En Madrid, en las elecciones generales del 28A, el PSOE obtuvo el primer puesto con 1.024.000 votos. Este resultado abrió una ventana de esperanza a la posibilidad de recuperar la Comunidad de Madrid para la izquierda.
La degeneración del gobierno popular de Madrid, con sus últimos presidentes destituidos y procesados por corrupción; la debilidad de la nueva candidata popular, I. G. Ayuso, con sospechas de "mamandurrias" personales y de implicación en las corruptelas de los gobiernos anteriores, y con unas declaraciones públicas muy desafortunadas; auguraban un mal resultado para el PP. El candidato de Ciudadanos también era bastante flojo y, después de las elecciones generales, tampoco Vox parecía que fuera a obtener un resultado muy bueno.
Por la izquierda la figura de Angel Gabilondo ofrecía las máximas garantías y aunque Podemos acudía dividido, la proporcionalidad que tiene Madrid con una lista única de 132 diputados permitía pensar que esta división no tendría mayor efecto.
Los resultados electorales fueron, sin embargo muy distintos:
La participación en las autonómicas bajó hasta el 68%, casi 12 puntos menos que en las generales del mes anterior
- La derecha: PP+ Cs + Vox obtuvo 1.625.000 votos.
- La izquierda: PSOE + MM+ UP obtuvo 1.530000 votos.
Los casi 100.000 votos de diferencia existentes entre las dos convocatorias han propiciado el triunfo de las derechas.
Entrando en el detalle, el PSOE obtuvo en las elecciones autonómicas solo 880.000 votos, 144.000 votos menos que en las generales. Esta diferencia habría sido suficiente para revertir el resultado, pues Más Madrid y UP en conjunto obtuvieron 40.000 votos más que UP en las generales.
En consecuencia, la relativa desmovilización de los votantes socialistas el 26M (Autonómicas), en relación con el 28A (Generales), es una de las causas de la victoria de la derecha que no ha sido asumida por la dirección regional del PSOE-M, que hizo una campaña autonómica manifiestamente mejorable.
El resultado es que, a pesar de los desmanes cometidos por los gobiernos de E. Aguirre, I. Gonzalez y C. Cifuentes, el PP vuelve a gobernar en Madrid, con un gobierno bicéfalo dirigido por dos "dirigentes" de una mediocridad acreditada, que han empezado nombrando consejeros y directores generales a personas que supuestamente ya estaban amortizados por su gestión en gobiernos anteriores o antiguos alcaldes que dejaron un infausto recuerdo en sus municipios.
La presidenta actual tiene también acusaciones de abuso de poder por los créditos fraudulentos concedidos a su familia por Aval Madrid, en la mejor tradición de tráfico de influencia de sus predecesores.
La mala gestión y el comportamiento personal de la presidenta, son dos puntos débiles que la oposición socialista debería aprovechar, explotando las contradicciones evidentes que existen entre el PP y Cs.
Para poder tener la fuerza moral necesaria para abordar esta estrategia, el PSOE-M debe resolver los problemas de abuso de poder que han surgido en algunas instituciones gobernadas por socialistas. El Ayuntamiento de Móstoles, con practicas de nepotismo a favor de parientes y amigos de la alcaldesa, es un ejemplo paradigmático que es necesario corregir cuanto antes. Ante la publicación de estos abusos, la CER de Madrid ha reaccionado tarde y con mucha lentitud, retrasando una decisión, que no puede ser otra que la salida inmediata de la alcaldesa de la corporación, con procedimientos burocráticos lentos y complejos que corren el riesgo de eternizarse hasta el infinito.
Ningún partido esta vacunado contra la posible aparición de malas prácticas, pero la capacidad de actuación rápida y eficiente, sin perjuicio de las garantías necesarias, es lo que define un comportamiento político honesto y transparente.