Blog de Alfredo20032

Comentarios, desde la izquierda, de la actualidad política y social, con referencias esporádicas a otros temas más o menos relacionados.




30 junio 2016

El electorado nos dio un mandato

Después de las elecciones del 26J, repetición de las del 20D, el electorado ha clarificado su mandato a los partidos políticos.

En síntesis, el esquema básico de fraccionamiento del escenario se mantiene  muy similar al 30D, pero con algunas variantes  que se reflejaban en el balance publicado hace dos días.
  • Hay que evitar convocar nuevas elecciones.
  • La derecha ha concentrado una buena parte de su voto en el PP.
  • La izquierda ha castigado con fuerza a Unidos Podemos pero no ha trasladado su apoyo al PSOE.
Con estos datos básicos se puede interpretar que el electorado ha considerado que el PP debe formar un gobierno que, en ningún caso, puede tener las características del formado en 2011 con patente de corso para seguir sus criterios sin contar con nadie.

Los restantes partidos deben asumir esta situación y colaborar, sin traicionar sus programas y su ideología, en la gobernanza del país. Este escenario tiene soluciones, siempre que cada uno sepa interpretar su papel correctamente.

El PP debe rectificar algunas de las aristas mas afiladas de su programa político, económico y social y a alguno de sus talibanes más notorios.

Cs, como partido más cercano al PP, tiene que desarrollar sus dotes de bisagra, y de forma similar a como lo hizo en las autonómicas de Andalucía y Madrid, facilitar el gobierno a cambio, en primer lugar de una limpieza profunda del PP, en segundo de que modere algunas de sus políticas económicas y sociales.

Para que este esquema funcione, es imprescindible, que haya un acuerdo básico PP-Cs que sumaría 169 diputados, que necesitaría ser complementado con otros apoyos.

Los partidos nacionalistas, todos ellos menos Bildu y ERC en el campo del centroderecha, podrían tener ese papel complementario. En total suman 25 diputados, 14 de ellos de centro derecha.

Si excluimos de cualquier colaboración, por razones obvias, a los ocho diputados de Convergencia de Cataluña, quedarían cinco del PNV y dos canarios, uno de ellos en las listas del PSOE, que podrían completar mayorías. Un acuerdo de estas características sumaría los 176 diputados de la mayoría necesaria.


El PSOE debe liderar la oposición de forma constructiva, como lo ha hecho en muchas ocasiones, pero favoreciendo pactos de Estado o de menor rango, donde y cuando sea necesario, para acometer, al menos, alguna de las profundas reformas que España necesita.


Si no fuera posible que el PP y Cs sumasen a los nacionalistas, y se dieran algunos requisitos mínimos, el PSOE podría prestar las abstenciones necesarias para, sin salirse un ápice de su papel de liderar la oposición, permitir que hubiera un gobierno.

Por último queda UnPo, que tendrán que decidir que hacer con sus diputados, una vez se hayan lamido las heridas del batacazo. Pueden optar por "echarse al monte" y "batasunizar" su acción política, disparando a todo lo que se mueve y clamando contra tirios y troyanos, o centrar su discurso de forma positiva y aportar ideas desde la izquierda que representan. Espacio va a haber para ello.

UnPo es una coalición muy variopinta, con gentes de diversas procedencias que pueden actuar de formas diferentes. En la legislatura que acaba de terminar ya se vieron algunas de ellas, especialmente con Compromis Valenciano, que se fue al grupo mixto a las primeras de cambio para mantener una cierta personalidad, que hizo valer, de forma positiva, en los intentos de pacto que se sucedieron. Hay que esperar que Compromis, IU, alguna otra confluencia, o incluso sectores del núcleo central de Podemos reflexionen y tomen decisiones positivas.

Es previsible una legislatura de transición corta  que aclare posiciones y permita un gobierno mas definido antes de que pasen los cuatro años, pero la duración de una legislatura nunca se sabe.


