Va pasando el mes de Agosto y la pregunta sobre si habrá o no investidura de Pedro Sánchez (PS) sigue sin respuesta. Una legión de periodistas, politólogos y tertulianos de distinto pelaje, se pasan los días especulando sobre el asunto dando vueltas continuamente a los mismos argumentos, algunos de ellos bastante obvios. Muchos de estos supuestos expertos utilizan el argumento voluntarista y dicen no entender por que los dos protagonistas, PS y Pablo Iglesias (PI) no se sientan a dialogar y se ponen a pan y agua hasta que encuentren una solución, como si el problema estuviera en el tiempo de discusión.
Muchos de los opinantes consideran a PS máximo culpable del fracaso por tener la máxima responsabilidad institucional, como si ser presidente del gobierno le convirtiera en responsable de las tácticas obstruccionistas de otros protagonistas. Sorprendentemente, o quizá no tanto, entre los que comprenden y apoyan la actitud de PI figuran relevantes figuras del periodismo actual como F. Marhuenda y algunos salidos de un pasado tenebroso, como J.M. Carrascal o L.M. Ansón, todos ellos componentes de la caverna mediática.
Las posiciones del PSOE y de Podemos son tan contrapuestas que es prácticamente imposible llegar a un punto de encuentro equidistante por mucho que durasen las reuniones. El acuerdo, si se produce, tiene que estar basado en la aceptación de uno u otro modelo, aunque luego se complete con algunos elementos complementarios.
En este escenario parece lógico que ceda la posición más débil, que sin duda es la de Podemos por sus malas perspectivas electorales, la descomposición de algunas de sus confluencias y la siempre presente amenaza de una candidatura alternativa encabezada por I.Errejón.
Aunque la lógica indique que Podemos debería acabar cediendo, la capacidad de PI de darse tiros en sus propios pies es infinita, por lo que puede seguir manteniendo su posición y provocar una nueva convocatoria electoral.
Mientras PS se reúne con las asociaciones cívicas y sigue mejorando su programas, PI está ausente y sus peones de brega se limitan a repetir argumentarios pasados de moda en espera de que el "lider supremo" dicte la nueva estrategia a seguir. Hay que esperar que antes de volver a pronunciarse, PI tenga en cuenta las posiciones de algunos de sus socios, como IU, Barcelona en Común o los anticapitalistas andaluces, todos ellos mas partidarios de aceptar una solución a la portuguesa como la que plantea el PSOE.
Muchos de los opinantes consideran a PS máximo culpable del fracaso por tener la máxima responsabilidad institucional, como si ser presidente del gobierno le convirtiera en responsable de las tácticas obstruccionistas de otros protagonistas. Sorprendentemente, o quizá no tanto, entre los que comprenden y apoyan la actitud de PI figuran relevantes figuras del periodismo actual como F. Marhuenda y algunos salidos de un pasado tenebroso, como J.M. Carrascal o L.M. Ansón, todos ellos componentes de la caverna mediática.
Las posiciones del PSOE y de Podemos son tan contrapuestas que es prácticamente imposible llegar a un punto de encuentro equidistante por mucho que durasen las reuniones. El acuerdo, si se produce, tiene que estar basado en la aceptación de uno u otro modelo, aunque luego se complete con algunos elementos complementarios.
En este escenario parece lógico que ceda la posición más débil, que sin duda es la de Podemos por sus malas perspectivas electorales, la descomposición de algunas de sus confluencias y la siempre presente amenaza de una candidatura alternativa encabezada por I.Errejón.
Aunque la lógica indique que Podemos debería acabar cediendo, la capacidad de PI de darse tiros en sus propios pies es infinita, por lo que puede seguir manteniendo su posición y provocar una nueva convocatoria electoral.
Mientras PS se reúne con las asociaciones cívicas y sigue mejorando su programas, PI está ausente y sus peones de brega se limitan a repetir argumentarios pasados de moda en espera de que el "lider supremo" dicte la nueva estrategia a seguir. Hay que esperar que antes de volver a pronunciarse, PI tenga en cuenta las posiciones de algunos de sus socios, como IU, Barcelona en Común o los anticapitalistas andaluces, todos ellos mas partidarios de aceptar una solución a la portuguesa como la que plantea el PSOE.