La incorporación a las listas socialistas de Irene Lozano es una muy buena noticia. Se trata de una persona que ha demostrado mucha capacidad política en la legislatura que ahora termina, en la que ha demostrado ser una brillante parlamentaria.
La inclusión en las listas electorales, del PSOE o de cualquier otro partido, de personas no afiliadas, siempre es una fuente de conflictos, pues los militantes tenemos la tendencia, mas o menos acusada, a considerar al partido como una propiedad privada.
Además de este concepto patrimonial, que llevado al límite puede convertirse en endogamia, la incorporación de Irene Lozano ha tenido dentro del propio PSOE algunas críticas, que han sido extensamente jaleadas por los medios de comunicación que no pierden ripio.
Obviando la utilización de estas criticas en las guerras políticas internas, que sin duda se hará, como se hace de cualquier otra iniciativa valiente, y por tanto arriesgada, es necesario reflexionar sobre los argumentos utilizados en ellas.
El primero ha llegado procedente de algunos significados dirigentes territoriales del PSOE y ha ido en el sentido de preguntarse "porqué se ha incluido en nuestras listas a una persona que nos ha criticado duramente en la última legislatura". Hay que tener en cuenta que muchas de sus críticas han tratado temas sobre los que los socialistas no podemos estar orgullosos, como la corrupción de los ERES de Andalucía y otros asuntos similares. Nosotros mismos hemos condenado esas conductas aunque, como venían de nuestras propias filas, lo hemos hecho con cierta sordina, mientras que los representantes de otros partidos han sido mucho más contundentes.
Lamentablemente, en España hay un exceso de sobreactuación en el debate político y se pasa con mucha facilidad de las criticas a las descalificaciones generales. Si recurriésemos a la hemeroteca, no sería posible ningún tipo de acuerdo, pues las descalificaciones mutuas entre lideres que finalmente están destinados a entenderse, son permanentes.
En el caso de Irene Lozano puede aplicarse lo que, en términos futbolísticos, se ha llamado efecto Figo, cuando jugaba en el Barcelona defendía al Barcelona y cuando jugaba en el Madrid defendía al Madrid y esa aparente contradicción puede mantenerse, con total honestidad, también en el campo político. Irene ha defendido hasta el final las ideas de UPyD, una vez que UPyD ha adoptado un camino que ella no comparte se ha desvinculado de ellos y tiene todo el derecho a adoptar el suyo propio.
La aceptación de la propuesta socialista tiene riesgos, tanto para ella, no va a tener nada fácil incorporarse a un GP con unas estructuras muy consolidadas, como para el propio PSOE, pero los beneficios que se pueden obtener de incorporaciones como la suya, hacen que los riesgos asociados a ellas merezcan la pena.
Un segundo argumento de crítica viene de la queja, de carácter corporativo, de que la inclusión de personas no militantes como Irene, o la comandante Zaida Cantera, quita oportunidades a los militantes del partido, en este caso a las mujeres dado el sexo de las dos candidatas. Este argumento tiene mucho de "patriotismo de partido", y pone en riesgo la oxigenación que de forma imprescindible nos tienen que proporcionar compañeros no militantes como las ahora incorporadas o la anterior de A. Gabilondo en la Comunidad de Madrid.
Desde el punto de vista de mejorar la presencia de mujeres en el parlamento, la inclusión de Irene tendrá un efecto indirectamente positivo, pues la compañera sustituida, Luz Rodriguez, ha pasado a encabezar la lista de Guadalajara sustituyendo a su vez a un compañero varón que ha renunciado, con lo que el resultado final será una mujer más en el nuevo parlamento.
Hay un último argumento que no tiene que ver con las característica de los candidatos incorporados: Los procedimientos utilizados. En el PSOE tenemos una asignatura pendiente en los procesos de elaboración de las listas pues el papel asignado a los militantes del partido es prácticamente irrelevante. Si las primarias para elegir al cabeza de listas necesitan mejorarse reduciendo el número de avales, el proceso de participación en la formación de las listas hay que hacerlo entero, tanto para el parlamento nacional como para CC.AA. y ayuntamientos.
El caso de la lista de Madrid, es especialmente complicado por tener un importante valor simbólico al ser la que encabeza el candidato a la presidencia del gobierno.
La lista madrileña es también, el lugar mas adecuado para incorporar a los invitados de prestigio que no tienen carnet socialista.
Por otro lado, Madrid es un distrito electoral muy grande y necesariamente, tiene que dar cobijo a compañeros de otras regiones que, por motivos diversos, no han podido ir por sus distritos y que, por su experiencia y capacidad, sea muy conveniente que estén en el parlamento, hay que equilibrar experiencia y renovación en las listas socialistas.
Por último, los militantes madrileños tenemos que tener reconocido el derecho de poder incorporar nuestros propios candidatos en los puestos de privilegio.
Todo esta complejidad no es nada fácil de resolver aunque, si hay que señalar que los procedimientos seguidos ahora, y en su momento, los que se siguieran con A.Gabilondo, son manifiestamente mejorables.
Para Majadahonda la incorporación de Irene Lozano es una noticia de doble valor positivo pues ha vivido toda su infancia y primera juventud en nuestro municipio por lo que hay que darla la bienvenida desde el punto de vista general y, también, desde el local.