28 junio 2016

Balance del 26J



Los resultados de las elecciones generales del 26J, aunque bastante similares a los del 20D, tienen diferencias muy significativas que configuran un escenario muy distinto.
  • Hay un ganador claro, el PP, que ha obtenido 700.000 votos más y ha incrementado su representación y su porcentaje de votos.
  • El PSOE ha mantenido sus posiciones pues, aunque ha perdido 100.000 votos y 5 diputados, ha  mejorado su porcentaje de votación.
  • Los partidos emergentes han  perdido claramente las elecciones, C´s ha perdido 400.000 votos, 8 diputados y ha bajado su porcentaje de apoyos.
  • Unidos Podemos por su parte, aunque ha mantenido su representación, se ha dado un batacazo monumental al perder 1.100.000 votos y 3,2 puntos de representación. Tenía expectativas de conquistar el cielo y ha acabado en el primer sótano.
Aunque se hagan especulaciones aritméticas sobre posibles pactos bastante parecidas a las del 20D, lo cierto es que no tienen sentido político, no podemos arriesgarnos a unas terceras elecciones,promoviendo una posible coalición, ahora si, de perdedores, para quitarle el triunfo de forma artificial al PP. Los populares se han ganado el derecho a gobernar, aunque a muchos no nos guste y muchos otros no lo comprendan, y tienen derecho a hacerlo.

Otra cuestión es como van a gobernar. La victoria ha sido por la mínima por lo que les espera un gobierno seguramente minoritario, con el único apoyo de su grupo, basado en una investidura también por la mínima en la que tendrán que negociar apoyos y abstenciones del Centro Derecha. Es impensable que la izquierda, PSOE y UnPo, les de su apoyo ni siquiera con la abstención por lo que C´s, como partido más afín, tendrá que hacer la mayor parte del gasto. El PNV y los partidos canarios, todos de centro derecha, podrían completar los votos necesarios para la investidura que, además de asuntos programáticos, incluirán la elección del gobierno incluido la presidencia y temas relacionados con la agenda vasca y la canaria, que justifiquen el apoyo a la investidura de estos partido. Seguramente será una legislatura corta aunque eso nunca se sabe.

Un último efecto del 26J puede producirse en el interior de los partidos. Es casi imposible, por más que Cs insista, que un Rajoy triunfador entregue su cabeza. Tendrá que prescindir de los ministros más talibanes de su gobierno, Fdez Diaz, del equipo económico y de algunos más. En Cs Rivera parece muy consolidado a pesar del resultado y en UnPo, el gran derrotado del 26J, deberían irse los caudillos perdedores con Pablo Manuel I a la cabeza, pero no caerá esa breva. Tampoco se irá el monaguillo Garzón, aunque hay que esperar que la parte crítica, de IU, que ha tenido la prudencia de no hablar durante la campaña, pida responsabilidades ahora.


Queda por último el PSOE y su S.G. Pedro Sánchez. Los avezados carroñeros de gran parte de la prensa ya están haciendo las mismas originales preguntas de estos dos años a cualquier dirigente socialista que se les ponga a tiro. Son como la gota malaya y con menos imaginación que una almeja. Espero, que nuestros parlanchines barones tengan la boca cerrada, aguarden acontecimientos y no intenten montar una crisis en este momento. Aunque no sea evidente para todos, creo que P. Sánchez ha cumplido minimamente y no tiene sentido que los socialistas empecemos a dispararnos ya unos a otros desde nuestras propias trincheras. Las negociaciones que tenga que haber de cara al nuevo gobierno, las deberá dirigir el actual equipo de dirección, luego, en le Congreso que se celebrará después del verano ya tendremos ocasión de debatir los cambios políticos y organizativos que haya que hacer, y cambiar, si procede al S.G. Espero que los socialistas seamos capaces de evitar el triste espectaculo de coro desafinado de voces que dimos después de las elecciones del 20D.

24 junio 2016

El 26J hay que recuperar todo el voto progresista

Después de cuatro años de gobierno del Partido Popular, en los que España se ha empobrecido hasta limites impensables, los derechos laborales se han reducido a la mínima expresión y el Estado de Bienestar ha sufrido recortes considerables, es necesario que el próximo gobierno tenga un carácter progresista.

Los ciudadanos progresistas no pueden permitirse el lujo de quedarse en su casa, tienen que salir a votar para impedir que el PP pueda volver a gobernar.

