Los resultados de las elecciones generales del 28A permitían pronosticar una investidura relativamente fácil para Pedro Sanchez:
- El PSOE obtuvo 123 escaños
- U.Podemos, aunque recibió un fuerte castigo, todavía mantiene una representación de 42 diputados.
- Con estos resultados, mas los dos diputados regionalistas de Cantabria y Valencia, y la previsible incorporación del PNV, podría sumarse una mayoría simple de 173 diputados, suficiente para una investidura en segunda vuelta.
- Los tres partidos de derechas con Navarra más y Coalición Canaria, solo suman 151 escaños.
- El resto, los 26 representantes de los nacionalistas catalanes y Bildu, irían previsiblemente a la abstención.
¿Que ha pasado para que, después de dos meses, esta investidura todavía no se haya producido, y España siga sin gobierno?
En primer lugar, Pablo Iglesias, que ha tenido un doble y fuerte descalabro electoral, quiere fortalecer su posición proponiendo un gobierno de coalición en el que pretende ser vicepresidente, una repetición con menos "performance", pero el mismo sentido, que el intento de 2016 cuando presentó a su medio gobierno en una rueda de prensa, mientras P. Sanchez estaba todavía en consultas con el Rey
Como respuesta al órdago podemíta, el presidente del gobierno y sus asesores de cabecera, han entrado en una larga jugada táctica con un posible doble propósito, un tanto confuso: explorar las posibilidades de una abstención de la derecha para facilitar la investidura y presionar al mismo tiempo a Podemos para que se apee del órdago. La maniobra no ha tenido éxito, la derecha sigue en su voto negativo y P. Iglesias ha intensificado su órdago.
Por otro lado se comprende mal que P. Sanchez, que en 2016 acuño el lema "No es No" y dimitió como diputado para evitar apoyar al gobierno de Rajoy, utilice ahora los mismos argumentos para pedir la abstención de las derechas.
Es evidente que existe un plan B de algunos poderes fácticos para evitar un gobierno de izquierdas y sustituirlo por un gobierno PSOE-Cs y parece que alguien en Moncloa está favoreciendo esa maniobra, sin darse cuenta de que es imposible, aunque Cs esté empezando a desangrarse perdiendo algunos de sus cuadros mas relevantes.
El persistente órdago Podemíta favorece también esta operación pues lo que pretende P. Iglesias, con buena parte de ego, es un gobierno bicéfalo en el que él se atribuye el papel de segunda cabeza que, en determinadas circunstancias, podría tener la tentación, nada extraña en un personaje como Iglesias, de actuar por su cuenta desde esa supuesta vicepresidencia.
Un gobierno tiene que ser un equipo de trabajo solvente y homogéneo y no puede permitirse versos sueltos en puestos de vicepresidente.
La oferta de P. Sanchez de puestos de segundo nivel, Secretarías de Estado y Direcciones Generales, es un buen comienzo que debería ser suficiente para satisfacer las aspiraciones de Podemos y que, en el transcurso de las negociaciones, podría extenderse a algún ministerio que tendría que ser ocupado por alguna persona con el perfil adecuado. Un ministro tiene que dedicarse a atender el departamento que se le asigne y no puede estar en temas de política general. Por este motivo difícilmente puede ser ministro P. Iglesias cuyo papel, como lider de su partido, debería ser ocuparse de la política general, cosa que desde el gobierno, solo puede hacer su presidente sin rivalidades internas.
Finalmente el presidente del gobierno ha decidido presentarse a la investidura en los primeros días de Julio, con o sin acuerdo con Podemos. Es la última oportunidad para que P. Iglesias apague el farol, no repita la, para él, nefasta maniobra de 2016 y acabe apoyando un gobierno de izquierdas.