Esperanza Aguirre no ha tardado en presentar batalla a la posibilidad, que cada vez está más clara, de que Manuela Carmena sea elegida alcaldesa de Madrid con el apoyo del PSOE.
Su primera tesis, pues ha habido una segunda y puede que falten algunas más, recupera de alguna manera la teoría de la Gran Coalición que algunos periodistas y empresarios pusieron en circulación hace unos meses. Para ella Podemos y las candidaturas ciudadanas asociadas a ellos representan un giro bolivariano, o soviético, o cualquier otro calificativo que se le ocurra, que pretende acabar con la democracia española del 78 y por tanto necesitan una cuarentena sanitaria que impida cualquier acuerdo con ellos, tesis parecida a la que se mantiene desde hace unos años en Euskadi y Navarra, con los partidos abertzales más o menos asociados a ETA. La teoría ha sido aceptada ya por los sectores más reaccionarios del PP y jaleada por los medios habituales de la derecha: ABC, La Razón...
Aguirre, con la habilidad que la caracteriza, invierte la carga de la prueba, ya que lo que realmente es nocivo para la democracia española es la golfería sistémica que el PP ha protagonizado en muchos Ayuntamientos y CC. AA. de España y que no se corrige solo con buenas intenciones, necesita, además, de una larga temporada en la oposición sin acceso a fondos ni contratos públicos.
Los pactos de investidura o de gobierno se hacen entre partidos que tienen suficientes afinidades programáticas para compartir la gestión o el apoyo a un equipo de gobierno y en ellos se tienen en cuenta también las coincidencias sobre aspectos negativos.
La política de recortes y restricciones de programas sociales, educativos y sanitarios y la corrupción generalizada y sistemática en muchos ayuntamientos, CC.AA. y órganos de dirección del PP, obligan a considerarlas como temas de primer orden, y justifican que se comparta una fuerte oposición a que el PP se mantenga en los gobiernos locales y regionales.
La política de recortes y restricciones de programas sociales, educativos y sanitarios y la corrupción generalizada y sistemática en muchos ayuntamientos, CC.AA. y órganos de dirección del PP, obligan a considerarlas como temas de primer orden, y justifican que se comparta una fuerte oposición a que el PP se mantenga en los gobiernos locales y regionales.
¿Tiene razón E. Aguirre con la calificación de Podemos como partido antisistema? ¿Favorecemos los socialistas con un acuerdo con ellos, la demolición del sistema constitucional del 78?
Hace unos meses, cuando Podemos irrumpía con fuerza en los sondeos de opinión, recordaba el cuento hindú de unos ciegos que describían de forma muy distinta a un elefante, dependiendo de la parte que cada uno había tocado. La imagen hoy sigue siendo la misma, incluso más acentuada.
Podemos ha hecho una campaña oportunista, intentando captar votos de muchos ámbitos, primero tuvo un discurso muy radical, anticasta, luego dijo ser el centro del tablero, después se definió como socialdemócrata para finalmente, volver al radicalismo. Esas variaciones en el mensaje, además de un aspecto muy tactista, revela fuertes contradicciones internas, fruto de la gran variedad ideológica de sus miembros. Por otro lado tienen muy poca experiencia práctica que hay que podrán superar cuando aterricen realmente en las instituciones. En el lado positivo, parecen conservar intacta su honestidad que, aunque adobada con cierta ingenuidad, es un valor muy positivo en estos momentos.
En estas elecciones, Podemos ha sustituido a IU como fuerza de izquierdas y pactar con ellos es una versión actualizada del antiguo pacto municipal PSOE- IU. En cuanto al modelo de pacto, de gobierno o solo de investidura con acuerdo programático, dependerá de las circunstancias de cada institución aunque, como norma general, parece más prudente, al menos en primera instancia, no mezclar culturas en los gobiernos y limitarse a pactos de investidura, en el gobierne el partido que haya tenido más apoyo ciudadano. Este pacto tendría que extenderse al resto de la izquierda: IU, EQUO, Compromis, CHA, BNG...
Los pactos que el PSOE ha tenido históricamente con partidos regionales como C.Canaria o el PRC de Cantabria, habría que renovarlos en condiciones parecidas.
En cuanto al pacto con C´s es más complicado. Sus afinidades en política económica con el PP son evidentes pero son contrarrestadas por sus posiciones diametralmente opuestas en temas de transparencia y corrupción. Habría que esperar que favoreciesen aunque solo sea para evitar contaminarse, los pactos de progreso en Ayuntamientos y CC.AA. especialmente en Madrid donde por un puñado de votos, IU no ha obtenido representación y la izquierda ha perdido media docena de diputados qu nos darían una mayoría holgada.
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Firma la petición a los partidos de Centro y de Izquierda de Majadahonda para que intenten llegar a un acuerdo de gobierno.
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Hace unos meses, cuando Podemos irrumpía con fuerza en los sondeos de opinión, recordaba el cuento hindú de unos ciegos que describían de forma muy distinta a un elefante, dependiendo de la parte que cada uno había tocado. La imagen hoy sigue siendo la misma, incluso más acentuada.
Podemos ha hecho una campaña oportunista, intentando captar votos de muchos ámbitos, primero tuvo un discurso muy radical, anticasta, luego dijo ser el centro del tablero, después se definió como socialdemócrata para finalmente, volver al radicalismo. Esas variaciones en el mensaje, además de un aspecto muy tactista, revela fuertes contradicciones internas, fruto de la gran variedad ideológica de sus miembros. Por otro lado tienen muy poca experiencia práctica que hay que podrán superar cuando aterricen realmente en las instituciones. En el lado positivo, parecen conservar intacta su honestidad que, aunque adobada con cierta ingenuidad, es un valor muy positivo en estos momentos.
En estas elecciones, Podemos ha sustituido a IU como fuerza de izquierdas y pactar con ellos es una versión actualizada del antiguo pacto municipal PSOE- IU. En cuanto al modelo de pacto, de gobierno o solo de investidura con acuerdo programático, dependerá de las circunstancias de cada institución aunque, como norma general, parece más prudente, al menos en primera instancia, no mezclar culturas en los gobiernos y limitarse a pactos de investidura, en el gobierne el partido que haya tenido más apoyo ciudadano. Este pacto tendría que extenderse al resto de la izquierda: IU, EQUO, Compromis, CHA, BNG...
Los pactos que el PSOE ha tenido históricamente con partidos regionales como C.Canaria o el PRC de Cantabria, habría que renovarlos en condiciones parecidas.
En cuanto al pacto con C´s es más complicado. Sus afinidades en política económica con el PP son evidentes pero son contrarrestadas por sus posiciones diametralmente opuestas en temas de transparencia y corrupción. Habría que esperar que favoreciesen aunque solo sea para evitar contaminarse, los pactos de progreso en Ayuntamientos y CC.AA. especialmente en Madrid donde por un puñado de votos, IU no ha obtenido representación y la izquierda ha perdido media docena de diputados qu nos darían una mayoría holgada.
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Firma la petición a los partidos de Centro y de Izquierda de Majadahonda para que intenten llegar a un acuerdo de gobierno.
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