En casi todas las reuniones que mantenemos los socialistas, sea cual sea el tema de que se trate, aparece un asunto recurrente la, necesidad de recuperar la calle.
Los argumentos son casi siempre los mismos:
- Los años de gobierno nos han convertido en un Partido excesivamente institucional. Nos hemos acomodado a permanecer encerrados en el interior de nuestros locales, debatiendo nuestros asuntos, cada vez más alejados de los ciudadanos.
- Se añoran los tiempos de la transición, cuando los socialistas, junto con militantes de otros partidos de izquierdas participábamos y liderábamos todo tipo de movimientos sociales.
La conclusión de estos debates es, también casi siempre, la misma, con distintas variantes: Hay que combinar la actuación política institucional con el trabajo en la calle en contacto directo con la población y la participación en las asociaciones ciudadanas, lo que, teóricamente, siempre ha sido la forma de actuar del PSOE.
El primer argumento tiene que dejar de ser cierto lo más rápidamente posible, pues ya casi no somos un partido de gobierno y por otro lado, el papel institucional no debería hacernos perder el contacto con los ciudadanos. En todo caso el rol de oposición que ahora tenemos debería propiciar un impulso hacia un mayor contacto público que tuviera la inercia suficiente para mantenerse firme cuando volvamos a alcanzar el gobierno.
En lo que se refiere a los tiempos de la transición son difícilmente comparables con los actuales. En la transición, entre la muerte de Carrero Blanco y las elecciones municipales, los gobiernos tanto central como municipales estaban en manos de personajes del antiguo régimen y no había más herramientas que la presión en la calle. Después de la aprobación de la Constitución y con más énfasis después de las primeras elecciones municipales democráticas celebradas en 1979, la oposición de izquierdas pasó a ocupar puestos de responsabilidad en el Parlamento y en los Ayuntamientos. Ya no eran tiempos de destruir sino de construir el nuevo régimen democrático y eso había que hacerlo desde las instituciones.
¿Que puede suponer entonces recuperar la calle en el año 2013?
Si entendemos el concepto calle en sentido amplio como lugar de encuentro con los ciudadanos, los socialistas, específicamente como socialistas sin contar las participaciones en convocatorias de sindicatos u otras organizaciones o plataformas sociales, tendríamos que intensificar nuestro contacto con los ciudadanos mediante:
- La presencia física en la calle repartiendo información escrita de las actuaciones realizadas a nivel local, las convocatorias en marcha. En definitiva la presencia que se tiene durante las campañas electorales hay que hacerla con menor intensidad pero con constancia durante todos los meses del año.
- La utilización intensa de las nuevas tecnologías de la información: correo electrónico, twitter, facebook, etc., creando redes de ciudadanos interesados en nuestra política y debatiendo con ellos.
- La presencia frecuente de los representantes políticos socialistas, concejales, diputados regionales o diputados nacionales, en actos públicos en las que expusiesen a los ciudadanos las actuaciones desarrolladas en los distintos ámbitos y se sometiesen a las preguntas y sugerencias que pudieran hacerse
En cuanto a la participación en actos convocados por sindicatos, asociaciones y plataformas unitarias con las que habitualmente colaboramos, tenemos que intensificar nuestra participación directa y colaborar en la difusión de sus actos.
Progresivamente se van recuperando casi todas estas formas de actuación política aunque no con la intensidad que sería necesaria. Caso aparte, al menos en Madrid, es la presencia de nuestros representantes regionales y nacionales en los barrios y en los pueblos de Madrid. A principio de la legislatura se anunció un plan de asignación de diputados regionales a las barrios y poblaciones de forma que en cada zona hubiera un diputado de referencia. Ese plan nunca se ha puesto en marcha y cada vez es más urgente su activación. Del mismo modo, con las limitaciones propias de su menor número, los diputados y senadores nacionales también tenían que participar en actos con militantes, y ciudadanos para dar cuenta de su gestión.
Todas las formas de recuperar nuestra presencia en las calles pueden ser útiles, con una salvedad, aquellas que, con independencia de si incumplen o no la legalidad vigente, están en sus límites pues son, en cualquier caso, malas prácticas de movilización ciudadana, en las que que los socialistas no deberíamos participar. Me refiero a acciones como "Rodea el Congreso", actuaciones de montar escándalos en las tribunas del Congreso, de los Parlamentos autonómicos o de los Ayuntamientos.
Tampoco acciones de acoso a cargos públicos, el denominado "escrache", por muy en desacuerdo que estemos con las posiciones que defienden. Aunque hay que decir que algo parecido al escrache que tanto critican ahora, utilizaban no hace mucho tiempo, los activistas de extrema derecha contra las clínicas abortistas.
Es totalmente explicable la indignación ciudadana con la crisis económica, la corrupción, el desempleo, los desahucios, la estafa de las preferentes, etc., pero nuestra democracia tiene herramientas de protesta y reivindicación suficientes sin necesidad de recurrir a estas malas prácticas que considero son "Limites de las reglas democráticas”
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