Cualquier partido politico tiene la ambición lógica de obtener mayoría absoluta en los procesos electorales, para poder gobernar en solitario.
Esta ambición no es un modelo, como quiere hacernos creer Feijóo, es un deseo, cada vez mas difícil de alcanzar, por esta razón, cuando Feijóo habla de su modelo, está diciendo una perogrullada pues los procesos post electorales requieren, casí siempre, de pactos entre partidos afines.
Su" modelo" de gobierno no es más que un simple pretexto para evitar hacer público sus acuerdos con Vox, y su pretensión absurda de que para gobernar en solitario, si no consigue mayoría absoluta, es necesario que Vox le apoye gratis o que el PSOE le de la investidura, también gratis, para evitar el pacto con Vox, no es más que una afirmación mas de qu el gobierno le pertenece por derecho natural y todos, izquierda y ultraderecha incluidas, tienen la obligación de concederselo.
Para formalizar un pacto político de gobierno son necesarias dos condiciones:
- Que el resultado electoral pemita formar mayorías
- Que haya suficiente afinidad entre las organizacion firmantes del pacto.
El pacto de gobierno firmado en 2019 entre PSOE y U. Podemos reunía de forma parcial estas condiciones pues, aunque no sumaban los 176 diputados necesarios, tuvieron la opción de complementarse con los diputados de los partidos nacionalistas.
La afinidad política si alcanzaba el nivel mínimo necesario, aunque, como en cualquier pacto, hubo problemas en algunos momentos.
Los dos partidos, PSOE y Unidas Podemos, forman parte del sector progresista de la sociedad española, aunque existan algunas diferencias políticas importantes entre ellos. Las divergencia mas mportante que ha habido en esta legislatura, Ley del solo si es si, ha sido debida más a errores de gestión y coordinación que a diferencias políticas.
El PP se queja de las dificultades que tiene para formalizar posibles pactos pues, en la práctica, su único posible socio es VOX, que mantiene unos criterios políticos dificilmente asumibes por la democracia española. Para resolver esta asimetria, que es propia exclusivamente del PP, pretenden extender a incompatibilidad a todo el espectro político y para ello, distinguen entre "partidos Centrales", PP y PSOE, que tienen del orden del 60% de la representación y partidos extremistas, radicales y nacionalistas que representan el 40% restante, y que el PPson excluye de posibles mayorías.
Con este análisis tan simplón y en blanco y negro, del tipo que acostumbra a hacer el PP, pretenden equiparar a la extrema derecha de Vox con la extrema izquierda de U. Podemos, ERC y Bildu.
Feijóo, olvida que UP tiene posiciones de izquierda radical, pero totalmente legítimas que siempre han sido respetuosas con los consensos básicos de la constitución del 78.
ERC y Bildu por su parte tienen, por motivos evidentes, un pasado muy conflictivo con la sociedad española, pero hay que constatar que ambos están en un difícil y transito positivo, acercandose progresivamente, aunque con dificultades y contradicciones, a los consensos básicos de nuestro país, intentando hacerlos compatibles con sus principios nacionalistas. Hay que considerar también que, en ningún caso, ni ERC ni Bildu han formado nunca parte del gobierno de España, ni han tenido responsabilidades de gestión.
En el caso de los pactos VOX-PP, aunque el criterio de la aritmética electoral sea igual de válido, hay que tener en cuenta que VOX se opone de forma radical y combativa a los consensos básicos españoles, negando, entre otros, la existencia de violencia machista, el cambio climático o la eficacia de las vacunas del COVID. El acuerdo con ellos no debería ser posibe nl en CC. AA., ni en ayuntamientos y mucho menos, en el gobierno central.
Sin embargo si ha habido pactos y ha sido el PP quien ha aceptado esos antediluvianos principios y la perspectiva de que lo pueda hacer también de España, asusta a muchos ciudadanos.
Ciertamente, si el PP no acepta los principios de Vox, tiene muy pocas posibilidades de alcanzar un pacto, pero esa circunstancia no justifica negar la participacion en la vida poltica de los restantes partidos minoritarios.
La única salida lógica para evitar la inclusión de VOX en los gobiernos sería la formación de gobiernos de concentración, PSOE-PP allá donde fuera necesario y las circunstancias lo permitieran, pero la sistemática actitud negativa del PP en la política española, incluyendo situaciones dificiles como el COVID o la guerra de Ucrania, hace totalmente imposible una solución de ese tipo.
En el debate cara a cara recientemente celebrado, Feijóo tuvo el cinismo de ofrecer a Pedro Sanchez la firma en tiempo real de un pacto para que gobierne la lista más votada mientras hacía todo lo contrario para constituir gobiernos en las CC.AA. de Extremadura o Canarias, en las que la lista más votada fue la socialista
En las CC.AA y Ayuntamientos en los que ha habido pacto ha sido el PP quien ha aceptado los antidiluvianos principios de VOX y la perspectiva de que esa situación pueda repetirse tambien en el gobierno de España asusta a la ciudadanía, pero no hay ninguna duda de que si el PP no acepta los principios de VOX tiene muy pocas posibilidades de alcanzar un pacto con ellos.