Blog de Alfredo20032

Comentarios, desde la izquierda, de la actualidad política y social, con referencias esporádicas a otros temas más o menos relacionados.




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22 enero 2017

El amigo americano

El final del mandato del presidente Obama, supone también el final de una época que vamos a echar mucho de menos, tanto por los valores que ha representado durante sus ocho años de presidencia, como por las negras perspectivas que se anuncian con la llegada de su sustituto.

Era evidente que Obama iba a pasar a la historia por ser el primer presidente afroamericano, pero además, ha resultado ser el presidente más progresista de las últimas décadas hasta el punto de que en algunas ocasiones, como en la forma de abordar la crisis económica ha pasado por la izquierda a la Comisión Europea y a muchos dirigentes de nuestro continente. Mientras EE.UU. era capaz de salir de la crisis con medidas expansivas, Europa se sumía en el austericidio y la miseria, con recetas fracasadas limitadas al control del déficit de una forma inflexible.

En otros campos también ha dado muestras muy positivas, como en la salida de Iraq, que le supuso el premio Nobel de la Paz, el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Cuba, el intento firme, aunque finalmente frustrado, de cerrar Guantánamo, su posición favorable a adoptar medidas contra el cambio climático y, en política interior, la puesta en marcha del "Obamacare" para proporcionar asistencia médica a los ciudadanos más desfavorecidos.

Si Obama hubiera tenido mayoría en el Congreso, su presidencia hubiera conseguido logros mucho mayores.

Los españoles progresistas de mi generación,  los que nacimos a mediados del siglo XX, hemos considerado tradicionalmente a los norteamericanos, con cierta simplificación, como unos tipos capitalistas, prepotentes,  incultos y un tanto paletos, difícilmente distinguíamos, más allá de pequeños matices, entre demócratas y republicanos. Obama ha cambiado esta percepción, ahora sabemos que en EE.UU. hay una corriente progresista urbana, a veces incluso de izquierdas, contrarrestada por una derecha rural que habita en la América profunda y que, ayudada por un sistema electoral del paleolítico de la democracia, ha conseguido que un personaje tan estrafalario como D. Trump haya alcanzado la presidencia. lamentablemente Hillary Clinton no ha podido ser la primera presidenta norteamericana.


La presidencia de Trump ha empezado mal para él. Más de medio millón de personas se manifestaron en Washington para defender los derechos de las minorías, mientras manifestaciones similares se organizaron en muchas otras ciudades de EE.UU. y de todo el mundo, lo que indica que la sociedad actual no admite con facilidad los criterios reaccionarios y autoritarios de este presidente. La resistencia ha empezado desde el primer día.

Muy significativo es también el hecho de que hayan sido las mujeres, con su símbolo del gorro rosa, las que hayan iniciado la protesta y que no se hayan limitado a defender solo sus derechos de genero sino que, además, hayan incluido la defensa de los derechos de otros colectivos: étnicos, de orientación sexual o con otras características. Con convocatorias como esta, el movimiento feminista alcanza sus máximas cotas.


30 diciembre 2014

Deshielo entre Cuba y EE.UU.

Los comunicados simultáneos de los gobiernos cubano y norteamericano del pasado 17 de diciembre, en los que anunciaban un próximo acuerdo para el restablecimiento de relaciones diplomáticas, constituyen un acontecimiento histórico de primer orden pues  suponen el principio del fin de los 53 años de bloqueo que EE.UU. impuso a Cuba en 1961.

En los últimos 23 años, desde 1992, la Asamblea General de NN.UU. ha condenado sistematicamente el bloqueo, en los 2013 y 2014 prácticamente por unanimidad, salvo  por el voto en contra de EE.UU. y su aliado de cabecera Israel.

Para mi generación, que en 1959 estaba todavía en la infancia, la revolución cubana ha sido siempre un referente de la dignidad de un pueblo que ha resistido durante muchos años el bloqueo y las amenazas del país más poderoso del mundo.


Ningún pueblo se merece sufrir más de 50 años de aislamiento por defender su independencia política.

La imagen del Che Guevara, que presidía las habitaciones de muchos jóvenes de izquierdas de los años 60 y 70, fue un permanente recordatorio del prestigio que la revolución cubana tenía entre una juventud española inmersa en la dictadura franquista.


Aunque ya en aquellos años, nuestras aspiraciones eran las de socialismo y democracia, simultáneamente, a Cuba siempre se le justificaban sus limitaciones democráticas debido a su situación geoestratégica, en plena boca del lobo.

El transcurso del tiempo ha ido poniendo más en valor la necesidad de que Cuba adopte un sistema democrático, necesidad que no puede ser impuesta desde fuera sino que tiene que ser liderada por el propio pueblo cubano.

La avanzada edad de los hermanos Castro hacía temer que, después de su desaparición por razones biológicas, Cuba pudiera ser colonizada por el poderoso lobby cubano-norteamericano de Miami, los llamados gusanos,  que acabarían con todos los avances conseguidos y volverían a convertir Cuba en una colonia.

