Una vez formado gobierno, aunque prácticamente sea el mismo de antes, la gestora que administra el PSOE no tiene ningún pretexto para no convocar el Congreso Extraordinario que ordenan los estatutos y que venimos demandando los militantes de diversas formas.
Sin abundar más sobre los graves errores cometidos por los promotores de la dimisión obligada de Pedro Sánchez, la situación es cada día más insostenible. El PSOE esta descabezado y es incapaz de hacer una declaración coherente y fiable ante cualquier acontecimiento político. El presidente de la gestora está escondido y, prácticamente, no dice nada mientras que el portavoz de la gestora, cuando no está amenazando a catalanes y díscolos con sanciones, se limita a declaraciones genéricas sin mayor contenido. El portavoz parlamentario ha perdido toda credibilidad después del cambio brusco de posición política y los barones y la baronesa han vuelto a ocultarse para no dar la cara, no vaya a ser que se la rompan.
La estrategia de la gestora parece ser esperar a que se calme el temporal y convocar un congreso ordinario "ad calendas grecas", después de una larga y laboriosa elaboración de sesudas ponencias que, luego, serán cuidadosamente archivadas como las de la conferencia de organización de 2013 y no tendrán mayor utilidad.
Antes del 1 de octubre teníamos un líder que a pesar de las dificultades existentes, externas y lamentablemente también internas, estaba intentando armar un gobierno de izquierdas, que no pudo ni intentarse, por las reticencias de los posibles socios y por la operación fraguada por los barones en el C.F. del 1 de octubre.
En estos días, después del golpe, el PSOE aparece como socio vergonzante de un gobierno corrupto de derechas, los militantes y votantes estamos deconcertados y las encuestas, vease el CIS de octubre recien publicado, nos dan un porcentaje de viotos inferiors a la mitad del PP, y muy por debajo de Podemos y su corte. Mientras la gestora se dedica a sancionar, regañar y buscar la manera de desvincularse del PSC.
Pedro Sánchez tiene ahora más prestigio que antes del golpe palaciego pero se está demorando mucho en ponerlo en valor y su aureola no va a ser eterna.
En la entrevista con J. Evole del 30 de Octubremostró una imagen de honestidad y sinceridad poco frecuente en lideres políticos que no gustó a muchos cuadros socialistas de mente más tradicional, no solo a los partidarios más acérrimos de la gestora, que le buscaron tres pies al gato sacando punta a todos los detalles por nimios que fueran, sino tampoco de otros compañeros que aunque comparten el fondo de la posición de Pedro, empiezan a darlo por amortizado y a hacer cálculos buscando terceras vías para recomponer el partido.
Creo que no andamos sobrados de dirigentes competentes para destruirlos con tanta facilidad. P. Sánchez es seguramente el mejor valor político que tenemos ahora en el PSOE y sea cual sea la evolución que pueda haber en los próximos meses tiene que formar parte de la nueva época del partido si no queremos hundirnos en la marginalidad.
Los muchos militantes que hemos firmado una petición de Congreso Extraordinario, tenemos urgencia en que se celebre cuanto antes, sin embargo parece que el proceso, por razones de calculo táctico que no acierto a comprender, está congelado.
Hace falta que las firmas se entreguen lo antes posible, que se pongan en marcha las medidas de presión necesarias para que esa convocatoria sea una realidad, que se monten y coordinen plataformas de apoyo socialistas para el Congreso, que se presione al C.F., que debe convocarse a la mayor brevedad posible, para alcanzar la mayoría necesaria para convocar el congreso cuanto antes.
No podemos seguir parados observando el espectáculo, como es habitual en el PSOE, tenemos que movilizarnos a la voz de ya, con inteligencia, pero también con decisión.
Antes del 1 de octubre teníamos un líder que a pesar de las dificultades existentes, externas y lamentablemente también internas, estaba intentando armar un gobierno de izquierdas, que no pudo ni intentarse, por las reticencias de los posibles socios y por la operación fraguada por los barones en el C.F. del 1 de octubre.
En estos días, después del golpe, el PSOE aparece como socio vergonzante de un gobierno corrupto de derechas, los militantes y votantes estamos deconcertados y las encuestas, vease el CIS de octubre recien publicado, nos dan un porcentaje de viotos inferiors a la mitad del PP, y muy por debajo de Podemos y su corte. Mientras la gestora se dedica a sancionar, regañar y buscar la manera de desvincularse del PSC.
Pedro Sánchez tiene ahora más prestigio que antes del golpe palaciego pero se está demorando mucho en ponerlo en valor y su aureola no va a ser eterna.
En la entrevista con J. Evole del 30 de Octubremostró una imagen de honestidad y sinceridad poco frecuente en lideres políticos que no gustó a muchos cuadros socialistas de mente más tradicional, no solo a los partidarios más acérrimos de la gestora, que le buscaron tres pies al gato sacando punta a todos los detalles por nimios que fueran, sino tampoco de otros compañeros que aunque comparten el fondo de la posición de Pedro, empiezan a darlo por amortizado y a hacer cálculos buscando terceras vías para recomponer el partido.
Creo que no andamos sobrados de dirigentes competentes para destruirlos con tanta facilidad. P. Sánchez es seguramente el mejor valor político que tenemos ahora en el PSOE y sea cual sea la evolución que pueda haber en los próximos meses tiene que formar parte de la nueva época del partido si no queremos hundirnos en la marginalidad.
Los muchos militantes que hemos firmado una petición de Congreso Extraordinario, tenemos urgencia en que se celebre cuanto antes, sin embargo parece que el proceso, por razones de calculo táctico que no acierto a comprender, está congelado.
Hace falta que las firmas se entreguen lo antes posible, que se pongan en marcha las medidas de presión necesarias para que esa convocatoria sea una realidad, que se monten y coordinen plataformas de apoyo socialistas para el Congreso, que se presione al C.F., que debe convocarse a la mayor brevedad posible, para alcanzar la mayoría necesaria para convocar el congreso cuanto antes.
No podemos seguir parados observando el espectáculo, como es habitual en el PSOE, tenemos que movilizarnos a la voz de ya, con inteligencia, pero también con decisión.