Esta actitud del PP de moverse como "pollo sin cabeza" o, lo que es peor, tener como mascarón de proa de su estrategia a una presidenta tan pintoresca como Isabel Diaz Ayuso (IDA) hace pensar que , a nivel nacional, el PP es actualmente poco más que una china en el zapato, molesto pero no grave.
Aunque las últimas encuestas publicadas le dan el primer puesto en intención de votos, hay que considerar que son encuestas "de la señorita Pepis" con escasas muestras, sin información detallada y hechas por medios afines a la derecha: El Mundo, ABC, La Razón, Ok diario...., además se han presentado en un momento en el que no hay ninguna perspectiva electoral por lo que sus estimaciones pierden mucho valor. Esas encuestas con muestras tan escasas solo pueden dar una orientación global a nivel nacional pero la atribución de escaños en 50 distritos es un atrevimiento excesivo que tiene muy poco valor. La única conclusión a tener en cuenta en estos sondeos es que el PP recoge, en primera aproximación, los votos que pierde Ciudadanos debido a su debacle de la que difícilmente se recuperará, cuando se acerquen las convocatorias electorales se podrá comprobar la solidez de estos apoyos.
Además de los sondeos, hay algunos otros indicios que apuntan a que el liderazgo de P. Casado no es excesivamente solido. En un partido cesarista como el PP, en el que se mueve no sale en la foto, las discrepancias suelen mostrarse de forma muy contenida.
En relación con la "Gran Campaña" popular contra los indultos de los políticos catalanes, hay que considerar que los resultados fueron escasos: poca asistencia en Colón, ausencia de los lideres regionales con pretextos variopintos, y pocas firmas en comparación con las que recogieron contra el estatut. En cuanto a algunas de las lamentables proclamas de Casado como últimamente sobre la guerra civil, algunos dirigentes regionales dan la callada por respuesta y otros, como Núñez Feijóo, discrepan, elegante pero firmemente, del análisis de Casado.
Empieza a haber cierta distancia entre Casado y su núcleo próximo: García Egea, Gamarra, Almeida y, con matices, IDA con las organizaciones del PP periféricas, que empiezan a estar a otras cosas.
Este distanciamiento de una parte del PP con su dirección se une a las grandes discrepancias públicas que se han visto recientemente entre Pablo Casado y dos de los habituales compañeros de viaje del PP: La Iglesia y la patronal que, en un ejercicio de pragmatismo, han considerado oportunos los indultos a los dirigentes catalanes, con gran disgusto de Pablo Casado y sus satélites cercanos.
Por eso la pregunta es ¿Adonde va Pablo Casado y no adonde va el partido popular, pues probablemente no vayan al mismo sitio.
El único recurso que le queda a la dirección del PP es el del pataleo que ejercen todos los días contra el gobierno y últimamente también contra la Iglesia y la patronal. La habitual pataleta de váyase señor Sanchez va a durar todavía unos cuantos meses, hasta el final natural de la legislatura a no ser que algún sector del PP o alguno de los poderes facticos de la derecha tomen cartas en el asunto y le fuercen a un giro estratégico hacia la racionalidad.
En este camino hacia no se sabe donde, P. Casado va acompañado de VOX pues está en su misma línea y sorprendentemente, de Ciudadanos que no intenta aprovechar el hueco que deja el PP en la derecha moderada y se limita a hacer coro de sus disparates.
España se enfrenta al resto de la legislatura con un gobierno renovado, apoyos parlamentarios solidos, presupuestos aprobados, proceso de vacunación muy avanzada y ayudas europeas empezando a llegar y todo ello sin una oposición solvente que se limita a patalear, descalificar e insultar.