El primer intento de investidura de Pedro Sánchez se ha cerrado finalmente de forma negativa (131 votos positivos y 219 en contra), gracias al bloqueo conjunto del PP, Podemos, sus confluencias y satélites y los grupos nacionalistas.
Aunque a primera vista pueda parecer que todo sigue igual, una mirada más profunda nos revela que se ha dado un paso fundamental: el acuerdo PSOE-C´s, que constituye un núcleo duro de gobierno en la centralidad del arco parlamentario, que si se consolida, y se están dando pasos para ello, puede ser la base del próximo gobierno haya o no haya elecciones generales en Junio.
Dado que los 131 votos no son suficientes es necesario abrirse a derecha izquierdas para ampliar el acuerdo, buscando el PSOE la abstención de Podemos y C´s la del PP, pero ambos siguen enrocados en sus posiciones pretendiendo una vuelta atrás que deshaga el pacto ya conseguido. Sería absurdo deshacer el único pacto existente a cambio de nada y tanto PP como Podemos y su constelación de confluencias y satélites deberían darse cuenta. El primero que mueva ficha en sentido positivo conseguirá que el acuerdo vire más a la izquierda o más a la derecha, pues parece del todo improbable que P.Iglesias consiga ser supervicepresidente del gobierno como ambicionaba y que M.Rajoy repita como presidente del gobierno.
Albert Rivera está intentando una maniobra, tipo CUP de Cataluña, que consiguió la salida de Artur Mas cambiandolo por un candidato poco conocido que se sacaron de la manga. No parece fácil repetir esa operación con el PP pero tiene razón Rivera al decir, si lo consiguiera cambiaría el escenario y, en consecuencia, al PSOE nos lo pondrían bastante más difícil.
Quedan menos de dos meses para las nuevas elecciones y en ese tiempo, tendrían que producirse cambios en la actitud de PP y/o Podemos pues la hoja de ruta de PSOE y C´s parece clara: consolidar el pacto alcanzado y presionar sobre PP y Podemos para romper su resistencia. La presión complementaria sobre IU, Compromis o PNV, aunque no decisiva, puede contribuir a debilitar a Podemos y hacerle cambiar de posición.
Hay dos factores que pueden contribuir a cambiar el escenario.
Uno son las crisis internas que hay en los dos partidos. Podemos tiene en gestora varias comunidades autónomas, y esta teniendo contestación en algunas de sus confluencias, Compromis y su hasta ahora fiel vasallo, IU, parece también empezar a tomar alguna iniciativa propia. Por otro lado algunos relevantes colaboradores como el fiscal Villarejo o la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, empiezan también a mostrar discrepancias.
En el PP cada vez más sitiado por la corrupción, también empiezan a detectarse presiones internas para que Rajoy se eche a un lado, aunque en un partido tan hermético como el popular, casi nadie se atreve todavía a moverse.
El segundo factor que puede hacer cambiar de actitud tanto a Podemos como al PP, son las encuestas. La encuesta del CIS de enero, recién pasadas las elecciones, les daba una ligera ventaja, pero, una vez celebradas las consultas del rey y realizados los primeros movimientos, el panorama ha cambiado y los dos partidos que han tomado una actitud positiva, PSOE y C´s, están mejorando sus expectativas mientras Podemos y PP, que se han cerrado en posiciones sectarias, retroceden. Estas tendencias son todavía muy poco relevantes pero si se agudizan, es muy posible que tanto uno como otro partido se replanteen sus posiciones.
Después de la segunda sesión de investidura, estamos asistiendo a una aburrida y un tanto absurda guerra de trincheras con maniobras tácticas de corto alcance del tipo de quien se reúne con quien y quien invita y quien acepta, la invitación. Estas maniobras son solo pasto para que los mismos periodistas de siempre y en las mismas tertulias, sigan mareando la perdiz sin aportar nada nuevo, más allá de especulaciones casi siempre interesadas y muchas veces disparatadas que no conducen a ninguna parte.
