La conspiración de los socialistas críticos, que ha tenido como consecuencia la dimisión del S.G. del PSOE, ha inspirado numerosos "memes" que ironizan con la muerte política de Pedro Sanchez. Pero, ni los críticos han alcanzado "sus últimos objetivos neoliberales", ni "la guerra ha terminado".
Tampoco hay que enterrar a ningún "Conde de Ferraz" rodeado de barones falsamente compungidos, pues Pedro Sánchez, aunque tocado, parece seguir estando muy vivo y los muchos socialistas que le apoyamos también y con ganas de pelea.
Nuestros nobles y levantiscos barones han conseguido con su golpe tres objetivos:
- La dimisión de Pedro Sánchez
- Evitar la posibilidad de un gobierno de progreso
- Retrasar la convocatoria del Congreso Extraordinario.
Pero todavía tienen que alcanzar un tercero:
- El apoyo del PSOE al gobierno del PP
y ese apoyo no lo tienen fácil, pues la militancia no está de acuerdo con ello. En pocos días se han conseguido más 46.000 firmas de afiliados pidiendo la convocatoria inmediata del Congreso.
Toda la "nobleza baronil" que ha ocupado la gestora anda elaborando sutilezas del estilo de: abstenerse no es apoyar o abstención técnica, sin atreverse a pronunciar la palabra maldita de abstención.
La lógica, acuñada en la última historia del partido, supondría que una decisión de este tipo tendría que ser tomada por el C.F. y ratificado por una consulta a la militancia, como se hizo con el pacto con Ciudadanos, pero no parece que la gestora este por la labor, pues les parece que eso es podemita y nos convierte en un partido asambleario. Tenemos incluso el riesgo de que intenten suprimir las primarias para la elección del candidato o del S.G.
Todo apunta a terceras elecciones pues, por el otro lado, el PP ha subido la puja y ahora exige poco menos que rendición incondicional.
Las terceras elecciones, que se han demonizado hasta un limite inaudito, serían una consecuencia directa de las dificultades que tienen los partidos políticos para asimilar una, y mas difícil, situación nueva y tienen que recurrir reiteradamente a la ciudadanía. Aunque no sean deseables se han convertido en casi inevitables.
En estas elecciones, los ciudadanos nos vamos a encontrar con una situación difícil pues los principales partidos que se presentan tienen, por distintos motivos, situaciones poco atractivas:
Toda la "nobleza baronil" que ha ocupado la gestora anda elaborando sutilezas del estilo de: abstenerse no es apoyar o abstención técnica, sin atreverse a pronunciar la palabra maldita de abstención.
La lógica, acuñada en la última historia del partido, supondría que una decisión de este tipo tendría que ser tomada por el C.F. y ratificado por una consulta a la militancia, como se hizo con el pacto con Ciudadanos, pero no parece que la gestora este por la labor, pues les parece que eso es podemita y nos convierte en un partido asambleario. Tenemos incluso el riesgo de que intenten suprimir las primarias para la elección del candidato o del S.G.
Todo apunta a terceras elecciones pues, por el otro lado, el PP ha subido la puja y ahora exige poco menos que rendición incondicional.
Las terceras elecciones, que se han demonizado hasta un limite inaudito, serían una consecuencia directa de las dificultades que tienen los partidos políticos para asimilar una, y mas difícil, situación nueva y tienen que recurrir reiteradamente a la ciudadanía. Aunque no sean deseables se han convertido en casi inevitables.
En estas elecciones, los ciudadanos nos vamos a encontrar con una situación difícil pues los principales partidos que se presentan tienen, por distintos motivos, situaciones poco atractivas:
- El PSOE, destrozado por la crisis actual.
- El PP, con medio partido sentado en el banquillo de la Audiencia Nacional.
- Podemos, con un enfrentamiento cada vez mas claro entre sus dos principales dirigentes.
- Ciudadanos, con un cumulo de contradicciones crecientes que le están llevando a la irrelevancia.
Los resultados de unas terceras elecciones no están escritos y puede pasar cualquier cosa, desde que se repita una situación parecida a la actual, hasta que el PP obtenga una mayoría suficiente que le permita gobernar, sin descartar otros resultados.
En cualquier caso si la ciudadanía considera que tiene que gobernar el PP, el pueblo es soberano, pero no será responsabilidad de los socialistas que cumpliremos nuestro papel claro de oposición de izquierdas, aunque sea con menos representantes.
El pacto con el PP nos colocaría en una situación ambigua de no ser ni gobierno ni oposición con poca capacidad de maniobra en un parlamento muy fragmentado. Puede dejar al PSOE en una posición muy debilitada no tanto por tener solo 85 diputados sino, sobre todo, por la indefinición ideológica y de programa que ello supone.
Reflexionar sobre que se puede hacer será el tema de otro capitulo.
Reflexionar sobre que se puede hacer será el tema de otro capitulo.