Después de muchos meses de interinidad y de un largo proceso de negociación, ha sido posible formar gobierno en España.
Se trata del primer gobierno de coalición de la historia de la democracia española, formado por las dos fuerzas de izquierdas de ámbito estatal y apoyado, de una forma o de otra, por el resto de las fuerzas progresistas.
El nuevo gobierno tiene una composición muy adecuada a la situación política actual, con mezcla perfiles técnicos, especialmente en el área económica, con otros más políticos correspondientes a dirigentes de los dos partidos que forman el gobierno.
Los cambios de la estructura del gobierno en relación al gobierno anterior se sintetizan en la existencia de cuatro vicepresidencias en vez de una, que dan más énfasis a algunas áreas de gobierno que se pretende priorizar e indican al mismo tiempo una voluntad de coordinación horizontal entre departamentos, siempre tendentes a un funcionamiento excesivamente vertical y en la ampliación del número de ministerios, una necesidad propia de los gobiernos de coalición tanto de izquierdas como de derechas como sucede en la Comunidad de Madrid.
P. Sanchez accedió a la presidencia del gobierno con 167 votos positivos, 165 en contra y 18 abstenciones. Esta diferencia de solo dos votos ha sido considerado por la derecha y su entorno mediático como un síntoma de debilidad y de gobierno de corta duración, sin embargo aunque existen obstáculos importantes, el gobierno puede durar una legislatura completa pues las 18 abstenciones y al menos dos votos negativos, Coalición Canaria y PRC, de la investidura podrían ser positivos en los presupuestos y en muchas de las medidas que se propongan, especialmente las sociales. Los 187 votos que pueden llegar a sumar muchas de estas propuestas son un colchón suficiente para permitir la gobernabilidad. Aunque las propuestas de cambio constitucional, nombramientos de órganos u otras que requieren mayorímas cualificada de 3/5, 210 votos, tendrán muchas dificultades para aprobarse.
Los obstáculos que va a encontrarse el nuevo gobierno se concentran en tres aspectos:
El nuevo gobierno tiene una composición muy adecuada a la situación política actual, con mezcla perfiles técnicos, especialmente en el área económica, con otros más políticos correspondientes a dirigentes de los dos partidos que forman el gobierno.
Los cambios de la estructura del gobierno en relación al gobierno anterior se sintetizan en la existencia de cuatro vicepresidencias en vez de una, que dan más énfasis a algunas áreas de gobierno que se pretende priorizar e indican al mismo tiempo una voluntad de coordinación horizontal entre departamentos, siempre tendentes a un funcionamiento excesivamente vertical y en la ampliación del número de ministerios, una necesidad propia de los gobiernos de coalición tanto de izquierdas como de derechas como sucede en la Comunidad de Madrid.
P. Sanchez accedió a la presidencia del gobierno con 167 votos positivos, 165 en contra y 18 abstenciones. Esta diferencia de solo dos votos ha sido considerado por la derecha y su entorno mediático como un síntoma de debilidad y de gobierno de corta duración, sin embargo aunque existen obstáculos importantes, el gobierno puede durar una legislatura completa pues las 18 abstenciones y al menos dos votos negativos, Coalición Canaria y PRC, de la investidura podrían ser positivos en los presupuestos y en muchas de las medidas que se propongan, especialmente las sociales. Los 187 votos que pueden llegar a sumar muchas de estas propuestas son un colchón suficiente para permitir la gobernabilidad. Aunque las propuestas de cambio constitucional, nombramientos de órganos u otras que requieren mayorímas cualificada de 3/5, 210 votos, tendrán muchas dificultades para aprobarse.
Los obstáculos que va a encontrarse el nuevo gobierno se concentran en tres aspectos:
- Las contradicciones inherentes a un gobierno de coalición entre dos partidos que en un pasado reciente han manifestado serias discrepancias en algunos temas importantes. Aunque en el acuerdo y en manifestaciones posteriores se ha declarado la voluntad de lealtad mutua y se han definido órganos de control para dilucidar posibles discrepancias, no es imposible que en algún momento salte algún conflicto que la derecha estará atenta para capitalizar. hasta ahora, la lealtad mutua se ha puesto de manifiesto en los pactos, en la configuración del gobierno y en los primeros nombramientos un tanto delicados, lo que es un muy buen comienzo.
- La feroz oposición de la triple derecha que no admite su derrota y que está dispuesta a disparar contra todo lo que se mueve. Las duras descalificaciones que han hecho a temas anecdóticos como la dimensión del gobierno, a que sean ministros una pareja o, a que se haya cambiado a los martes los Consejos de Ministros, revela una intención de oposición feroz que puede volverse en su contar cuando la ciudadanía se aburra de tanta apocalipsis y empiece a retirarles su apoyo.
- La delicada situación de Cataluña puede poner en cuestión el pacto firmado entre ERC y el PSOE. Aunque hasta ahora se está demostrando que los dos partidos tienen voluntad de seguir adelante tanto en el apoyo al gobierno como en el avance hacia la resolución del conflicto catalán, las posiciones intransigentes de los separatistas catalanes radicalizados de JxCat y la CUP por un lado y las tres derechas nacionales por otro, pueden hacer naufragar la recondución del proceso catalán que es la base del acuerdo firmado. La situación de los dirigentes catalanes presos y la actitud beligerantes de algunos órganos judiciales son factores que también pueden influir de forma muy negativa.
Con el nuevo gobierno progresista se abre una nueva etapa ilusionante para muchos ciudadanos que creemos que, a pesar de las dificultades, será posible mantener el gobierno toda la legislatura y provocar un cambio total en el funcionamiento de nuestra sociedad.