Entre tanto el mundo sigue girando. En Siria hay una tregua inestable y los refugiados siguen pasando hambre, frío y miserias, mientras Europa muestra su peor cara. En EE.UU. avanza un posible candidato a la presidencia que, como no lo paren, es capaz de hacernos volver a los peores años de la guerra fría.
Dado que los 131 votos no son suficientes es necesario abrirse a derecha izquierdas para ampliar el acuerdo, buscando el PSOE la abstención de Podemos y C´s la del PP, pero ambos siguen enrocados en sus posiciones pretendiendo una vuelta atrás que deshaga el pacto ya conseguido. Sería absurdo deshacer el único pacto existente a cambio de nada y tanto PP como Podemos y su constelación de confluencias y satélites deberían darse cuenta. El primero que mueva ficha en sentido positivo conseguirá que el acuerdo vire más a la izquierda o más a la derecha, pues parece del todo improbable que P.Iglesias consiga ser supervicepresidente del gobierno como ambicionaba y que M.Rajoy repita como presidente del gobierno.
Albert Rivera está intentando una maniobra, tipo CUP de Cataluña, que consiguió la salida de Artur Mas cambiandolo por un candidato poco conocido que se sacaron de la manga. No parece fácil repetir esa operación con el PP pero tiene razón Rivera al decir, si lo consiguiera cambiaría el escenario y, en consecuencia, al PSOE nos lo pondrían bastante más difícil.
Quedan menos de dos meses para las nuevas elecciones y en ese tiempo, tendrían que producirse cambios en la actitud de PP y/o Podemos pues la hoja de ruta de PSOE y C´s parece clara: consolidar el pacto alcanzado y presionar sobre PP y Podemos para romper su resistencia. La presión complementaria sobre IU, Compromis o PNV, aunque no decisiva, puede contribuir a debilitar a Podemos y hacerle cambiar de posición.
Hay dos factores que pueden contribuir a cambiar el escenario.
Uno son las crisis internas que hay en los dos partidos. Podemos tiene en gestora varias comunidades autónomas, y esta teniendo contestación en algunas de sus confluencias, Compromis y su hasta ahora fiel vasallo, IU, parece también empezar a tomar alguna iniciativa propia. Por otro lado algunos relevantes colaboradores como el fiscal Villarejo o la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, empiezan también a mostrar discrepancias.
En el PP cada vez más sitiado por la corrupción, también empiezan a detectarse presiones internas para que Rajoy se eche a un lado, aunque en un partido tan hermético como el popular, casi nadie se atreve todavía a moverse.
El segundo factor que puede hacer cambiar de actitud tanto a Podemos como al PP, son las encuestas. La encuesta del CIS de enero, recién pasadas las elecciones, les daba una ligera ventaja, pero, una vez celebradas las consultas del rey y realizados los primeros movimientos, el panorama ha cambiado y los dos partidos que han tomado una actitud positiva, PSOE y C´s, están mejorando sus expectativas mientras Podemos y PP, que se han cerrado en posiciones sectarias, retroceden. Estas tendencias son todavía muy poco relevantes pero si se agudizan, es muy posible que tanto uno como otro partido se replanteen sus posiciones.
Después de la segunda sesión de investidura, estamos asistiendo a una aburrida y un tanto absurda guerra de trincheras con maniobras tácticas de corto alcance del tipo de quien se reúne con quien y quien invita y quien acepta, la invitación. Estas maniobras son solo pasto para que los mismos periodistas de siempre y en las mismas tertulias, sigan mareando la perdiz sin aportar nada nuevo, más allá de especulaciones casi siempre interesadas y muchas veces disparatadas que no conducen a ninguna parte.
Entre tanto el mundo sigue girando. En Siria hay una tregua inestable y los refugiados siguen pasando hambre, frío y miserias, mientras Europa muestra su peor cara. En EE.UU. avanza un posible candidato a la presidencia que, como no lo paren, es capaz de hacernos volver a los peores años de la guerra fría.