Durante muchos años, en España se ha producido una alternancia de gobiernos entre la derecha del PP y la izquierda personalizada en el PSOE, sin embargo, la crisis económica y los errores del gobierno de Zapatero, tanto en la gestión de la crisis como en las formas de resolverla y de comunicarlo a la ciudadanía, han pasado una factura que sigue vigente seis años después, y hace que muchos ciudadanos de izquierdas sigan desconfiando del PSOE.

Al calor de la crisis han surgido nuevos partidos en la derecha y en la izquierda, que pretenden ofrecer nuevas alternativas de gobierno. Por centro derecha ha aparecido un partido de moderado de orientación liberal que ha hecho bandera de la honestidad y la regeneración. Espero sinceramente que Cs sea capaz de conseguir el mejor resultado posible y reste muchos representantes al PP en el sector conservador de la sociedad.

Pero la preocupación está también en el sector progresista. La aparición de un partido de corte populista y programa contradictorio, al que los sondeos auguran unos buenos resultados, pone en riesgo las posibilidades de tener un gobierno solvente que recupere el terreno perdido y que no  haga políticas disparatadas que pongan más en riesgo todavía la estabilidad política y social de nuestro país.

Por ejemplo, la propuesta de referendums a la carta en diversas CC.AA. abre un melón difícil de cerrar ya que los aliados regionales de Podemos en Cataluña, Galicia, Valencia y Euskadi, difícilmente van a admitir que no se cumpla ese punto y eso condiciona cualquier posible pacto. Las desmesuras económicas o las frivolidades europeas sobre salida del euro o de la propia Unión, en un momento crítico en que se acaba de producir el Brexit, son otros puntos complicados de resolver.

Pero lo más inquietante de Podemos son sus continuas contradicciones, la facilidad con que de un dia para otro y de un lugar a otro, cambia de opinión, y su falta de lealtad genética que hacen que sea un aliado poco deseable en el que no se puede confiar.

Una victoria en la izquierda de Un-Po daría a Pablo Manuel I el derecho a intentar formar gobierno, si Rajoy, como ha declarado, renuncia a intentarlo. Esa posibilidad abre un riesgo de casi las mismas proporciones que un gobierno del PP.

Por eso, todos los progresistas que todavía tienen dudas, que pueden estar pensando en abstenerse, votar en blanco o a cualquier opción simbólica sin posibilidades reales, deberían considerar seriamente, aunque sea con poco entusiasmo, la opción de confiar en el Partido Socialista.


Esta reflexión va dirigida especialmente a antiguos votantes del PSOE, que se vieron deslumbrados en diciembre por los fuegos artificiales de Podemos, pero también a los votantes de otros partidos como IU que fueron traicionados por un pacto que les va a quitar protagonismo político y a poner en riesgo su propia continuidad. Un pacto realizado por quien no puede menos que ser considerado un submarino de Podemos. Deberían recordar los votantes de IU los años largos y fructíferos años de de pactos municipales con el PSOE por un lado y por otro  el papelón que hizo Tania Sánchez, apoyada por A. Garzón,  en las elecciones autonómicas de Madrid, que dejó a IU sin representación regional y al gobierno madrileño en manos de Cristina Cifuentes. 

El acuerdo de IU con Podemos va a dejar a IU con un número de representantes similar al que tendría si se hubieran presentados solos, pero en un papel de comparsa, sin grupo parlamentario propio. Seguramente escucharemos después del 26J, los llantos y las acusaciones de conspiración cuando IU, Las mareas o en Comú, vuelvan a ser una parte marginal del grupo parlamentario podemita.

20 junio 2016

Voto útil, del miedo y otras modalidades de votación.

Llegados al ecuador de la campaña, empiezan a aparecer las apelaciones al voto útil, hechas, en este caso, por los dos partidos extremos del espectro parlamentario, PP y UnPo, con objeto de fortalecer la pinza fáctica que han diseñado.

Lamentablemente para ellos, el voto útil en esta ocasión es totalmente innecesario. En un sistema electoral proporcional con fuertes correcciones territoriales, votar  a un partido pequeño, como podrían ser IU o UPyD  hace cuatro años, en algunas provincias con pocos representantes, no tenía utilidad real pues esos votos no podían traducirse en diputados. Por eso, votar a estos partidos era, en la práctica, una forma de votar en blanco.

