Las elecciones primarias norteamericanas siguen un calendario fijo que se repite cada cuatro años de forma sistemática. Después de celebrarse, en el mes de Febrero, las primeras primarias en los cuatro Estados pequeños (Iowa, New Hampshire, Nevada y Carolina del Sur) que inician el proceso, llega, a primeros de Marzo, el llamado supermartes en el que se celebran elecciones en catorce Estados, incluidos alguno de los más grandes. El supermartes supone un punto de inflexión en el proceso de primarias pues decide la composición de aproximadamente el 25% de delegados que forman el cuerpo electoral en la convención demócrata que nombrará al candidato en el complejo y un tanto confuso, sistema electoral de EE.UU.
En las primarias del supermartes suele producirse la primera criba de candidatos, y así ha sucedido esta vez. El aparato del partido demócrata ha volcado todo su apoyo en Joe Biden, ex vicepresidente con Obama, con objeto de cerrarle el paso al hasta ahora candidato preferido, Bernie Sanders, demasiado progresista para los gustos del stablishment demócrata, que considera también que un candidato más convencional tiene mayores posibilidades de vencer al presidente Trump.
A falta de contabilizar todos los resultados del supermartes, no deja de sorprender que un país tan supuestamente avanzado como EE.UU. tenga unos procedimientos electorales tan rudimentarios, se confirma el primer puesto de Biden pero Sanders ha aguantado bien el envite y está a menos de un centenar de delegados del ex-vicepresidente, mientras que el resto de candidatos han desaparecido de la carrera por la nominación.
Empieza por tanto el siguiente capitulo de las primarias, que tienen dos puntos fuertes en los dos martes siguientes, día 7 con primarias en seis Estados y día 17 con primarias en cuatro.
B. Sanders ha levantado un potente movimiento, comparable al de Obama de hace 12 años, con miles de voluntarios, financiado por millones de aportaciones económicas conseguidas dolar a dolar sobre la base de pequeñas donaciones, frente a los cientos de millones de otros candidatos demócratas y del mismo D. Trump.
Un triunfo de Bernie significaría un giro de 180 grados en la política norteamericana, tanto en el plano interno, como en el que más puede afectarnos, el internacional.
La victoria de B. Sanders en las presidenciales podría significar mucho más que arrojar a Trump al vertedero de la historia y que sus cuatro años de mandato se queden solo en un mal sueño, significaría también el nacimiento de un nuevo escenario mundial del siglo XXI que contribuirá de forma decisiva a un nuevo paradigma en las relaciones internacionales.
Adelante Bernie
Desgraciadamente es muy posible que Donald Trump, por muy impresentable que sea, vuelva a ser elegido. Muchos demócratas piensan que a Bernie Sanders le puede pasar como a Corbyn en Inglaterra. Demasiado izquierdista para ser elegido. Y por eso prefieren a Biden. Pero Trump es una fuerza letal de la naturaleza. Y es muy difícil de parar. Confiemos en un milagro.
ResponderEliminarDespués de las primarias del gran martes, 10 de Marzo, y a falta de terminar el computo de delegados en algunos estados, especialmente en California, la ventaja de Biden sobre Bernie es de tan solo 156 delegados (881 frente a 775) y faltan todavía hacer primarias en 26 Estados y nombrar 2.207 delegados. Se ha cantado muy pronto la victoria de Biden
ResponderEliminar