Entre las diferencias que hay entre un partido que ha gobernado, y que piensa volver a gobernar, un partido mayoritario en definitiva, y los partidos pequeños que no han gobernado nunca, y que tienen muy difícil hacerlo alguna vez, está la responsabilidad de velar por la estabilidad de los países y sus instituciones, que implica, entre otras cosas, no tomar de forma frívola decisiones populistas que, si las adoptase un partido con vocación de gobierno, podrían tener graves consecuencias.
Un partido pequeño puede permitirse el lujo de tomar decisiones totalmente demagogicas y populistas sin riesgo de que pase nada irreparable, mas allá de la consideración que sobre ellos pueda tener la ciudadanía, los partidos de gobierno difícilmente pueden permitirse esas veleidades.
El papel que ha desempeñado como jefe de la oposición A.P. Rubalcaba en estos años es un ejemplo de estos costes al mantener una posición equilibrada entre criticas, a veces muy duras, a la política del gobierno popular y posiciones constructivas en otros aspectos. Especialmente, ha sido ejemplar el papel jugado durante el proceso de abdicación del Rey, evitando cualquier demagogia fácil como han hecho algunos partidos minoritarios sin responsabilidades, incluido y eso es mas sorprendente los nacionalistas catalanes que en otras ocasiones han tenido posiciones equilibradas.
Esta posición nos ha costado recibir criticas de bipartidismo y de formar parte de "la casta", que tienen una fuerte carga demagogica y oportunista. Es el coste de ser un partido mayoritario y de gobierno.
La constitución del nuevo parlamento europeo ofrece una nueva ocasión para decidir entre una postura ideológica y otra mas realista, de acuerdo con las circunstancias políticas.
Según el tratado de Lisboa, el presidente de la Comisión es elegido por el Parlamento por mayoría absoluta, a propuesta del Consejo. Esta norma hizo que el 25M presentaran candidato a la presidencia de la Comisión cinco grupos políticos europeos. Tras las elecciones, empezaron a aparecer las dificultades, la primera en el Consejo Europeo, que tiene que realizar la propuesta para presidente de la Comisión. Parecía evidente que el Consejo no tendría mas remedio que proponer al ganador de las elecciones europeas, pero no fue fácil, porque el Reino Unido, con su habitual posición de frenar el desarrollo europeo, se opuso con uñas y dientes, amenazando incluso con abandonar la Unión Europea.
Finalmente se impuso la cordura. proponer a otra persona hubiera sido un dislate, y se propuso como candidato al popular J.C. Juncker, cabeza de lista del PPE, que gano las elecciones, que aunque de derechas, defiende un concepto federal para Europa.
La segunda dificultad está ahora en conseguir la mayoría absoluta de 376 votos.
Los 751 diputados europeos se distribuyen del siguiente modo:
La alianza lógica entre los partidos conservadores, ganadores de las elecciones, se reduciría al PP junto con los liberales, pues en el resto de la derecha hay muchos euroescepticos e incluso fascistas, con los que no se pactaría. Esta alianza conservadora suma 278 escaños.
Una posible alianza progresista (Socialdemócratas, Verdes e Izquierda europea) sumaria 288.
La única opción mayoritaria posible es un acuerdo de Populares, Socialdemócratas y liberales, que suma una mayoría de 469.
Si no se alcanzase esta mayoría el tema volvería al Consejo para que propusiera otro candidato, que ya no tendría que ver con los resultados electorales, con lo que se habría perdido una oportunidad histórica de que Europa avanzase por la senda de una mayor democracia.
Hay que tener en cuenta que estos tres grupos son los que han construido la Europa actual, con sus debilidades y fortalezas.
Con esta opción, la única posible, volverá la critica al bipartidismo y toda la retahíla asociada y a la costumbre del reparto de puestos, pues la elección de Juncker ha llevado asociada la de Martin Schultz para presidente del parlamento y queda por negociar el representante para asuntos exteriores y algunos otros puestos.
Pero así es Europa, con 28 países muy distintos, y así avanza por mucho que algunos quisiéramos ir mas deprisa.
En estas condiciones ¿Que postura deberían tomar los eurodiputados del PSOE?
La lógica de la posición del grupo socialista europeo, implica votar a Juncker, pero tropezamos con que los socialistas españoles estamos en un proceso de elección directa de un nuevo Secretario General y ninguno de los tres candidatos quiere tragarse ese sapo y se han manifestado contrarios a apoyar al candidato popular, con lo que los eurodiputados socialistas españoles seguramente se abstendrán. No pasa nada grave pues el voto de los 14 socialistas españoles no es imprescindible, así que por esta vez, si no hay cambios de ultima hora, no tendremos que pagar el peaje de ser un partido de gobierno.
