Directos a Moncloa, fue el deseo que expresó Pedro Sanchez en su intervención final del 39 Congreso.
Este deseo puede ser realidad en un plazo de tiempo más corto que largo. Después de muchos meses de hibernación, dirigidos por una gestora que más vale olvidar cuanto antes, el 39 Congreso, con una participación y un entusiasmo que hace mucho tiempo que no se veía, posiblemente desde aquel Zapatero no nos falles de 2004, ha renacido de sus cenizas y contradiciendo a quienes ya nos daban por muertos, hemos vuelto para recuperar nuestro sitio como referente fundamental de la izquierda española.
Los militantes socialistas hemos cubierto con éxito las dos primeras etapas, elección del S.G.y Congreso Federal, en el que se han aprobado unas ponencias que vuelven a situar al PSOE a la izquierda y se ha elegido una Comisión Ejecutiva con unos perfiles que permiten augurar un relanzamiento de ideas dentro del partido y una lealtad que evitará maniobras como la del 1 de Octubre pasado.
Aunque la ejecutiva es amplia, 49 compañeros/as, cada uno tiene una responsabilidad especifica y un perfil y una experiencia adecuadas para llevarla a cabo con éxito. No esta formada, como la ejecutiva anterior, por unos pocos secretarios de área y un enorme número de vocales sin cartera que, en la práctica, actuaron de comisarios políticos del conglomerado feudal en que se había convertido nuestro partido.
Se inicia ahora la tercera fase, los Congresos Regionales, en los que habrá que adaptar las ponencias a lo aprobado en el Congreso Federal y reelegir o renovar a las direcciones políticas regionales.
Algunos de los S.G. regionales que ahora hay que renovar forman parte del grupo de dirigentes que forzaron, con procedimientos poco ortodoxo, la dimisión de Pedro Sánchez el pasado 1 de Octubre, teniendo una conducta que, de forma suave, no hay más remedio que calificar de desleal, muchos de ellos son al mismo tiempo presidentes de su Comunidad Autónoma.
Dado el resultado de las primarias y del Congreso es previsible, sin necesidad de ninguna purga ni nada por el estilo, que muchos de estos dirigentes no gocen de gran apoyo en sus comunidades y, si no siguen el ejemplo de Javier Fernandez en Asturias y renuncian a presentarse, es muy posible que no salgan reelegidos porque, de forma democrática, los militantes de estas comunidades seguramente preferirán otras opciones.
No hay ninguna norma que obligue a que el cargo institucional de presidente de Comunidad esté asociado al cargo orgánico de S.G. regional, de hecho el PNV, por ejemplo, tiene una norma contraria y la presidencia del EBB, equivalente a nuestro S.G., es incompatible con la lendakaritza. Cuando se convoquen las elecciones autonómicas será el momento de renovar o reelegir los candidatos institucionales.
En los últimos años, el PSOE se había convertido en una organización de carácter feudal, en la que los llamados, con toda propiedad barones, tenían una gran influencia que condicionaba profundamente la política del partido. En el 39 Congreso esta estructura ha saltado por los aires y ahora solo resta rematar la jugada limitando el poder omnímodo que habían alcanzado las organizaciones regionales.
El PSOE ha iniciado una nueva etapa que promete ser mucho más fructifera.
Los militantes socialistas hemos cubierto con éxito las dos primeras etapas, elección del S.G.y Congreso Federal, en el que se han aprobado unas ponencias que vuelven a situar al PSOE a la izquierda y se ha elegido una Comisión Ejecutiva con unos perfiles que permiten augurar un relanzamiento de ideas dentro del partido y una lealtad que evitará maniobras como la del 1 de Octubre pasado.
Aunque la ejecutiva es amplia, 49 compañeros/as, cada uno tiene una responsabilidad especifica y un perfil y una experiencia adecuadas para llevarla a cabo con éxito. No esta formada, como la ejecutiva anterior, por unos pocos secretarios de área y un enorme número de vocales sin cartera que, en la práctica, actuaron de comisarios políticos del conglomerado feudal en que se había convertido nuestro partido.
Se inicia ahora la tercera fase, los Congresos Regionales, en los que habrá que adaptar las ponencias a lo aprobado en el Congreso Federal y reelegir o renovar a las direcciones políticas regionales.
Algunos de los S.G. regionales que ahora hay que renovar forman parte del grupo de dirigentes que forzaron, con procedimientos poco ortodoxo, la dimisión de Pedro Sánchez el pasado 1 de Octubre, teniendo una conducta que, de forma suave, no hay más remedio que calificar de desleal, muchos de ellos son al mismo tiempo presidentes de su Comunidad Autónoma.
Dado el resultado de las primarias y del Congreso es previsible, sin necesidad de ninguna purga ni nada por el estilo, que muchos de estos dirigentes no gocen de gran apoyo en sus comunidades y, si no siguen el ejemplo de Javier Fernandez en Asturias y renuncian a presentarse, es muy posible que no salgan reelegidos porque, de forma democrática, los militantes de estas comunidades seguramente preferirán otras opciones.
No hay ninguna norma que obligue a que el cargo institucional de presidente de Comunidad esté asociado al cargo orgánico de S.G. regional, de hecho el PNV, por ejemplo, tiene una norma contraria y la presidencia del EBB, equivalente a nuestro S.G., es incompatible con la lendakaritza. Cuando se convoquen las elecciones autonómicas será el momento de renovar o reelegir los candidatos institucionales.
En los últimos años, el PSOE se había convertido en una organización de carácter feudal, en la que los llamados, con toda propiedad barones, tenían una gran influencia que condicionaba profundamente la política del partido. En el 39 Congreso esta estructura ha saltado por los aires y ahora solo resta rematar la jugada limitando el poder omnímodo que habían alcanzado las organizaciones regionales.
El PSOE ha iniciado una nueva etapa que promete ser mucho más fructifera.