Sin embargo el cuatripartito que tenemos actualmente a nivel estatal ha cambiado las cosas y las provincias que eligen pocos diputados, ya no son un coto exclusivo del PP y el PSOE. En una provincia pequeña que elija solo tres diputados, para que un partido obtenga dos representantes tiene que doblar en votos al tercer partido, por ello es previsible que en casi todas las provincias pequeñas se repartan los diputados entre tres partidos y en muchas de cuatro o cinco, obtengan representación los cuatro. Salvo Ceuta y Melilla que solo eligen un diputado y Soria que elige solo dos, el voto en las demás provincias es siempre útil pues el equilibrio de fuerzas hace que cualquiera de los cuatro grandes partidos pueda obtener representación. Por tanto, el recurso al voto útil en estas elecciones no es más que una trampa para ingenuos e ignorantes, que seguramente tendrá poca eficacia.

Otra cosa distinta, es el voto del miedo a Podemos  al que está recurriendo el PP, pero que también afecta a los electores de otras tendencias. La afirmación de Alfonso Guerra de que, según sea el momento, Unidos Podemos es socialdemócrata, anticapitalista, comunista o bolivariano, es muy acertada y provoca muchas dudas y temores entre los electores progresistas, hasta el punto de que el nivel de rechazo de Pablo Manuel I., es comparable al de Mariano Rajoy.

Pero no se trata solo de calificarlos de bolivarianos y de acusarlos de apoyarse en modelos fracasados como los de Venezuela o Grecia, se trata, fundamentalmente, de lo que algunas propuestas incrustadas en sus programas ocultan con mucha frecuencia y solo publicitan en los ambientes que consideran propicios.

La primera de estas propuesta es su modelo de Estado, con la convocatoria de múltiples referendums a la carta que no solo complican encontrar una salida justa y solidaria para Cataluña sino que, además, agudizan el problema donde estaba mas calmado, Euskadi, y lo crean donde prácticamente no existía Valencia y Galicia. Un autentico disparate.

El segundo tema inasumible, es su propuesta semioculta pero documentada, de salir del euro y de la Unión Europea que nos devolvería a la España de la autarquía. Si el Brexit es un grave riesgo para un país mucho más desarrollado que nosotros, el "Espexit" nos llevaría a una situación lamentable. Sus amigos los griegos han asumido la intervención directa de la troika con grandes recortes, antes que proponer la salida de la UE que propugnaba Varoufakis.

El tercer gran escollo es su propuesta económica con un nivel de gasto de 60.000 M€, inasumible tanto para España como para la Comisión Europea.

Por tanto, el voto del miedo a un gobierno de UnPo, está plenamente justificado por estas propuestas tan fuera de lugar. Lamentablemente, el miedo a UnPo no es exclusivo de la derecha, también hay muchas reticencias en el electorado progresista.

La continuidad de la derecha tampoco es una buena alternativa, pues sería validar el estado de miseria y pobreza a que nos han llevado los cuatro años de recortes, desmantelamiento de los servicios públicos y desregulación laboral del gobierno de Rajoy.

Muchos ciudadanos ya tenemos decidido nuestro voto, pero muchos otros todavía tienen dudas sobre a quien votar. El PSOE perdió la confianza de muchos de ellos en Mayo de 2010, hace seis años, y todavía no se ha recuperado. A estos ciudadanos que dudan hay que pedirles su voto aunque nos voten sin entusiasmo, pues en el PSOE hemos hecho un gran esfuerzo en los últimos años y estamos en condiciones de ofrecer un gobierno limpio y eficiente, que permita recuperar el estado de bienestar y los derechos perdidos. 

Este apoyo, incluido el de muchos "votantes huérfanos" que anteriormente votaron a IU o a UPyD, o al propio UnPo, es imprescindible para evitar por un lado que el PP siga gobernando y por otro que los "nuevos salvadores" de la patria tomen algunas decisiones que  también lleven a España a la ruina.


En la situación política actual es casi imposible que un solo partido obtenga mayoría absoluta, por lo que será imprescindible formalizar pactos, que forzosamente, tendrán carácter transversal. 