Un partido pequeño puede permitirse el lujo de tomar decisiones totalmente demagogicas y populistas sin riesgo de que pase nada irreparable, mas allá de la consideración que sobre ellos pueda tener la ciudadanía, los partidos de gobierno difícilmente pueden permitirse esas veleidades.
El papel que ha desempeñado como jefe de la oposición A.P. Rubalcaba en estos años es un ejemplo de estos costes al mantener una posición equilibrada entre criticas, a veces muy duras, a la política del gobierno popular y posiciones constructivas en otros aspectos. Especialmente, ha sido ejemplar el papel jugado durante el proceso de abdicación del Rey, evitando cualquier demagogia fácil como han hecho algunos partidos minoritarios sin responsabilidades, incluido y eso es mas sorprendente los nacionalistas catalanes que en otras ocasiones han tenido posiciones equilibradas.
Esta posición nos ha costado recibir criticas de bipartidismo y de formar parte de "la casta", que tienen una fuerte carga demagogica y oportunista. Es el coste de ser un partido mayoritario y de gobierno.
La constitución del nuevo parlamento europeo ofrece una nueva ocasión para decidir entre una postura ideológica y otra mas realista, de acuerdo con las circunstancias políticas.
Según el tratado de Lisboa, el presidente de la Comisión es elegido por el Parlamento por mayoría absoluta, a propuesta del Consejo. Esta norma hizo que el 25M presentaran candidato a la presidencia de la Comisión cinco grupos políticos europeos. Tras las elecciones, empezaron a aparecer las dificultades, la primera en el Consejo Europeo, que tiene que realizar la propuesta para presidente de la Comisión. Parecía evidente que el Consejo no tendría mas remedio que proponer al ganador de las elecciones europeas, pero no fue fácil, porque el Reino Unido, con su habitual posición de frenar el desarrollo europeo, se opuso con uñas y dientes, amenazando incluso con abandonar la Unión Europea.
Finalmente se impuso la cordura. proponer a otra persona hubiera sido un dislate, y se propuso como candidato al popular J.C. Juncker, cabeza de lista del PPE, que gano las elecciones, que aunque de derechas, defiende un concepto federal para Europa.
La segunda dificultad está ahora en conseguir la mayoría absoluta de 376 votos.
Los 751 diputados europeos se distribuyen del siguiente modo:
VOTOS POR GRUPOS EN TOTAL EUROPA | ||||
PARTIDO | ESCAÑOS | VOTOS | ||
PPE | 214 | 28.5 % | ||
S&D | 191 | 25.43 % | ||
ADLE | 64 | 8.52 % | ||
OTROS | 60 | 7.99 % | ||
VERDES/ALE | 52 | 6.92 % | ||
CRE | 46 | 6.13 % | ||
GUE/NGL | 45 | 5.99 % | ||
NI | 41 | 5.46 % | ||
EFD | 38 | 5.06 % |
La alianza lógica entre los partidos conservadores, ganadores de las elecciones, se reduciría al PP junto con los liberales, pues en el resto de la derecha hay muchos euroescepticos e incluso fascistas, con los que no se pactaría. Esta alianza conservadora suma 278 escaños.
Una posible alianza progresista (Socialdemócratas, Verdes e Izquierda europea) sumaria 288.
La única opción mayoritaria posible es un acuerdo de Populares, Socialdemócratas y liberales, que suma una mayoría de 469.
Si no se alcanzase esta mayoría el tema volvería al Consejo para que propusiera otro candidato, que ya no tendría que ver con los resultados electorales, con lo que se habría perdido una oportunidad histórica de que Europa avanzase por la senda de una mayor democracia.
Hay que tener en cuenta que estos tres grupos son los que han construido la Europa actual, con sus debilidades y fortalezas.
Con esta opción, la única posible, volverá la critica al bipartidismo y toda la retahíla asociada y a la costumbre del reparto de puestos, pues la elección de Juncker ha llevado asociada la de Martin Schultz para presidente del parlamento y queda por negociar el representante para asuntos exteriores y algunos otros puestos.
Pero así es Europa, con 28 países muy distintos, y así avanza por mucho que algunos quisiéramos ir mas deprisa.
En estas condiciones ¿Que postura deberían tomar los eurodiputados del PSOE?
La lógica de la posición del grupo socialista europeo, implica votar a Juncker, pero tropezamos con que los socialistas españoles estamos en un proceso de elección directa de un nuevo Secretario General y ninguno de los tres candidatos quiere tragarse ese sapo y se han manifestado contrarios a apoyar al candidato popular, con lo que los eurodiputados socialistas españoles seguramente se abstendrán. No pasa nada grave pues el voto de los 14 socialistas españoles no es imprescindible, así que por esta vez, si no hay cambios de ultima hora, no tendremos que pagar el peaje de ser un partido de gobierno.