Desde la elección de P. Casado como nuevo presidente del Partido Popular, se van confirmando dos cosas significativas, la primera es el fuerte giro a la derecha que está dándole a su partido, en dura competencia con Ciudadanos; la segunda es que el asunto del máster fraudulento sigue creciendo como una bola de nieve y puede convertirse en mucho mas que una tormenta de verano.
Si un giro a la derecha forma parte de la lógica política, cada partido puede definir la estrategia que considere más conveniente para sus intereses, la elección de un presidente sobre el que existen serias dudas en relación con la forma en que obtuvo sus títulos académicos, es un grave error político que puede costarles muy caro.
Un partido que acaba de perder el gobierno por una moción de censura derivada de una larga ristra de casos de corrupción, no puede presentar un candidato imputado en la trama del "negocio de másteres fraudulentos" del Instituto de Derecho Público de la Universidad Rey Juan Cárlos (URJC), que, además, ya les había costado la presidencia de la Comunidad de Madrid con Cristina Cifuentes, también cliente de ese negocio.
Si uno fuera conspiranoico, podría pensar que la elección de Casado forma parte de una conspiración para desprestigiar al PP e impedir su regeneración, pero no siéndolo, solo queda pensar en una gran torpeza cometida por los responsables de dicha elección, entre los que hay que contar a Mª Dolores de Cospedal, cuyo apoyo final fue el último empujón que necesitaba P. Casado.
El procedimiento judicial abierto, por el juzgado de instrucción nº 51 de Madrid, por el caso máster de Cristina Cifuentes, mantiene investigados a la propia Cifuentes, al director del máster, a la presidenta del tribunal y a otros profesores, y a varios alumnos del grupo VIP. En el caso de P. Casado, incluido en este grupo especial, es necesaria la intervención del Tribunal Supremo (TS) por su condición de aforado para lo cual ya se han iniciado las diligencias que se esperan sean resueltas en Septiembre.
Se han detectado movimientos en el TS para buscar un magistrado más o menos afín, que pueda decidir no investigar al presidente popular, pero el tema está muy difícil por la posibilidad de que este magistrado sea recusado y porque si los demás investigados son procesados no se va a entender que el nuevo lider popular quede impune.
P. Casado lo tiene muy difícil, si le imputan tendrá que dimitir y si no lo hacen tendrá sobre él la sombra permanente de la duda que, con toda seguridad, le pasará factura en los próximos procesos electorales.
Parece, por tanto, muy posible, un nuevo relevo en la dirección del PP antes de fin de año, después de las elecciones andaluzas y para ello, ya están velando sus armas la candidata derrotada, Soraya S. de Santamaría y, seguramente, el eterno tapado, el presidente de Galicia Nuñez Feijo, si no aparecen otros candidatos en este período, que todo es posible.
Si está circunstancia se produjera, el PP tendría un retroceso significativo y dejaría campo libre, a su otro yo, Rivera, en el campo de la derecha y al PSOE en el resto del espectro político nacional.
Si uno fuera conspiranoico, podría pensar que la elección de Casado forma parte de una conspiración para desprestigiar al PP e impedir su regeneración, pero no siéndolo, solo queda pensar en una gran torpeza cometida por los responsables de dicha elección, entre los que hay que contar a Mª Dolores de Cospedal, cuyo apoyo final fue el último empujón que necesitaba P. Casado.
El procedimiento judicial abierto, por el juzgado de instrucción nº 51 de Madrid, por el caso máster de Cristina Cifuentes, mantiene investigados a la propia Cifuentes, al director del máster, a la presidenta del tribunal y a otros profesores, y a varios alumnos del grupo VIP. En el caso de P. Casado, incluido en este grupo especial, es necesaria la intervención del Tribunal Supremo (TS) por su condición de aforado para lo cual ya se han iniciado las diligencias que se esperan sean resueltas en Septiembre.
Se han detectado movimientos en el TS para buscar un magistrado más o menos afín, que pueda decidir no investigar al presidente popular, pero el tema está muy difícil por la posibilidad de que este magistrado sea recusado y porque si los demás investigados son procesados no se va a entender que el nuevo lider popular quede impune.
P. Casado lo tiene muy difícil, si le imputan tendrá que dimitir y si no lo hacen tendrá sobre él la sombra permanente de la duda que, con toda seguridad, le pasará factura en los próximos procesos electorales.
Parece, por tanto, muy posible, un nuevo relevo en la dirección del PP antes de fin de año, después de las elecciones andaluzas y para ello, ya están velando sus armas la candidata derrotada, Soraya S. de Santamaría y, seguramente, el eterno tapado, el presidente de Galicia Nuñez Feijo, si no aparecen otros candidatos en este período, que todo es posible.
Si está circunstancia se produjera, el PP tendría un retroceso significativo y dejaría campo libre, a su otro yo, Rivera, en el campo de la derecha y al PSOE en el resto del espectro político nacional.