Descartado la  "Gran Coalición" con el PP, nos queda un esquema similar al que planteamos antes de la sesión de investidura, que incluya a Cs, con el que ya se ha demostrado que es posible llegar a acuerdos y a UnPo, si renunciase a los planteamientos antes mencionados: referendums autonómicos y salida de europa, y ajustase a dimensiones realistas sus propuestas económicas y fiscales.

Para hacer un pacto positivo es necesario que el PSOE mejore sustancialmente sus resultados, si UnPo tuviera mas representantes que el PSOE el pacto sería mucho más difícil. En cualquier caso, que el PSOE y UnPo compartan gobierno parece muy poco factible, sería mas probable, si las condiciones se cumplieran, un simple acuerdo de investidura en uno u otro sentido.  


15 junio 2016

A vueltas con los pactos postelectorales

Parafraseando al Cholo Simeone, hay que ir partido a partido sin hacer previsiones de futuro que puedan ser castillos en el aire. Este comportamiento vale tanto para la competición futbolística como para las previsiones del 26J.

Por más que se empeñen los medios de comunicación, que muchas veces quieren ser, no el cuarto poder, sino el primero, segundo y tercero simultáneamente y con competencias inquisitoriales de quemar en la hoguera a quien les parezca, no se puede hablar en serio de pactos postelectorales hasta que no se conozca el resultado real de las elecciones. Lo demás son castillos de naipes que se caen al menor soplido.

No obstante, los electores tienen derecho a saber que va a pasar con su voto, si por medio de pactos va a acabar sirviendo para apoyar a un partido que no les parece conveniente.

Cuando colaboras en la campaña electoral de un partido, en mi caso el PSOE, repartiendo propaganda en la calle, adquieres una experiencia que, aunque sea subjetiva, es significativa. Hay ciudadanos que te cogen la propaganda por simple cortesía, otros con asentimiento, indicando que son simpatizantes de tu partido y otros por último que la rechazan, casi siempre con buenos modos. Entre los ciudadanos que se identifican como votantes socialistas algunos te hacen comentarios políticos y entre estos comentarios, es bastante frecuente que te adviertan de su oposición a que se pacte con Podemos, indicación clara del nivel de rechazo que tiene este partido y su máximo dirigente entre los votantes socialistas y que, según el sondeo CIS, es  similar al que tiene Rajoy y el PP.

Hay mucha gente que no quiere pactar con un partido del que no se fían pues ya ha intentado en varias ocasiones robarnos la cartera. El número de socialistas que hemos cambiado de opinión sobre posibles pactos desde el 20 de diciembre es muy alto. En aquel momento las preferencias para pactar eran con Podemos por coincidencias programáticas pero tras las trampas, insultos, engaños y deslealtades de Pablo Manuel I. y su séquito, simplemente no nos fiamos. No se puede pactar si no hay confianza mutua y con Podemos se ha perdido completamente.

Los posibles pactos dependeran de los resultados electorales, que, probablemente, no diferirán mucho de los 25D:
  • PP                     28,72 %
  • PSOE                 22,01 %
  • Cs                     13,93 %
  • UnPo                24.33 % (20,66 % de Pod+ 3,67 % de IU)
Nótese que el llamado sorpasso de UnPo, ya se dio en diciembre (sumando los dos grupos de la coalición) y ahora lo que puede pasar es que lo pierdan, si no consiguen mantener los mismos resultados.

Por efecto de la ley electoral, UnPo tendría una mayor representación con el mismo resultado de diciembre, quitando representantes a los otros partidos. Ahora bien, el barullo ideológico y programático de UnPo y las contradicciones ideológicas que hay entre ellos, es muy posible que tengan un efecto negativo y tengan muchas dificultades en alcanzar el 24% que obtuvieron en diciembre.

El resultado de las elecciones del 26J se medirá por la modificación que tengan los porcentajes de votación de cada partido, dando por hecho que si UnPo obtuviese menos representantes de los 71 de diciembre, el batacazo sería espectacular.

No parece muy probable que las variaciones sean grandes, por lo que va a ser muy difícil formar coaliciones de dos partidos que tengan la mayoría suficiente, salvo la gran coalición PP-PSOE, que los socialistas rechazamos de forma absoluta.

