El resultado de las elecciones generales de diciembre, produjo una situación de bloqueo total entre los cuatro principales partidos que, a pesar de los esfuerzos del PSOE y Cs, no pudo romperse y ha sido necesario una nueva convocatoria electoral el próximo 26 de junio.
Todavía no ha empezado la campaña y los comentarios negativos sobre la política, los políticos, la inutilidad de las elecciones son el pan de cada dia. Los medios de comunicación amarillos, especialmente la cadena de TV verde, no cesan de fustigar a los representantes que parecen cada vez más muñecos de pin pan pun para que estos nuevos inquisidores hagan sus gracietas.
Aparecen en las redes sociales extravagantes propuestas para que los diputados devuelvan lo que han cobrado, pues no han hecho un trabajo útil, se eviten buzoneos cartelería y banderolas, so pretexto de ahorrar en gastos electorales, y circulan culebrones demagógicos, en los que colaboran muchas veces gente bien intencionada, que invitan a que no se les mande propaganda y se utilice ese dinero para sanidad y educación. Evidentemente la factura en democracia en los tiempos de la dictadura, era mucho más reducida.
Toda esta ofensiva tiene un fin principal: favorecer la abstención y que vuelva a ganar la derecha y un riesgo asociado: desprestigiar la democracia.
La nueva situación política creada por el tetrapartidismo, por cierto muy celebrado en su momento por aquellos que vituperaban de forma inmisericorde el "nefasto bipartidismo" anterior, es compleja y no fácil de resolver. Solo Pedro Sánchez y el PSOE han tenido la audacia de proponer una solución transversal que hubiera permitido avanzar en sentido positivo.
Conseguir que Cs llegase a un pacto con el PSOE y se alejase de su alianza natural con el PP, es un logro que no se ha sabido valorar, y que muchos "analistos" han considerado imposible y han estado a punto de estrellarse. Lamentablemente la demagogia, el oportunismo, la prepotencia y otras virtudes que adornan a Podemos y a su líder Pablo M. Iglesias han impedido llegar a un acuerdo.
La ciudadanía tiene motivos para estar disgustada, la corrupción y el mal gobierno del PP han llevado a mucha gente a una situación límite y la falta de acuerdo augura que las propuestas positivas que pudieran salir de un nuevo gobierno limpio y progresista, tendrán que esperar unos meses más, en los que seguiremos con Rajoy como presidente en funciones.
Ese cabreo de la ciudadanía se quiere orientar hacia la abstención para favorecer el gobierno de la derecha una vez más.
Por eso es necesario que los ciudadanos progresistas salgan a votar masivamente el 26 de junio porque la derecha nunca se abstiene.