducir al fracaso. También puede tratarse de una estrategia para no llegar a ningún acuerdo echando luego la culpa a la otra parte.
Cualquier sindicalista, con un mínimo de experiencia de negociación con la patronal, sabe que marcar lineas rojas de entrada no es la mejor manera de iniciar una negociación. Solo la patronal marca objetivos imposibles e inamovibles cuando no tiene ninguna intención de llegar a un acuerdo.
Las negociaciones sindicales tienen como objetivo mejorar las condiciones laborales de los trabajadores representados y eso no se consigue manteniendo de entrada, posturas intransigentes.
En el campo político deberían primar también los intereses de los ciudadanos, sobre todo después de que se han manifestado de forma nítida en las urnas.
El mensaje de las urnas en Andalucía es que gobierne el PSOE, pues ninguna otra combinación de partidos puede hacerlo. Los ciudadanos quieren que haya un mayor control que hasta ahora, por eso no le han dado al PSOE la mayoría absoluta.
En estas condiciones, la principal prioridad es que se constituya un nuevo gobierno cuanto antes y todos los partidos tendrían que favorecerlo. Para ello es necesario un pacto de investidura que permita la elección de la presidenta.
¿Tendría que ser gratis este pacto? Por supuesto que no, todo pacto tiene un precio, pero, al tratarse de un pacto de mínimos, que solo compromete la investidura, no puede tener condiciones inasumibles ni humillantes para el partido que tiene que formar gobierno.
Este criterio descartaría la metodología de "lineas rojas" como base de negociación, para sustituirlo por una serie de criterios políticos que habría que negociar con el futuro gobierno.
De las lineas rojas planteadas a bombo y platillo, casi todas son reconducibles a criterios de negociación, pero la exigencia, como condición sine qua non, de la dimisión de los ex-presidentes Chaves y Griñan de sus cargos en el parlamento nacional, está fuera de toda lógica.
Manuel Chaves dimitió como presidente de la Junta de Andalucía en abril de 2009, al ser nombrado Ministro de Política Territorial. En 2011 fue elegido diputado nacional por Cádiz.
J.A. Griñan dimitió de la presidencia de la Junta en Agosto de 2013, justificando su dimisión por varias razones, entre ellas: "Preservar a la Junta de la erosión que se ha producido al monopolizar el debate con su relación con el caso de los ERE". Estas declaraciones suponen, aunque sea de manera un tanto "light", una asunción de responsabilidades políticas. Después de su dimisión Griñan fue nombrado senador autonómico.
Es bastante evidente que tanto Chaves como Griñan tienen responsabilidades políticas en el asunto de los ERES, pues desaparecieron cientos de millones de euros de la Junta durante su mandato, pero esas responsabilidades ya están asumidas al cesar como presidentes. El asunto que se debate ahora es si Chaves y Griñan que están siendo investigados por el caso de los ERES, serán finalmente encausados porque el juez aprecie posibles responsabilidades penales en él, en cuyo caso, siguiendo el criterio del PSOE-A, deberían dimitir de cualquier cargo representativo.
He utilizado los términos investigados y encausados, que son los que sustituirán al término imputado en la nueva Ley de Enjuiciamiento Criminal, por ser mucho más precisos y reflejar mejor la situación procesal.
Si Chaves y Griñan salen encausados de las comparecencias actuales, tendrían que dimitir pero, si no lo fueran, los partidos que ponen esa condición como línea roja, tendrían que retractarse o quedar fuera de juego ante la ciudadanía.
Cualquier sindicalista, con un mínimo de experiencia de negociación con la patronal, sabe que marcar lineas rojas de entrada no es la mejor manera de iniciar una negociación. Solo la patronal marca objetivos imposibles e inamovibles cuando no tiene ninguna intención de llegar a un acuerdo.
Las negociaciones sindicales tienen como objetivo mejorar las condiciones laborales de los trabajadores representados y eso no se consigue manteniendo de entrada, posturas intransigentes.
En el campo político deberían primar también los intereses de los ciudadanos, sobre todo después de que se han manifestado de forma nítida en las urnas.
El mensaje de las urnas en Andalucía es que gobierne el PSOE, pues ninguna otra combinación de partidos puede hacerlo. Los ciudadanos quieren que haya un mayor control que hasta ahora, por eso no le han dado al PSOE la mayoría absoluta.
En estas condiciones, la principal prioridad es que se constituya un nuevo gobierno cuanto antes y todos los partidos tendrían que favorecerlo. Para ello es necesario un pacto de investidura que permita la elección de la presidenta.
¿Tendría que ser gratis este pacto? Por supuesto que no, todo pacto tiene un precio, pero, al tratarse de un pacto de mínimos, que solo compromete la investidura, no puede tener condiciones inasumibles ni humillantes para el partido que tiene que formar gobierno.
Este criterio descartaría la metodología de "lineas rojas" como base de negociación, para sustituirlo por una serie de criterios políticos que habría que negociar con el futuro gobierno.
De las lineas rojas planteadas a bombo y platillo, casi todas son reconducibles a criterios de negociación, pero la exigencia, como condición sine qua non, de la dimisión de los ex-presidentes Chaves y Griñan de sus cargos en el parlamento nacional, está fuera de toda lógica.
Manuel Chaves dimitió como presidente de la Junta de Andalucía en abril de 2009, al ser nombrado Ministro de Política Territorial. En 2011 fue elegido diputado nacional por Cádiz.
J.A. Griñan dimitió de la presidencia de la Junta en Agosto de 2013, justificando su dimisión por varias razones, entre ellas: "Preservar a la Junta de la erosión que se ha producido al monopolizar el debate con su relación con el caso de los ERE". Estas declaraciones suponen, aunque sea de manera un tanto "light", una asunción de responsabilidades políticas. Después de su dimisión Griñan fue nombrado senador autonómico.
Es bastante evidente que tanto Chaves como Griñan tienen responsabilidades políticas en el asunto de los ERES, pues desaparecieron cientos de millones de euros de la Junta durante su mandato, pero esas responsabilidades ya están asumidas al cesar como presidentes. El asunto que se debate ahora es si Chaves y Griñan que están siendo investigados por el caso de los ERES, serán finalmente encausados porque el juez aprecie posibles responsabilidades penales en él, en cuyo caso, siguiendo el criterio del PSOE-A, deberían dimitir de cualquier cargo representativo.
He utilizado los términos investigados y encausados, que son los que sustituirán al término imputado en la nueva Ley de Enjuiciamiento Criminal, por ser mucho más precisos y reflejar mejor la situación procesal.
Si Chaves y Griñan salen encausados de las comparecencias actuales, tendrían que dimitir pero, si no lo fueran, los partidos que ponen esa condición como línea roja, tendrían que retractarse o quedar fuera de juego ante la ciudadanía.