En estas condiciones, para evitar unas terceras elecciones, no parece haber muchas opciones, sin que nadie tenga que violentar sus principios:
  • Un acuerdo a tres, apoyando un gobierno de tipo técnico presidido por una persona de consenso.
  • La propuesta que recientemente ha hecho Jordi Sevilla: compromiso a dejar gobernar en minoría a la coalición que obtenga mayores acuerdos parlamentarios. Para ello los dos partidos que no formen parte de esa coalición tendrían que abstenerse y controlar al gobierno desde el parlamento.
De las tres posibles coaliciones, excluida la gran coalición, PP-Cs, PSOE-Cs y PSOE-UnPo, creo que la que mejor responde a los intereses de España es la que intentó Pedro Sánchez en la legislatura anterior, un pacto de progreso entre las fuerzas del cambio nucleado en torno al PSOE y Cs. Este pacto tendrá mucha más fuerza  si el PSOE fuera el partido más votado.



02 junio 2016

Movimiento político y social

Quiero empezar precisando, para evitar malos entendidos, que esta reflexión no la hago como militante socialista, que, tal vez, debería evitar opinar sobre los conceptos de otros partidos, sino por mi participación, desde la base pero de forma activa, en el nacimiento de Izquierda Unida. En cualquier caso, la libertad de opinión nos ampara a todos.

La afirmación del nuevo líder de Izquierda Unida de que su estrategia consiste en convertir a IU en un movimiento político y social, me rejuvenece casi cuarenta años, pues la primera vez que escuché utilizar estos términos, fue a finales de la década de los 70 del pasado siglo cuando, en el proceso de constitución legal de los sindicatos, algunos dirigentes teorizaban sobre el carácter de movimiento político social de CC.OO., que, se suponía, trascendía a la estructura de un sindicato clásico, como UGT. Aquello quedó en nada, más allá de la afirmación retórica.

La siguiente ocasión que recuerdo que se teorizase con este concepto fue en la época en que Julio Anguita fue coordinador general de IU.

IU se fundó en 1986, al calor de las manifestaciones anti OTAN, pero como consecuencia tardía del batacazo electoral del PCE en 1982, cuando quedó reducido a la mínima expresión. Muchos militantes comunistas, los carrilistas de los 70, consideramos que el PCE tendría que dejar paso a un nuevo partido de izquierda con una estructura más democrática y moderna, a la manera en que se estaba haciendo en Italia. El intento de Carrillo antes del 82 de compatibilizar un apoyo absoluto a la democracia social en España, con unas estructuras de partido rígidas y autoritarias, está en la base de la crisis del PCE que explotó en el XI congreso de 1983, con la salida del sector prosoviético, que constituyó un nuevo partido, y en la posterior expulsión de Santiago Carrillo en 1985.

La vocación de IU de convertirse en un nuevo partido se frustró en seguida con la elección como secretario general del PCE y coordinador general de IU de Julio Anguita.

Anguita empezó por readmitir a los prosoviéticos del PCPE en el PCE, con lo que reforzó el sector inmovilista. Su planteamiento en relación a IU, fue convertirla en una extensión subordinada ideológicamente al PCE, que sería el alma de la coalición. Para ello rescató del baúl de los recuerdos el término "movimiento político y social", que con una ambigüedad calculada, permitía la existencia del PCE en su seno, y de paso impedía que IU se convirtiera en un partido político con todas sus consecuencias.

La evolución posterior de IU ha hecho que surjan en su interior otros partidos, opción que, por cierto, se nos negó a Nueva Izquierda en su momento, y el debilitamiento del PCE como partido, ha hecho que la coalición haya estado en muchos momentos como "pollo sin cabeza."

La teoría del "nuevo Anguita" del siglo XXI, Alberto Garzón, de recuperar el término de movimiento político social, junto con la fusión con otra entidad de las mismas, o incluso más difusas características, como Podemos, hace que 30 años después, se siga sin saber que es realmente IU.

Unidos Podemos, "UnPo", es una entidad difusa y confusa creada de forma instrumental para recoger el descontento existente en el país y aumentar su representación institucional.