El acuerdo EE.UU. -Cuba llega en un momento oportuno, pues, con una administración demócrata en su último período en EE.UU., lo que le concede una mayor libertad de acción, Raul Castro como presidente de Cuba y un entorno en sudamericana muy diferente a las viejas dictaduras militares de hace unas décadas, las posibilidades de recuperar la democracia sin servilismos, son mucho mayores. 

Conviene mencionar en este proceso, la positiva intermediación del Papa de Roma, que en su doble condición de Jefe de Estado y líder religioso de una parte importante de la humanidad, ha sabido salir de los estrechos margenes de la defensa de la estrecha moral católica a que nos habían acostumbrado sus antecesores y ocuparse de contribuir a la mejora de las relaciones internacionales.



ENCUESTA SOBRE POSIBLES PACTOS DE GOBIERNO EN EL LATERAL DERECHO



18 septiembre 2013

Triunfa la posición de Obama en el conflicto de Siria


Los acuerdos de Ginebra, que tendrán que ser ratificados  próximamente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, suponen un gran triunfo de las posiciones defendidas por el presidente norteamericano Barack Obama, aunque muchos medios de comunicación y observadores políticos estén siendo muy poco generosos en sus juicios sobre el Presidente norteamericano y hablen incluso de su derrota y de triunfo de la posición rusa.

Hace pocos días, la intervención militar en Siria de una coalición internacional liderada por EE.UU. parecía inevitable. Obama había conseguido una declaración de apoyo en el G20, a la que finalmente se sumó hasta Alemania que en estos temas, y más en período electoral, suele mirar al tendido. Con los países de la Unión Europea, Turquía, un grupo de países árabes y algunas otras adhesiones, parecía que se formaba la masa crítica suficiente para dar apariencia de legalidad a la intervención.

Finalmente el fantasma de la intervención empezó a alejarse, una sugerencia lanzada por el secretario de estado J. Kerry, fue cogida al vuelo por los rusos que la hicieron suya, y después de varios contactos, se llegó a un principio de acuerdo sobre el desmantelamiento total del arsenal químico de Siria, si la resolución del Consejo de Seguridad no incluía la amenaza de intervención en caso de incumplimiento.

Con estas condiciones el proceso de negociación avanza lentamente, pero avanza, los inspectores de NN.UU. han entregado su informe que confirma lo que ya se sabía: En Siria se ha utilizado gas sarín. Queda por confirmar, por parte de estos inspectores, la autoría del ataque químico, aunque parece bastante claro que ha sido el gobierno sirio, sin perjuicio de que las fuerzas de la oposición también hayan podido utilizar armas químicas en otras ocasiones.

En esta crisis, el presidente Obama ha actuado con responsabilidad y valor además de con mucha inteligencia política.

Responsabilidad porque puede conseguir que, de forma pacífica, se destruya el arsenal químico de Siria haciendo así cumplir el tratado de prohibición de armas químicas.

Valor porque ha sabido cumplir con esta obligación en un ambiente de opinión pública y publicada que, por miedo a una intervención militar similar a la de Iraq, parece dispuesta a mirar para otro lado y dejar sin sanción un flagrante incumplimiento de los tratados internacionales.

Para conseguir este objetivo ha tenido que amenazar con una intervención militar, fuera del paraguas de Naciones Unidas, pues los derechos de veto, existentes en el Consejo de Seguridad, hacen muy difícil sancionar legalmente a un país con "padrinos" que le apoyen.

Dado que la única legalidad internacional es la que marca el Consejo de Seguridad, es necesario cada vez con más urgencia, que desaparezca el derecho de veto, que impide que se actúe con rapidez y eficacia, y que impulsa a buscar otras vías de apariencia más o menos legal.

Una última reflexión sobre esta crisis. Sorprende leer comentarios negativos sobre la actitud de Obama, preguntándose porque no se ha intervenido en ocasiones anteriores relativas a otros países o a otras circunstancias también graves.

La comunidad internacional ha sido capaz, a lo largo de la historia reciente, de suscribir algunos acuerdos, como el de la prohibición de armas químicas y biológicas pero no ha avanzado lo suficiente para condenar de forma legal todas las formas de dictadura y opresión a los ciudadanos que existen en el mundo. El principio de no injerencia siempre ha sido dominante y no existen herramientas de intervención mas allá de la denuncia moral.

Por eso es importante que los pocos tratados que protegen las vidas y los derechos de los ciudadanos del mundo y facilitan la convivencia internacional, se cumplan y no se amparen en la pasividad del pasado para justificar la del futuro.

Naciones Unidas debería progresivamente ir incrementando sus capacidades de intervención con nuevos tratados para tener herramientas para resolver con eficacia y prontitud un mayor número de conflictos.

Por otro lado, parece evidente que en el Consejo de Seguridad no se pueda aplicar directamente el principio de un país un voto, pues el peso de cada Estado miembro es muy diferente. Es pues inevitable y necesario, que la Carta de Naciones Unidas recoja el derecho de los países más fuertes y poblados de tener más peso en las decisiones relativas a la seguridad mundial y eso justifica la existencia de miembros permanentes y que su voto tenga más valor, pero mantener el derecho al veto es excesivo en estos tiempos.